Mi Nuevo Compañero

Capítulo 5

El día transcurrió bastante rápido. 

 Al recién llegado no lo dejaron ni respirar un momento solo . 

Casi todas se pasaron intercalando sus días entre el  trabajo, el ir a presentarse y preguntarle varias veces si se le ofrecía algo.

El pobre no se cómo, había mantenido su sonrisa impecable y les contestaba a cada una de forma tan relajada, cuando se le acercaban . 

Cuando una lograba dejarlo en paz y el sabroso espécimen visual lograba volver a su trabajo, le llegaba otra y lo interrumpía de nuevo .

Esas… amigos míos. Son las desventajas de estar tan bueno en medio de un piso de puras mujeres con hormonas aceleradas y en su mayoría insatisfechas por sus novios y maridos. 

Hasta Gisela, una mujer de 75 años que trabajaba junto a nosotras y se conservaba bastante bien, la verdad,  le dio su número "por si necesitaba ayuda o algo para el trabajo ".

Si lulu esa nada más se la creía ella .

Durante el almuerzo no fue diferente, sus compañeras de puesto y un par más lo acapararon y los sentaron con ellas .

El resto de nosotras nos encontrábamos a unas mesas haciendo lo importante , 

Repartir el dinero de la apuesta . 

Marco se encarga de darnos nuestra parte a las que ganamos . 

Porque ahí donde lo ven todo serio , con su traje y lentes de botella, dando ese aspecto de siempre estar aburrido. Burlándose constantemente de nosotras y mirándonos de forma reprobatoria por cada cosa loca o drama que montabamos.  El señor se encargó de gestionar la apuesta.

Cuando todas ya tenemos nuestro dinero en mano, seguimos comiendo y para qué negarlo, Chismeando .

—Pero mira a esas descaradas—Habla Lila picando su comida con rabia mientras los ve —, se la han pasado como unas garrapatas, pegadas todo el día a él 

—No las culpo, si tuviéramos oportunidad también lo estaríamos. Pero sin vernos tan desesperada.  Porque así es como se ven, desesperadas — enfatiza Olga, antes de darle un bocado a su ensalada .

—¿Ustedes no lo han ido a saludar, chicas? —Nos pregunta Carmina, a Chantall y a mí, a lo que ambas negamos. 

—Le estamos dando chance. Como dice Olga, al pobre ser ya no le debe de entrar ni un nombre más. 

—Y nosotras nos las pasaremos calientes, pero con dignidad —digo y Chantall asiente con aprobación y el resto del almuerzo pasa con normalidad .




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