—¡Ese hijo de puta nunca se va a cansar de jodernos la vida! —exclamo Mateo.
Le conté lo que me dijeron las chicas y así reaccionó él.
—¿Que vamos a hacer?
—Vamos a poner una orden de restricción para que no nos haga daño, ese imbécil no te va a tocar ni un pelo.
Abracé a mi hermano y él me correspondió.
—Tengo miedo de que te quiera hacer daño.
—No lo va a hacer, es tan cobarde que no es capaz de hacerlo, no más quiere intimidarte.
Estuvimos así un rato hasta que llegó el tiempo para que él se fuera a su trabajo. Había conseguido trabajar en un bar nocturno, no me agradaba la idea de que trabajará de noche, pero teníamos que conseguir dinero de alguna forma.
Yo también quería buscar trabajo, pero él no me dejó, me dijo que la próxima semana iba entrar en el nuevo colegio, me ponía nerviosa la parte de volver hacer amigos, pero tenía que hacerlo.
Hablaba con Damián y con mis amigas todos los días, ellos trataban de animarme para evitar deprimirme, pero necesitaba un abrazo en algunas ocasiones y quería que Damián estuviera conmigo.
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Ya había pasado una semana y levantamos la orden de restricción en contra de Nathan, tenía miedo de que él le hiciera daño a mis amigas, él les dijo que no me dijeran nada, pero ellas no se podían quedar calladas.
Entre al nuevo colegio hace unos días y me siento bien, a pesar de que no he hecho amigos, nadie me ha molestado o me he sentido incómoda, extrañaba a mis amigos.
También había conseguido un trabajo temporal —por decirlo así— sacando a pasear perros del vecindario, me pagaban por hacerlo. Me ayudaba a distraerme y no pensar en mis padres.
En este momento, sacaba a pasar un pug, solté su correa para que el explorará el parque, me senté en una banca a vigilar que no se fuera muy lejos.
Una voz llamo mi atención.
—¡Mía!
Volteé a ver de dónde provenía la voz y vi a mis mejores amigas a unos cuantos metros de mí.
En cuanto las vi, corrí hacia ellas, las abracé y ellas hicieron lo mismo.
—Las extrañé par de locas —dije bromeando.
—Nosotros también te extrañamos loquita.
—¿Por qué no me dijeron que iban a venir?
—Porque era una sorpresa —dijo obvia Coty.
Regresamos a la banca y le echaba un ojo al perro, él estaba muy a gusto jugando con una rama.
Las tres hablábamos de cómo nos había ido en la semana y bromeábamos.
—Sería buena idea ir a la feria, para que te distraigas bebé —dijo Ari.
—Yo digo que es buena idea, así nos divertimos las tres —apoyo Coty, la idea de Ari.
—Podemos invitar a Damián, tu novio —me dio un codazo Ari.
—Damián no es mi novio.
No sabía que éramos, claro, ya había pasado de todo, pero él no me hacía la pregunta, no éramos novios oficiales, pero me siento lista para estar con él.
—Bueno, pero debe de faltar poco, ustedes ya tienen historia.
Me sonroje, cambiamos de tema y hablamos de otra cosa.
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Había llegado el fin de semana y Damián se iba a quedar conmigo el fin de semana, mi hermano nos había advertido que no hiciéramos eso en su casa, ambos nos sonrojamos.
Las chicas se tuvieron que ir al día siguiente pero hoy iban a volver a venir.
Los cuatro ya estábamos en la feria, nos reíamos de que a Ari se le cayó su helado.
Nos subimos a varios juegos, yo le tengo miedo a las alturas y estuve gritando en casi todo el juego.
Después Damián ganó un oso de peluche y me lo regaló, las chicas habían ido por comida mientras él y yo las esperábamos a un lado de un juego.
—¿Te la pasaste bien? —me pregunto Damián.
Asentí mientras comía algodón de azúcar, le ofrecí, primero me dio un beso y luego se llevó el algodón a la boca.
—Sabe bien el algodón con tus besos.
—Lo mismo digo —me acerque y lo bese, sabía algodón de azúcar, me gustaba.
Él me tomo de la cintura para profundizar más el beso.
—Ejem —aclaro la garganta Coty—. Ya está la comida, después se comen a besos.
Nos separamos y fuimos a comer, había comprado hamburguesas, sentía hambre y me la acabe toda.
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Damián cerró la puerta de mi habitación con el pie sin dejar de besarme, habíamos acompañado a las chicas al hotel donde se estaban hospedado, después regresamos al departamento de mi hermano, pero en cuanto cruzamos la puerta él me empezó a besar y yo no me negué.
Me acostó en la cama delicadamente y sin aplastarme se posó encima de mí, bajo sus besos a mi cuello, yo estaba batallando, tratando de quitarle la chaqueta, pero él de un movimiento se la quitó y la lanzo lejos.
Sus manos estaban en mi cintura y la acariciaba debajo de mi blusa, sentía cosquillas, pero no decía nada para no arruinar el momento.
Mi blusa iba subiendo hasta que me la quitó por completo, yo le ayude a quitarse la playera.
Sus labios iban recorriendo mi rostro sin besarlo y sus manos me acariciaban la espalda.
Mordió el lóbulo de mi oreja sin hacerme daño, sus manos viajaron a mi sostén desabrochándolo, sin quitármelo.
Lo volví a besar con más intensidad, él me correspondió, sus manos bajaron a mis caderas y fue bajando mi falda, se alejó y su cara estaba a la altura de mi vientre, le dio unos besos, sus besos bajaron más abajo.
Solté un gemido ahogado, volvió a besarme, me quitó el brassier y las bragas dejándome desnuda. Él se quitó la poca ropa que traía.
Él me besaba mientras iba entrando dentro de mí, solté algunos gemidos.
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protagonista villano, mafia obsesión, karma justicia y venganza
Editado: 23.09.2025