Mi Obsesión

Capítulo 12 || Mal presentimiento

—Por los huarachitos del niño Jesús —exclamó Ari.

Les acababa de contar lo que acababa de pasar con Damián, Coty parecía contenta, ambas lo estaban.

—Yo sabía que ustedes se querían no más que estabas ciega.

—Confío en Damián, sé que él es un buen chico no como el patán de Nathan.

—Me siento confundida —me agarre la cara con frustración.

—¿Pero por qué? Si le acabas de decir que te gusta.

—O sea sí, pero no quiero confundir el amor con agradecimiento, Damián es un buen chico, eso lo admito, pero tengo miedo.

—¿Miedo de que? —preguntó Ari.

—Eso es una, de confundir los sentimientos otra es que Nathan le quiera hacer algo.

—Dudo que Nathan le quiera hacer algo —dijo Ari y luego pensó sus palabras—, aunque...

—Nathan es capaz de cualquier cosa con tal de verme destruida.

—Pero vamos, ¿no vas a arruinar tu felicidad por un pelotudo de mierda?

Quería ser feliz con Damián, tener una relación con él, sin preocupaciones, sin un Nathan de por medio, pero quizás esté no sea el momento hasta que Nathan me deje en paz.

—Ahhhh —me queje—no sé qué hacer.

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Después de la tarde con las chicas, regresé a casa de Damián, la sala estaba tranquila, no había ruido, tal vez Damián estaba en su habitación y mis padres no estaban, lo cual era extraño ya que ya deberían estar aquí.

Quizás decidieron salir a algún lado, esto de la situación de la casa era muy estresante.

Hice una tarea pendiente que tenía, no cené esa noche, no tenía hambre, Damián no había aparecido en mi habitación, quizás le parecía incómoda la situación, pero no quería que nuestra amistad se volviera incómoda.

Esa noche me dormí tarde, pensando en mi situación con Damián, las amenazas de Nathan y en donde estaban mis padres.

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La mañana siguiente fue como cualquier otra, ambos nos fuimos juntos al colegio, les pedí a las chicas que no hicieran comentarios sobre lo que pasó el día anterior, no quería que Damián se sintiera incómodo.

Entramos a clases y Nathan no estaba, al parecer faltó, aunque claro, las burlas y los malos comentarios seguían por parte de sus amigos.

La relación de Ari y Dominik todavía seguía y no sabía si era lo correcto, pero no quise meterme en su relación. Dominik no se acercaba tanto a nosotros y se había disculpado conmigo por lo que pasó con la foto.

Las primeras clases transcurrieron normales solo que antes de salir al receso, sentí un dolor en el pecho, un presentimiento de que algo malo iba a pasar.

Salí corriendo hacia el baño, no me gustaba como me sentía, me eché agua en la cara, creía que era cosas mías.

Salí del baño, las chicas estaban en el comedor junto con Damián, pero no tenía hambre, quería preguntarle a Damián si sabía algo de mis padres.

Ari notó mi estado y me preguntó si me sentía bien.

—¿Te sientes bien bebé?

Damián me veía preocupado.

—N-no —tartamudee.

Muchos escenarios pasaron por mi mente, ¿y si les pasó algo a mis padres? ¿Y si Nathan les había hecho algo?

—¿Qué tienes? —Coty también estaba preocupada.

Sentía que el aire me faltaba, Damián se paró y se acercó a mí.

—Mía ¿qué pasa?

Sentí que los ojos se me llenaron de lágrimas, el aire me empezaba a faltar, estaba temblando y el pecho me dolía. Si no hubiera sido por Damián que me estaba sosteniendo, hubiera caído al suelo.

—Está teniendo un ataque de ansiedad —exclamó Ari.

Cuestionaba si era verdad que cuando tienes un ataque de ansiedad, pensabas que te ibas a morir, pero en este momento sentía eso, el aire no llenaba mis pulmones y sentía que en cualquier momento iba a dejar de respirar.

Damián me sentó en una silla y acarició mi espalda para tratar de tranquilizarme.

—Tranquila, respira, cierra los ojos y concéntrate en tu respiración.

Lo decía de una manera tranquila y calmada, aunque sé que por dentro estaba muerto de miedo.

Las personas se acercaron a nosotros y más me costaba respirar.

—Váyanse de aquí, está teniendo un ataque de ansiedad y ustedes le están quitando el aire —gritó Coty.

Damián me llevó a otro lugar, seguía llorando y temblando, pero todavía se me dificulta respirar.

—Mírame a los ojos —hice lo que dijo—, piensa en momentos felices de tu vida.

Cerré los ojos y me puse a pensar en los momentos felices con mi familia, con mis amigos, con él, me olvidé en un momento de todo lo que pasaba.

Poco a poco, mi respiración se fue normalizando, seguía temblando y el dolor en el pecho seguía, Damián me daba masajes en la espalda para liberar la tensión.

Me guió hacia la enfermería y le explicó a la enfermera lo que me estaba pasando, me dieron un tranquilizante. Me recosté en la camilla, mi cabeza estaba en el regazo de Damián y él me daba masajes en la cabeza para relajarme y poderme dormir.




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