Mi Nuevo Compañero

Capítulo 10

—¡Ya va!, ¡ya va! muchachona .—Me pide Chantall, del otro lado de la pantalla.

《!Tú! .—Me señala con su dedo—. Ashely del Rosario Margarita de la Sagrada Cruz.》

《¿Me estás diciendo que te la pasaste bailando toda la noche, con el bombón ése? —atónita, agita sus manos de un lado a otro.

—Sí .—respondo bajito, escondiendo una sonrisa .

—Y de paso, ¿se susurraron uno al otro deseándote,  mientras la bailaban? — sigue preguntando, todavía sin creérselo.

—Sí .—Hecho mi cabello hacia atrás, diva y poderosa

No pasa mucho antes que Chantall grite a todo pulmón,  del otro lado mientras yo asiento y sonrió como desquiciada .

—Dime que le tocaste una nalga, sin querer queriendo, ¡por favooor¡ .— Ruega con sus manos cruzadas  y cara de soñadora. 

—Tristemente, no —digo cabizbaja—. Aunque ganas no faltaron, ¡eh! . 

—Pues bueno. ¡Animos pueblo!. Ya el simple hecho de tenerlo así todo pegadito a tu cuerpo —se abraza a ella misma—. Es un comienzo .

—Lo sé, Lo sé .—asiento—. Todavía tengo el recuerdo de sus hombros y sabrosos brazos bajo mis manos .—fantaseo recordando—. Y esas deliciosas manos agarrándome por la cintura. Todas firmes y sabrosotas, ¡uhm!

—¡Quiero!, ¡¡Yooo quiero!! .— Grita echándose aire —. Señor, que se me acaloró .—mueve sus manos para abajo y no reímos a carcajadas, cuando nos vemos por la pantalla .

***

Lunes, cuanto te odio Lunes. 

Y he aquí el comienzo de la semana. 

Lo único bueno que trae consigo y amenizaba un poco el madrugar, era la vista segura de un sabroso espécimen visual. 

Creo que desde que el divino espécimen llegó, todas mi compañeras al igual que yo , obviamente, no llegábamos con caras tan amargadas como antes.

El tener ese vistazo asegurado,  alegraba a cualquiera. 

Hasta Martina, una señora de unos 43 años, felizmente casada con tres muchachos y esperando al cuarto. Se le veía aún más radiante cada que se conseguía en el puesto de café del piso y hablaba con el papirruqui de nuestro compañero.  

Echa la loca la habíamos visto aferrándose a los ricotes brazos de Declan cuando le daban sus mareos cotidianos, que por casualidades de la vida se habian vuelto mas frecuentes desde que el susodicho llegó. 

Entro al edificio y justo cuando llego al área de los ascensores las puertas ya se están cerrando. 

Como ya se había vuelto costumbre, Declan ya estaba allí y aprovecho de darle una miradita de espaldas.

"Uno llegando y dándose un gustazo, gracias papá Dios . 

Por bendecir a este inocente corderito con semejante vista"

—¡Hola! —Saludo,  deteniendome a su lado y por que no dándole un toquecito en el brazo .

—¡Hola! .—me recorre con la mirada y se me acerca, dejando un beso cerca de la comisura de mis labios. 

"Pero qué rico esos labios"

—¿cómo estuvo el fin de semana?,¿ si lograste descansar?.

— Si, como esperaba los vecinos se fueron a quien sabe donde y logre descansar bastante.

— Me alegro — me sonríe todo bello y solo puedo pensar en que quiero esos genes para mis hijos .—Eh… También quería disculparme si me puse muy pesado el otro día.

《Se me fueron los tragos y digamos que junto a ellos los filtros, así que si dije o hice algo que te incomodó…》

—¿Te refieres a la invitación de quedarnos a dormir juntitos los dos en tu casa?—Me hago la tonta. 

Pero no tardo mucho en ver cómo se sonroja y su manzana de adán se mueve antes de asentir con pena. 

—Tranquilo, la pase muy bien contigo y tal vez si los dos no hubiéramos estados borrachos, hubiera aceptado tu invitación. —Le guiño el ojo y sonriendo veo como las puertas del ascensor se abren ante nosotros.  

Entramos al ascensor y marco el piso, como si nada mientras mi mente me comienza a torturar.

" ¿Será que me pase y se dio cuenta que le quiero dar y no son consejos?

Cosa que a ver tampoco es mentira pero tal vez fui muy directa y debí esperar.

¿Sabes? .—Su voz me devuelve.

—¿Uhm?.—lo medio miro de reojo y veo como se acerca un poquito más hacia mi.

—¿Te gustaría salir conmigo este sábado?

Me siento desfallecer no solo por lo que me ha dicho sino también con esa rica voz con lo que la ha dicho. 

“Te gustaría salir conmigo este sábado”

Repito en mi cabeza y es cuando mi cerebro logra entender bien lo que ha dicho . 

“¡Oh, señor !. 

¡Oh, virgencita! 

¡Oh,  santísima trinidad y todos los pecados concebidos!.

¡Que mi sabroso espécimen me ha invitado a salir con él este sábado!.  




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