Estuvimos un rato más callados, solo podíamos oír nuestras propias respiraciones, además de algunos autos que pasaban de vez en cuando. Yo le había contado sobre mi familia, así que me animé a preguntar sobre la suya.
–¿Que me dices tú de tu familia?– dije aún sin mirarlo.
–¿Mi familia?– posó sus orbes verdes en mi, asentí –Pues...son muy estrictos, sobre todo conmigo, no puedo salir muy a menudo, no puedo llegar muy tarde, nada de drogas, bebidas fuertes y esas cosas....– lo miré confundida – Siempre eh sido un buen alumno e hijo, así que no quieren que siga el camino de Chuck– me explicó.
–Debe ser difícil no poder hacer esas cosas solo porque no quieren que seas como Charles.
–Chuck siempre fue un alma libre, aún cuando éramos niños, siempre hacia lo que quería.– pude ver la melancolía en sus ojos– en el fondo siempre quise ser como él.
–Tu siempre vas a ser tú, además no se ve tan bien que andes besuqueandote con cuánta chica se te ponga en frente– dije burlona.
El río por lo bajo –Tienes razón, nunca sería así.
Me alegraba que no siguiera el camino de su mujeriego primo, pero por otro lado quisiera que ese mujeriego primo suyo volviera a besarme.
¿Que cosas pienso?
Nunca me han gustado el tipo de chico malo, con aspecto de naco, que se mete con todas pero no le gusta ninguna y que se la pasa en fiestas; al contrario, mi chico ideal siempre fue uno tranquilo, estudioso, aplicado, sin muchos traumas, alguien que no llamara mucho la atención. Pero nunca encontré ese chico.
Sin embargo había encontrado nuevos amigos, amigos como los que siempre quise.
–¿Crees que ya debemos irnos?– dijo Gus, sacándome de mis pensamientos.
Ya era tarde, lo más sensato era volver a casa, pero yo no quería volver a ese lugar en el cual me sentía tan sola. ¿Que pasaría si no llegaba? No quería ni imaginar lo que haría la señora Olivia si no regresaba.
Por más que quiera quedarme a disfrutar de esa vista por el resto de mis días, debía volver a mi casa.
–¿Me dejarías aquí si te lo pidiera?– alcé una ceja.
Él negó, levantándose del frío suelo, me tendió una mano para que hiciera lo mismo. La acepté.
Mire rápidamente el reloj en mi muñeca, eran las doce, debía volver cuanto antes. Bajamos las escaleras hasta llegar a la calle.
Una vez allí pedimos un taxi y Gus le dio mi dirección para que nos dejara allí. Dándome a entender que tomaría otro taxi de vuelta a su casa una vez que estuviera seguro de que había llegado sana y salva a la mía.
Cuando llegamos a casa entré rápidamente despidiéndome del chico que me trajo. Al entrar me di cuenta que mi madre ya había llegado, la comida que dejé ya no estába. Subí a mí habitación y me dispuse a dormir lo que restaba de la noche.
( .... )
Voy camino a la escuela, el resto del fin de semana corrió como agua y no volví a ver a ninguno de mis compañeros. Hay muchas personas en la entrada y supongo debe ser porque están esperando algún tipo de aviso para entrar, como si fuera el primer día desde hace un año.
Pero si solo fue una puta semana.
Siento una mano rodear mi hombro y me sobresalto rápidamente antes de darme cuenta que solo es Ava. Ella me abraza ferozmente y planta un beso en mi mejilla.
–Hola, querida amiga– dice en tono burlón– te extrañé.
–Hola, Ava; yo también te extrañé.– y no era mentira, si la había extrañado.
En ese momento a nuestro lindo reencuentro se unieron más chicos, entre los que pude reconocer a Gus, Charles, Will, Justin y dos chicas que había visto por los pasillos.
–Ott, ella es Sophia, – dijo Ava señalado a una chica unos centímetros más bajita que yo, con el pelo por los hombros, ojos azules y un esbelto cuerpo.– y Emma– presentó a la chica más alta, con un largo pelo rubio rizado, ojos miel, y una gran sonrisa.
–Mucho gusto, Ott– me dijo Emma– solo asentí, no me daba buena espina.
Sophia solo asintió en mi dirección y le devolví el gesto. Luego se acercó Gus y me beso la mejilla.
–Buenos días, Ott– dijo con su habitual sonrisa.
–Buenos días, Gus– le devolví la sonrisa.
Pude ver a Charles alejarse de nosotros y algo en mi se removió, era el típico chico que te besa y hace como que nunca pasó. Pero ya no me importa, dije que haría lo mismo.
Los profesores avisaron que podíamos entrar y eso hicimos, cada cual fue a su respectivo salón. Ava se despidió de mi diciendo que nos veríamos en el almuerzo y yo fui con Gus hasta nuestro puesto.
Una vez allí el profesor empezó a dictar y nosotros a copiar, como si no hubiera pasado nada, era como si en la escuela estuvieran todos y cada uno de los alumnos que el día que comenzamos, como si nunca hubiera muerto aquel chico.
( .... )
El resto de las clases fue normal, nadie dijo una sola palabra sobre lo sucedido y Gus y yo no hablamos nada que no fuera sobre las clases.
Ya es hora de almorzar así que cada cual tomó sus cosas y salió de las aulas. Ava me esperó afuera justo como dijo que haría.
Me acerco a ella y me dirige una sonrisa de suficiencia. Para luego tomarme de mi muñeca para llevarme dentro del comedor.
–¿Y?– me dijo cuando tomamos asiento.
–¿Y, que?– dije confundida.
–¿Y, que pasó con Charles?¿Porque ya no se hablan y se miran así?– hizo una mueca que no comprendí.
Por un minuto pensé en decirle la verdad, Ava siempre se daba cuenta de todo, pero era más fácil mentir.
–¿Con Chuck? Nada, absolutamente nada.– dije nerviosa, no era muy buena mintiendo. Ella me lanzo una mirada de si, me comí toda tu mentira.
–Anda, dime que paso, o le preguntaré a Chuck.
No me queda de otra.
–Vale, la cosa es que....nos besamos...– ella me miró como si tuviera dos cabezas.
–¡Que ustedes qué!– gritó y le hice un ademán para que bajara la voz.
–Si, nos besamos, el otro día en la playa y...no me volvió a decir más nada...ni me habló siquiera.– bajé la vista.