Llegamos a la casa de Nathan, que no era cualquier casa, era una mansión.
Sus papás tenían una empresa de bienes raíces —creo— y quizás por eso lograron quitarles la casa a mis padres.
Damián se quedó afuera esperándome, al decir mi nombre en la entrada me dejaron entrar y cuando entre a la casa su madre apareció bajando las escaleras como toda una señora de las lomas.
—¿Qué haces aquí?
—Vine hablar con Nathan.
—Antes eras tú la que no quería hablar con él, ahora es él que no quiere verte. Vete por dónde viniste, solo lo destrozaste.
¿Yo lo destroce? Él quiere destrozarme.
—Vine hablar con él y no me voy a ir hasta hablar con él —hable con autoridad.
Trate de caminar hacia su habitación, pero ella me detuvo.
—Escucha me muy bien mocosa, él no quiere verte ni hablar contigo y será mejor que te vayas a la alcantarilla de dónde saliste.
—Usted escuche me a mí, su hijo no es ningún santo, me ha estado chantajeando y si por mi fuera no volvería hablar con él ni ver su estúpida cara de niño mimado.
—¡A mi hijo lo respetas!
—¡Y usted no me falte al respeto! —hable con el mismo tono que ella.
—¿Que está pasando? —pregunto Nathan.
—Nada, solo que está quiere verte y no se lo permití.
Me zafe del agarre de su mamá y camine hacia el para que no me escuchará.
—Necesitamos hablar.
—Vamos a mi habitación —uso su tono frío como cuando estaba enojado.
Lo seguí hasta su habitación y estaba toda desordenada, Nathan nunca fue bueno con la organización ni yo tampoco.
Pero ahora estaba más, cosas destruidas, ropa por todos lados, como si hubiera desquitado su irá con sus cosas.
—¿Vienes a pedirme perdón? Si es así estás perdonada.
Me acerque amenazante, ya tenía listo el celular para la grabación.
—Yo no tengo que pedirte perdón, tú eres el que me tiene que pedir perdón a mí y de rodillas.
—Eso nunca va a pasar, ¿y porque tengo que pedirte perdón?
—Tu fuiste el responsable de que a mis padres le quitarán su único patrimonio que tenían.
Suspiró
—¿No te cansas de culpable de todas tus tragedias?
—No es que te culpé, tú eres el culpable, desde que te dije que ya no te amo me amenazaste con hacerlo, tú eres el responsable.
Se levantó de la cama y me hizo retroceder hasta topar con la una mesa que tenía.
—Y si soy el culpable ¿qué? ¿Me vas a denunciar? No tienes pruebas además eso no es un delito.
—Me chantajeaste y me amenazaste, eso sí es un delito, y si tengo pruebas —saque mi celular—, y me las acabas de dar.
El color de su rostro se fue, no se esperaba que lo estuviera grabando.
—Borra eso.
—No, ahora la policía y el juzgado sabe que tú le quitaste la casa a mis padres por las malas.
Salí antes de que me detuviera o intentara algo, salí de la mansión con las pruebas en mano, Damián ya estaba desesperado.
—Ya casi iba a entrar por ti.
—Vámonos —empezamos a correr.
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Llegamos a casa a salvo y nuestros padres no preguntaron a dónde fuimos, escuche la grabación y estaba lista para enseñársela al juez y a la policía.
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Mi día no fue muy interesante como anteriores y transcurrió con normalidad.
Hoy era el último día de suspensión de Damián y mañana volvería a clases igual que Nathan.
Iba caminando por un callejón no muy concurrido, pero era una forma de llegar rápido a la casa de Damián.
Siento unos pasos detrás de los míos, volteo y no hay nadie, me estoy volviendo loca.
De nuevo los pasos se sintieron y ahora sentí como un brazo me rodea por la cintura y una mano me tapa la boca para no gritar.
—Mhhh —intento zafarme, pero algo filoso se empieza a encajar en mi costilla, era un cuchillo.
¿Me quiere asaltar? O ¿Violar?
Siento como su mano busca algo en mis pantalones donde traigo mi cartera, mi celular y cuando tiene lo que quiere me suelta y se va.
Me tiro al piso y empiezo a respirar agitado, me di el susto de mi vida.
Me quitó el celular y la cartera, en el celular tenía la grabación.
Soy una estúpida por no guardar una copia en otro celular.
Me levanto he intento ocultar mis lágrimas.
Llegó a la casa de Damián y me quedo afuera sentada, no quiero que mis padres me vean así y se preocupen.
De nuevo suelto las lágrimas y empiezo a llorar.
Alguien sale y es Damián me ve y se acerca preocupado
—¿Que te paso? ¿Te hizo algo Nathan?
—Me asaltaron y me quitaron el celular donde tenía las pruebas.
—¿Pero te hicieron algo?
—No —sollozando.
Damián me abrazo y le dio un beso a mi cabeza.
—No te preocupes, después conseguimos otras pruebas, lo importante es que estés bien.
—Tuve mucho miedo.
—Yo lo sé, debí haberte traído del colegio para que esto no pasará.
Entramos a la casa, mis padres no estaban y por lo que me dijo Damián, su tío los acompaño a seguir viendo el caso de la casa.
Fui a mi habitación y dejé mi mochila, fui al baño a lavarme las manos y echarme agua en la cara.
Mi mamá había dejado comida echa y solo faltaba calentarla.
Después de terminar de comer, me di un baño, necesitaba relajarme.
Me deje caer en la cama, mirando el techo necesitaba pensar cómo conseguir de nuevo esa prueba, esto no se iba a quedar así.
Definitivamente necesitaba otro celular.
Nathan no me va a impedir que me quede callada, él iba a pagar eso es seguro.
No me voy a callar.
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protagonista villano, mafia obsesión, karma justicia y venganza
Editado: 23.09.2025