Capítulo 8 || En busca de la verdad

—Nathan es el culpable de todo esto —confesé.

—¡¿Que?!

—Si, yo había decidido terminar mi relación con él, pero él no aceptaba la ruptura, me amenazó con quitarles la casa si no regresaba con él y lo hice, pero de nuevo intenté terminar y ahora hizo esto.

Omití la parte de la foto, ya tengo muchos problemas.

—¿Y porque no lo dijiste? Lo hubiéramos arreglado.

—No quería preocuparlos —empecé a sollozar—. Tienen muchos problemas como para agregar más.

Mi madre me abrazo y empecé a llorar.

—Lo arreglaremos, pero si estoy molesta contigo Mía, es un problema serio como para que tú sola lo arregles.

Me separé de ella y me limpié las lágrimas.

—Lo siento, solo no quería preocuparlos. Ya le llamé a un amigo que tiene un tío abogado, él nos puede ayudar.

—Ojalá.

Minutos después llegó Damián con su tío, cuando lo vi fui corriendo a sus brazos y él me recibió.

—Tranquila, todo está bien —me consoló—, no estás sola.

—Nathan cumplió con sus amenazas, logro quitarles la casa a mis padres.

—No te preocupes, mi tío va a arreglar la situación —me acuno el rostro entre sus manos para que lo mirara fijamente.

El tío de Damián hablaba con el señor que tenía la orden de embargo. Yo me senté en la banqueta a esperar que terminaran de hablar.

Después de unos minutos el abogado se acerca.

—Ya hablé con el señor y efectivamente, tiene documentos donde dice que los señores Jackson son los dueños.

—Eso es imposible, mi esposo y yo compramos esa casa, tenemos las escrituras.

—Llevaremos este caso a juicio y descubriremos que los Jackson mienten, por el momento no pueden habitar el lugar.

—¿Pero entonces donde vamos a vivir en lo que se resuelve el caso? —pregunto.

—Pueden quedarse en casa de mi tío y mía —sugiere Damián.

—No, están haciendo suficiente con ayudarme en esto, además tus padres...

—No te preocupes, mi tío y yo no tenemos problemas —el tío asiente—, solo será en lo que se resuelve esto.

—Son muy amables, pero tengo que hablar con mi esposo de esto, podemos pagar un hotel.

—Pero es muy cara la noche en un hotel y puede que esto lleve tiempo.

Mi mamá se queda pensativa, minutos después llega papá, le explican la situación y se pone furioso.

Al final aceptamos la hospitalidad de Damián.

Voy a compartir techo con Damián.

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La casa de Damián era grande y con las habitaciones suficientes, dejó mi mochila en la cama y me tumbó en ella. Solo dejaron que nos lleváramos nuestra ropa y algunos objetos.

Me quedo mirando el techo, Nathan es el culpable de esto, estoy segura.

Tengo que denunciarlo por las amenazas y demostrar que él y su familia está detrás de esto.

Damián toca mi puerta y con el trae una charola con comida

—Me imagino que debes de tener hambre.

—Con todo esto, ni siquiera siento el hambre.

—Tienes que comer —deja la comida sobre una mesa—. ¿Estas preocupada por el problema de tu casa?

—Mucho y me siento culpable por ocultarle la situación a mis padres, están molestos conmigo.

—Tu solo no querías preocuparlos, al rato se les olvidará.

—Se que Nathan es el culpable de esto y si tengo pruebas donde lo inculpan puede que recuperásemos la casa.

—Puede ser, pero él es peligroso y no quiero que te acerques a él.

—Tengo que hacerlo si quiero recuperar mi hogar.

Damián me da una mirada de desaprobación

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Solo yo iba a ir a clases, Damián seguía suspendido.

Las miradas habían reducido, solo los más chismosos seguían hablando, pero los ignoraba.

Dejé algunas cosas en mi casillero y fui a encontrarme con las chicas, que ya estaban en la cafetería.

—Hola —saludo.

—Traes una cara, parece que no dormiste en toda la noche —comento Ari.

—Les traigo chisme.

—Cuenta —se emocionó Coty.

—¿Adivinen quién va a vivir con Damián por un tiempo indefinido?

—¿Tu? —pregunto Coty.

—Si.

—Pero ¿por qué? —les explique la situación—. Ahora si le vamos a partir la madre a Nathan.

—Agárrame que mato a ese hijo de puta.

—No vamos a matarlo —dije tranquilizándolas—, no por el momento.

—Como puede ser tan culiao ese hijo de puta, yo lo mato.

—Tranquila bebé —la tranquilizo Ari.