El ruido de mi celular sonando me despierta.
Trato de levantarme sin hacer tanto ruido para no despertar a Damián, pero es imposible.
Veo el número de Mateo en el verificador, me sorprende que me llame ya que él ya debería estar aquí descansando, pero no es así.
Aun así, contesto
—¿Sí?
—Disculpe, ¿es familiar del dueño de este móvil?
—Si, es mi hermano, ¿qué pasa?
—¿Qué pasa? —pregunta Damián soñoliento.
—Encontramos a su hermano herido de bala cerca de un bar de la ciudad, lamento infórmale que su hermano acaba de fallecer.
Mi fuerza falla y el celular cae.
Esto no puede estar pasando.
—¿Mía? —Damián agarra el celular y sigue hablando con la policía.
Mis lágrimas caen y los sollozos empiezan a sonar.
—No —susurro—, Mateo no, por favor él no.
Damián me abraza y me consuela, yo empiezo a llorar desconsoladamente.
—¡¡¡Nooooo!!! —grito, mi garganta arde.
—Lo siento mucho.
Me quedó abrazada a él por unos minutos hasta que me logro calmar un poco.
«Mateo no»
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Entro al cuarto frío para el reconocimiento del cuerpo de Mateo.
El médico forense se detiene enfrente de una camilla con un cuerpo y lo destapa.
Es él.
Mi hermano.
La única familia que me quedaba.
—¿Es su hermano?
—Si, es él —dije en un susurro—. ¿Qué fue lo que le pasó?
—No lo sabemos con exactitud, fue baleado al salir de un bar, no murió al instante, murió una hora más tarde desangrando.
Su muerte fue lenta y dolorosa, él no se merecía eso.
Vi su rostro pálido, quería que abriera los ojos y me volviera a decir cuánto me quería.
Las lágrimas volvieron aparecer, pero trate de controlarlas, no quería llorar enfrente del médico.
—Necesitamos el permiso de un adulto para realizar el traslado del cuerpo.
—Mis padres murieron hace casi un mes, y no tengo algún tío cercano que me pueda ayudar.
—Podemos ayudarte a buscar uno.
La familia de mi padre no tenía contacto con él, pasa lo mismo con la familia de mi mamá. Estaba sola.
—Vere que puedo hacer.
El médico volvió a tapar el cuerpo y yo salí de ahí.
Vi a Damián que me estaba esperando y me lancé a sus brazos.
—Era él, mi hermano está muerto.
—Lo siento mucho amor.
—Nathan está cumpliendo su promesa, me está dejando sola.
—Yo siempre voy a estar contigo, no voy a dejar que te haga daño, me tienes a mí, no podré sanar el dolor que deja la muerte de tu familia, pero no te voy a dejar sola —me dio un corto beso.
—Necesito algún familiar para poder sacar el cuerpo de mi hermano y no tengo a nadie.
—Mi tío te puede ayudar, ¿qué vas a hacer ahora?
—No lo sé.
—No te puedes quedar sola, puedes regresar a vivir conmigo.
—No quiero causar problemas con tu tío.
—No te preocupes, yo hablo con él, no te puedo dejar sola —me abrazo.
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Regresamos a casa de mi hermano y empecé a empacar mis cosas, regresaría a Los Ángeles.
Damián habló con su tío y él llegará mañana por la mañana, trasladarían el cuerpo a Los Ángeles, donde le daré su último adiós.
Ni siquiera he comido en lo que va del día, son casi las dos de la tarde y aún no siento hambre.
Tampoco he hablado con las chicas, se supone que ellas también regresan hoy a la ciudad.
Damián compro algo para comer, le dije que el comiera, él sí debe de sentir hambre, yo quería terminar de empacar.
Me sentía mal, no sé cómo describir esto que siento.
Había perdido a mi familia en menos de un mes.
Nathan está cumpliendo lo que dijo.
Nathan.
Él debe ser el culpable de todo esto.
De solo pensarlo me da coraje y quiero gritar.
Quiero tenerlo enfrente de mí y provocarle el mismo dolor que estoy sintiendo.
Pero él no tiene sentimientos.
Dudo si en algún momento me amo
Solo fui su juego.
Y yo caí.
Ya no voy a dejar que Nathan me quite a personas que amo.
Ahora yo le quiero regresar el dolor.
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Llegamos a la casa de Damián, acabamos de llegar del funeral de Mateo.
Esta vez no llore tanto como con la muerte de mis padres.
Me dolía, eso es seguro.
Pero a él no le gustaba que llorará y a él no le gustaría que llorará en su funeral.
Solté algunas lágrimas cuando vi al féretro bajar.
Ya no lo volvería a ver.
—Mía, está siempre será tu casa, puedes sentirte bienvenida.
—Muchas gracias por todo lo que está haciendo señor Alexander, se lo agradezco mucho.
El tío de Damián se hizo pasar por un familiar cercano y se lo agradezco, si no terminaría a cargo del gobierno por ser menor de edad y no tener un familiar quien pueda cuidar de mí.
Fui a la antigua habitación, donde había estado la vez anterior, me deje caer en la cama y abrace una almohada.
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Entro a la mansión Jackson, se me hace extraño que nadie me impidiera la entrada.
Avanzo a la habitación que hace unos meses entraba escondida para verme con Nathan.
No toco la puerta, solo la abro y ahí está él.
Acostado en su cama mirando al techo.
No podría imaginar que esos serán sus últimos momentos.
—¿Cómo entraste?
—Eso no te incumbe.
—¿Vienes a regresar conmigo?
—En tu puta vida, regreso contigo. Más bien vengo a terminar con el monstruo.
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protagonista villano, mafia obsesión, karma justicia y venganza
Editado: 23.09.2025