"Karma's gonna track you down, step by step, from town to town."
"El karma te va a encontrar, paso a paso, de ciudad en ciudad."
—Karma. Taylor Swift.
Siempre creí en el amor y en el karma, todo lo que haces en esta vida se paga. Y yo quería ser el karma de él.
Nací en Inglewood, California, pero hace poco mi familia y yo nos fuimos a vivir a Los Ángeles para poder terminar mis estudios. Al entrar al colegio lo conocí a él, Nathan. Era el popular y el que alborota al grupo.
Lo admito, me pareció guapo, pero ya me habían dicho la fama de mujeriego que tenía.
Hablábamos, pero no como amigos, ni siquiera podría decir que éramos amigos solo pláticas que sucedían, y mientras más convivía con él, más llamaba mi atención.
Ya había hecho varias amigas entre ellas Ariadna y Coty. Las tres éramos lectoras y Nathan también lo era. Interesante.
En la misma semana que conocí a Nathan, el viernes. El grupo se juntó en un convivio, yo quise ir pues para distraerme. Nathan estaba pidiendo ayuda ya que una chica se le había declarado y no sabía cómo rechazarla.
—Quizás solo sea su novio durante unos días, me de lo que quiero y después la deshecho como las otras.
—No puedes jugar con los sentimientos de la chica, eso está mal —dije metiéndome en su plática.
—Que importa, no me interesan sus sentimientos, yo no le dije que se fijara en mí —lo dijo en un tono arrogante y burlón.
—De todas formas, está mal, algún día te llegará el karma y lo vas a lamentar.
—Yo no creo en el karma y esas cosas.
—Vas a ver qué lo vas a pagar y te va a doler.
—Como sea —no me prestó atención.
Después de ahí cambiaron de tema, empezaron a hablar de Crepúsculo, yo como no había visto la película no quise opinar.
—Bella sí que era buena para jugar con los sentimientos de los dos —comentó Nathan.
—Ya me dieron ganas de jugar con un chico —dije bromeando—, voy a buscar a mi próxima víctima —bromeé sacando mi celular.
—No, tu no —Nathan sonó serio.
—¿Por qué no? Si tú lo haces porque yo no —pregunte confundida por su actitud tan repentina.
—Porque no y punto.
—¿Ustedes están saliendo? —preguntó una chica, cuyo nombre no lo sé.
—No —dije.
—Si —dijo él.
—¿Damián, Padme? —dijo Ariadna observando la situación.
—No, ni Dios lo quiera —dramatice— De seguro quiere jugar conmigo.
—Que no, además aprecio mi vida.
—Perdón —me ofendí—. ¿No que te parecía hermosa?
El martes de esa semana, Nathan me había dicho que era hermosa y horas después se estaba haciendo el loco cuando todo el salón lo escuchó.
—Bueno si eres hermosa y punto.
—¿Te gustó? —empecé a entrar en shock.
—Me gusta tu comida —esquivo mi pregunta.
—No te estoy preguntando eso, ¿Te gustó o no?
—Me gusta tu personalidad, tu forma de ser y que eres hermosa y todo eso.
—¿Más hermosa que la muerte?
—¿Por qué me pones a decidir? —suspira dramático—. La muerte es hermosa y reluciente, nada más que la muerte, pero tú rostro, tu alma, todo de ti hasta incluso me pone a pensar que la muerte no es nada comparado contigo.
—¿Damián? —volvió a decir Ari.
Todo alrededor se quedó callado, yo también. ¿Eso era una declaración? No lo sé, pero algo era seguro. Nathan sentía algo por mí.
Me pasé toda la noche pensando qué hacer, si aprovechaba que Nathan sentía algo o dejar pasar la oportunidad. Pero creo que le enseñaré lo que es el karma.
» Dos meses después
Esto se salió de control, me enamoré de Nathan. Sus palabras se quedaban en mi mente por horas, contaba los minutos para volvernos a ver, disfrutaba cada momento a su lado. Un sentimiento que pensé no volver a sentir después de la partida de él. Se que dije que quería ser su karma, pero me enseñó un lado que no había visto de él. Su lado romántico.
Llevamos más de novios y todo va muy bien, Nathan conoce a mis padres y les cayó muy bien. Yo estoy muy enamorada de él y al parecer él de mí, también.
#204 en Detective
#181 en Novela negra
protagonista villano, mafia obsesión, karma justicia y venganza
Editado: 23.09.2025