Mi obsesión

Capitulos 7,8,9

Capítulo 7
Al día siguiente después de visitar a su mamá en el hospital, Jenny se dirigió a la estación de policía, ahí fue muy difícil que le dieran información. Lo único nuevo que descubrió es que dos albañiles fueron culpados por la desaparición de Javier, pero nunca los capturaron. Ellos trabajaban en el sótano de la escuela.
Jenny dejó de investigar convencida de que nunca descubriría toda la verdad y se dedicó solo a cuidar de su madre. Estaba segura de que Claudia sabía lo que había ocurrido esa noche. Y lo sabía, aunque era un secreto que jamás contaría.
Claudia no estaba loca, entendía muy bien que todo era mentira, pero cada vez que contaba esa historia y la gente la creía, sentía como si hubiera sucedido de verdad y cada vez era como si ocurriera de nuevo, eso la hacía tan feliz, que se llenaba el vacío de su corazón y al final ella también terminaba creyendo que de verdad alguien la había amado.
Le pasaba lo peor que puede ocurrirle a un mentiroso, terminar creyendo en su propia mentira, y no solo creyéndola, sino que también viviéndola con tanta intensidad como si fuera real. 
Su amor imaginario, no era el verdadero Javier, tenía su cara y su cuerpo, pero en realidad era otro, este había nacido de su gran necesidad de sentirse amada y de los deseos de su corazón que se negaba a aceptar la terrible y desoladora verdad de su vida: Nunca nadie la amó. A veces pensaba en el verdadero Javier, pero este era solo un borroso recuerdo perdido en su mente, como un débil reflejo que se desvanecía ante la presencia del otro, el joven dulce y sensible que la amaba, el que ella creó.

 

 

MI OBSESION

CAPITULO 8
A veces confundida entre la niebla de su memoria recordaba aquella noche. Un viento helado soplaba en las calles, era el baile de despedida de fin de año escolar, todas iban con sus mejores trajes, también Claudia, pues por primera vez  asistía a una fiesta.
Era una ocasión muy especial, esa noche le declararía su amor a Javier. Tal vez  ya lo sabía, pero para que no le quedaran dudas era mejor decírselo.
Mientras las parejas bailaban una canción tras otra, ella se sentó a esperarlo.
Él llegó y llenó con su encanto toda la sala, las muchachas volvieron a verlo, anhelando ser su pareja, aunque solo fuera por ese momento, Javier sonreía sensualmente con todas y siempre tenía alguna frase seductora que decirles.
Cuando paso cerca de Claudia la ignoró, generalmente su indiferencia era para ella como un muro contra él que se estrellaban sus ilusiones, pero esta vez no le dio importancia, solo espero y espero pacientemente como un cazador espera a su presa.
Javier bailó y coqueteó con todas las que estaban disponibles, así pasó el tiempo y la fiesta fue llegando a su final. 
Quedaban pocas parejas en el salón, cuando él salió hacia el corredor, Claudia lo siguió y le dijo: Javier, tengo algo que contarte sobre alguien que te interesa mucho, pero es un secreto, vamos al sótano, para que nadie se dé cuenta.
Él dijo: ¿De quién es y porque no me lo dices aquí?
Ella respondió: Es de Marcela, no puedo decirlo aquí, porque está en el aula y cuando salga puede encontrarnos hablando de ella.
Javier estuvo de acuerdo y la siguió. Hace tiempo que estaba interesado en Marcela, era tal vez la única que no suspiraba de amor por él.

 

Mi Obsesión
Capítulo 9
Caminaron por un oscuro corredor hasta llegar al sótano, solo estaba alumbrado por una débil lámpara. Por fin estuvieron los dos solos frente a frente.
El la apresuró diciendo: Dímelo rápido, porque ya tengo que irme.
Claudia dijo: No tengo nada que contarte de ella. Te traje aquí para hablar de otra cosa: Estoy enamorada de ti. ¿Quieres ser mi novio?
Javier la miró de arriba hacia abajo como si la estuviera midiendo, se rio por largo rato y después todavía con una sonrisa de burla en los labios le dijo: Eres muy divertida Claudia.
¿De verdad creíste que yo sería tu novio? Siempre he tenido a las mujeres más lindas y a todas las que he querido, eres muy poco para mí, no me sirves ni para una noche.

Ella no se conmovió , no derramó ni una lágrima, ya había llorado demasiado por él, con una actitud fría e impasible respondió:
Dices que no sirvo ni para una noche, entonces déjame
demostrarte que sirvo. Claudia creyó que con eso lo atraparía, pero él le contestó terminando con todo: Mejor olvídalo, no me fijaría en ti ni que fueras la última mujer en el mundo.

 




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