Capítulo 7 || Cumpliendo amenazas

Pase la mañana ayudando a Damián con sus tareas, le avanzamos mucho y me ayudó a dejar de pensar en lo que estaba pensando. Nadie dijo nada sobre el beso y quedó en el olvido, como si nada hubiera pasado.

Regrese a mi casa a la misma hora que regreso normalmente del colegio, no me gustaba faltar ni meterme en problemas y trato de solucionarlos yo sola pero cuando el problema es más grave si tengo que decirlo a mis padres.

Tampoco me gusta mentirles, pero no quiero que se metan en mis problemas amorosos, tienes suficientes problemas como para agregarles más.

Mi mamá ya estaba terminando de poner la mesa cuando llegue, mi papá todavía no llegaba así que yo pase directo a mi habitación para dejar mi mochila y lavarme las manos.

—¿Cómo te fue en la escuela?

—Bien —mentí—, ya casi se acercan las vacaciones y también los exámenes.

—Recuerda no estresarte tanto con estudiar, solo lo necesario.

Mi mamá siempre se preocupaba por mi estado mental, no sé qué haría si ella me faltará.

Minutos después llegó mi papá y empezamos a comer los tres, cada uno hablaba de cómo había sido su día yo les tuve que mentir en algunas cosas sobre mi día.

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Había terminado de bañarme para empezar hacer la tarea, se la había pedido a una compañera con la que me llevo bien.

Mi celular sonó, era un mensaje de Nathan, no quería verlo, pero después empezó a sonar indicando una llamada, deje que terminara de sonar para ver el mensaje.

<Chat con Nathan>

Nathan:

Recuerda que no te vas a librar muy fácilmente de mí, tengo a tus padres en mis manos y no quisieras que les pasará algo o que pierdan los que tanto les costó construir.

Mía:

No te tengo miedo Nathan y déjame en paz.

Nathan:

¿Esa es tu última palabra?

Mía:

Si, terminamos y déjame en paz.

Nathan:

Bien, pero consté que no te lo advertí.

Bloqueaste a este contacto

<Fin del chat>

Tire el celular a la cama y me agarre la cara, no me iba a dejar intimidar por las palabras de Nathan, no tiene nada para quitarle la casa a mis padres o eso quiero pensar.

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Tuve que enfrentar las críticas y los malos comentarios de las personas, de nuevo toda la gente se me quedaba viendo y hablando mal de mí.

Llegue a mi casillero a dejar algunas cosas y me acerque a Ari que estaba de espaldas, al parecer no me noto porque la asusté.

—Hola.

—Por los guarachitos del niño Jesús, Mía me asustas. Pensé que era Dominik.

—¿No lo quieres ver?

—No, ayer toda la tarde ignore sus llamadas y mensajes.

—¿Me pueden explicar porque toda la gente se nos queda viendo como si fuéramos bichos raros? —pregunto Coty.

—Debe ser por mi culpa —dije.

—Pues que te valga bebé, ellos no saben la situación.

Me harte que toda la gente hablara de mi

—¡Pueden dejar de verme como si yo fuera la única culpable de esto! —llame la atención de la gente—¡Ustedes no saben lo que estaba pasando por mi relación y todo lo que pasaba dentro! ¿Se han puesto a pensar el por qué lo hice? —todos me miraban con atención—. Solo hablan porque tienen boca, por favor les pido que me dejen de juzgar por lo que hice y dejen de creer en los chismes.

Salí de ese lugar y las chicas me acompañaron, me fui directo al baño. Me recargué en el lavamanos y solté un suspiro.

—Lo hiciste muy bien Mia —me apoyo Ari.

—Les callaste la boca a todos esos pelotudos —dijo emocionada Coty—. Pero no entiendo, ¿porque están hablando mal de ti?

—Tu nunca entiendes nada Coty—se burló Ari.

—Bueno despacito que lloro.

—Alguien esparció una foto donde Damián y yo nos besamos y todos me acusan de ponerle el cuerno a Nathan.

—Es por eso por lo que te reclamo y se armó todo ese escándalo —termino Ari.

—¿Te besaste con Damián? —pregunto asombrada.

Asentí

—¿Y no nos lo dijiste?

—Últimamente no nos estás diciendo todas las cosas bebé —dijo Ari reprochándome.

Me mordí el labio y era cierto, está situación de Nathan me tiene un poco alejada de mis amigas y de los chismes.

—Lo siento, esto me tiene muy atareada.

—Te lo pasamos pera para la próxima no.

El timbre sonó y salimos del baño para ir a clases.

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Llegue a casa y mi mamá estaba afuera discutiendo con alguien.

—Esto es un malentendido, está casa es mía—decía mi madre.

—¿Que está pasando?

—Mía nos están sacando de nuestra casa.

—¡¿Que?! Esta casa es de mis padres.

—Tenemos una orden de embargo, está casa les pertenece a los señores Jackson —eran los padres de Nathan.

—Eso es mentira.

—¿Tiene los documentos donde dicen que es su casa?

—No los encuentro.

—¿Cómo que no los encuentras mamá?

—Si, no están donde yo los tenía.

—Voy a llamar a un amigo él tiene un tío que es abogado, él nos puede ayudar —llame a Damián, espero y su tío nos pueda ayudar—. Damián necesito de tu ayuda.

—¿Qué pasa? —le explique la situación—. Voy para allá y le voy a decir a mi tío que vaya a tu casa.

—Gracias.

Cuando termine la llamada con Damián otra llamada me llegó era un número desconocido.

—¿Quién habla?

—Te dije que yo siempre cumplo lo que prometo.

—¿Nathan?

—Ese mismo, tu elegiste a ese tipo ahora aquí están las consecuencias.

—Eres un hijo de puta, como te atreves a quitarle la casa a mis padres eres un imbécil.

—Cuidado con ese vocabulario, yo solo cumplí con mis amenazas, tienes dos opciones, regresar conmigo o dejar a tus padres en la calle.