Mi nueva vida

4: ¿Que acaba de pasar?

Eva Taylor:


 

— Me lo había imaginado — dice y sonrió con él.

— Llegamos, este es el hogar donde nací — mira todo con impresión y no lo juzgo porque si yo fuera él también estaría igual, padre al parecer le ha metido más dinero a la casa porque tenemos una nueva fuente.

Bajo y el me sigue con su bolso, entramos y Rodolfo es el que está al otro lado.

— Rodolfo, te he extrañado muchísimo — le doy un abrazo. —, el es mi hermanastros.

— Kenneth Anderson — se presenta y Rodolfo también.

— ¿Y mi padre? — pregunté.

— En la oficina — asentí y subí corriendo.

No toco al entrar y abro la puerta encontrando a mi padre sumido en trabajo.

— Buenos días padre — digo y me acerco para abrazarlo.

— Buenos días mi bebé — besa mi mejilla. —, hace dos días que te fuistes y te veo diferente.

— Estoy igual, por cierto he venido con uno de mis hermanastros — el me mira con recelo.

— Eva aún no los conoces muy bien — dice.

— Son de confiar padre, el me salvó de una pe.... — no seguí la palabra.

— ¿De una qué? — pregunta.

— De una pelea, obvio yo no me deje — digo rápido antes de que el me regañe —, dijo muchas cosas feas de nosotros.

— Espero no volver a saber que estabas involucrada en una pelea — asiento — iré a la empresa, nos vemos en la noche — asiento y me despido de él con un beso en su mejilla.

Padre desde que tengo uso de razón el es muy amoroso, cariñoso y siempre me ha demostrado su amor de mil formas.

Salgo de la oficina y voy a la sala donde deje a Kenneth que de seguro estaba incómodo ya que lo deje solo.

— Kenneth ven te voy a mostrar tu habitación — el prácticamente escapo de las garras de Rodolfo.

— Dios ese señor habla demasiado — reí y el también. — por cierto, podemos dormir juntos en una habitación — volteo a mirarlo y el solo hace ojitos como un niño chiquito.

— Esta bien pero si te pasas te mato y mira que se boxeo — acepte y camine directamente a mi habitación.

— Pense que iba ser color rosita princesa como tus pijamas — comenta y niego.

— Bien estaremos solos hoy, padre ira a la empresa con Rodolfo y la servidumbre está libre hasta la noche que vuelven — notifico abriendo las cortinas pesadas de mi habitación pero no me percató que Kenneth está a un centímetro de mi espalda.

— Solos — repite y yo me humedezco los labios con nerviosismo.

— Si, pero mejor no inventemos nada de la que nos arrepentiremos después ¿Que... — sus manos se posaron en mi cintura y me empujó a su cuerpo— somos hermanastros Kenneth— susurró pero tampoco hago nada para pararlo.

— Un poco — dice, siento sus labios en mi cuello y su cuerpo duro a mi espalda que me hace estremecerme.

Me voltee quedando cara a cara, sus ojos azules brillaban y sus labios carnosos me gritaban que lo besara; yo no di ese paso espere a que él lo hiciera. Me beso intensamente, sus labios suaves se presionaron aún más y gemí, se abrió paso a mi boca entrando con su lengua que danzaron en un baile mojado, sentía que me habían bajado el cielo a los pies sus manos me presionaba las nalgas desnudas a causa de la falda que el había levantado.

— Ya para — susurré y el unió su frente con la mía, estábamos agitado y sus manos estaba en mis mejillas.

Lo que había pasado... digamos que no debía pasar pero paso, eso es lo que sucede cuando mi madre me deja en una casa con muchos hombres, obviamente yo no soy una niña chiquita pero igual.

El se sienta en la cama y yo me acuesto encendiendo la televisión, nadie dice nada solo observamos la televisión en silencio; quedé ansiosa de más pero es peligroso seguir. Veo como su mano esta a centímetros de mi estómago y me muevo un poco dejando menos espacio entre nosotros, soy una sinvergüenza apenas lo conozco... ¿Que más da? no.

Su mano también rueda un poco y llega a mi estómago que está descubierto porque se me subió la blusa, sus dedos comienzan una caricia tras otra y solo lo miro de reojo, yo se lo que quiere pero no estoy segura de dejarlo cruzar esa raya. Me acerco más y él igual hasta que estamos demasiado cerca, lo abrazo y el coloca su mano en mi nalga pero para mí sorpresa siento que su mano derecha está en el medio y yo solo tengo una falda, su dedo frota con suavidad y gimo inmediatamente, lo vuelve hacer y vuelve a pasar, el se voltea y yo quedo boca arriba con su mano entre mis piernas.

— ¿Se siente bien? — pregunta y asiento sin poder contestar.

Abre el cierre que está delante de la falda y la quita, no reniego solo dejo que lo haga, cegada de su toque, la falda llega a parar al suelo y yo solo estoy de piernas abiertas dejando entrar su mano una y otra vez. Termina y la saca, él se levanta y va al baño, sí señores seguramente a eso. ¿Que acaba de pasar? ¿Me he vuelto loca? Yo tengo mi novio.

Me voy al otro baño de afuera y me doy una ducha, no se porque lo deje salir o si eran mis ganas de tonta. Alejo esos pensamientos y decido por hacerme la loca a respecto de lo sucedido, bajo y me doy cuenta que ya anocheció, padre viene entrando y le sonrió.

— Hola padre ¿Cómo te fue? — preguntó dejando un beso en su mejilla.

— Bien princesa — asiento — quiero hablar contigo de algo.

— Puedes decirme lo que quieras — el me sonríe y vamos a su oficina.

— ¿Estas bien viviendo allá? — pregunta.

— Si eso creo, mi cuarto es para mí sola — comento — mi cama es como la de aquí, lo malo es que comparto baño y que voy a una escuela pública pero creo tener que acostumbrarme.

— Te juro que hice todo lo posible por tenerte a mi lado pero fue imposible.... — no lo dejo que diga y lo abrazo.

— No te preocupes que estoy perfectamente y no estoy resentida — rio — estaría resentida si me dices que vivirás o te casarás con tu novia de plástico — el pierde la sonrisa y ya esto se jodió.




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