Capítulo 3 || Un fin de semana de reconciliación

Regrese a casa después de un rato de irme con las chicas a un parque a platicar, mi madre ya me estaba empezando para poder comer. Eva de Collins y Josh Collins son mis padres, ambos son mi motivo para ser alguien en la vida.

También tengo un hermano mayor que está estudiando en la universidad, él se quedó a vivir a Inglewood, solo nosotros nos fuimos a vivir a Los Ángeles, en las fechas importantes como los cumpleaños o navidad, nosotros vamos a visitarlo o él a nosotros.

Tengo una buena relación con mis padres, ellos saben que salgo con Nathan, pero casi no les digo de mis peleas con él. No me gusta preocuparlos con detalles de mi relación, suficiente tienen con sus trabajos.

—Hola, ya llegué —anuncié.

—Hola cariño —saludo a mi mamá con un beso y un abrazo.

Mi mamá era muy amorosa con nosotros, mi papá no tanto.

—Hola hija —salude a mi papá del mismo modo que mi mamá—. ¿Cómo te fue en el colegio?

—Bien.

«Bien loco»

No quería contarles mi situación con Nathan.

—¿Estás bien? Te noto algo preocupada —preguntó mi madre preocupada—. ¿Te molestan en la escuela?

—No, claro que no, está todo bien solo que estoy un poco cansada y preocupada por los exámenes finales —me excuse.

—Todo va a estar bien, con tu inteligencia estoy seguro de que vas a pasar con 10 —aseguro mi padre.

—Eso espero.

Mamá empezó a servir la comida y yo fui a lavarme las manos mientras ella lo hacía.

—Hoy llamo Mateo —se refería a mi hermano—, y dijo que el próximo mes iba a venir por sus vacaciones.

—Eso está bien —dije alegre, hace mucho que no veía a mi hermano.

—Espero y le siga echando ganas a la universidad, no por algo la estoy pagando.

—Estoy segura de que si —dijo mi mamá.

Los tres tuvimos una comida pacífica, hablando de distintos temas triviales.

—Por cierto, hoy vino Nathan a buscarte, pensé que estabas con él.

Mierda, le habrá dicho que estamos peleados o que quiero terminar con él.

—No, fui a un parque con las chicas, ¿qué quería?

—Nos pidió permiso para que te fueras el fin de semana con él.

—¿Y le dijeron que sí?

—Si, tú sabes que nos cae bien y nos parece buen chico.

—A mí no me cae muy bien, pero respeto su relación—dijo mi papá.

—Está bien, ahorita hablo con él.

Después de comer, ayudé a mi mamá a ordenar la cocina, después me fui a mi cuarto a hacer tareas.

No quería ir con Nathan a dónde me quiera llevar, le pediré a Coty o Ari que me den permiso de quedarme en una de sus casas.

Yo no tenía que hablar con Nathan.

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Había preparado una pequeña maleta para este fin de semana, hablé con Coty y me dejó quedarme en su casa este fin de semana.

Salí de mi casa y Nathan ya me estaba empezando en su auto.

La familia de Nathan tenía un dinero y ese dinero también lo compartían con Nathan, no era interesada, me enamoré del trato, no del dinero.

—Sube al auto —ordenó Nathan.

—Yo no voy a ir a ningún lado contigo.

—Vas a subir por las buenas o por las malas.

Solo me quedé viendo y cuando intentó jalarme del brazo lo aparté.

—Yo puedo sola —no me quedó de otra más que subirme al auto.

Él se subió al asiento del conductor y encendió el auto

—¿Adónde vamos?

—Es una sorpresa, te gustan las sorpresas ¿no?

—No, y menos si estamos enojados.

—Yo no estoy enojado, tú eres la que hace esto más grande.

—Tú que no quieres aceptar que ya no te amo.

—¿Sigues con lo mismo? Te di tiempo para pensarlo.

—Yo no tengo nada que pensar, eres tú qué no lo quiere aceptar.

No dijo nada y condujo en silencio hasta que llegamos a un edificio de departamentos, me había dicho que su familia me había comprado un departamento donde quería que viviéramos, claro cuando los dos estábamos enamorados.

Entramos al departamento, no era muy lujoso, tenía algunos muebles, los suficientes para vivir.

—¿Qué hacemos aquí?

—Necesitamos arreglar nuestros problemas, dijiste que no te prestaba atención, tenemos todo un fin de semana para nosotros —me tomó de la cintura para besarme.

—Sabes que no me gusta arreglar los problemas así —entre besos—. Nathan...