Capítulo 2
Sabine
Tengo claro que cuando mi padre me dijo que quería que hiciera algo de mi vida, no se refería a pasarme el día de compras o en el salón de belleza, pero al ser la única hija de una familia con poder adquisitivo, pudo darme el lujo de no preocuparme por mi vida. Y así estoy muy bien, teniendo lo que quiero.
Y no se en qué punto gane un admirador secreto o un acosador. Se que soy hermosa, rubia de ojos verdes, con una piel suave y brillante, que a pesar de tener 24 años, se ve tersa como una adolecente, soy la envidia de muchas.
Pero no sabía que era suficiente para ganarme un loquito, que me manda cartas.
La primer carta llego un lunes, junto a una simple rosa amarilla, bonita, pero muy simple. Y la carta de lo más cursi, como si en mi vida no hubiera escuchado esas palabras.
………………….
Carta 1
Sabine:
No puedo sacarte de mi mente. Cada vez que cierro los ojos, aparece tu rostro, tu pequeño y hermoso rostro. Hay algo en ti que no me deja en paz. Me pregunto si alguna vez sabrás cuánto poder tienes sobre mí, aunque ni siquiera me conoces, pequeño solecito.
D.
……………………
Era un poco tétrico que supiera no solo mi nombre, sino también mi dirección, pero era claro que era un hombre enamorado de mi, no culpo a este tal D. porque soy perfecta, solo espero que no se convierta en un problema de acoso, anqué mi padre lo puede solucionar.
……………………
8 días después llego otra carta y una rosa amarilla, igual que la primera.
…………………
Carta 2:
Sabine:
Volví a verte solecito, y es un castigo que no merezco. Cada detalle de ti se queda grabado en mi mente, como si mi memoria se empeñara en no dejarte ir. Quiero conocerte. Quiero saber qué pensamientos llenan tu mente, qué secretos guardan tus ojos. Sé que no debería desearlo tanto, pero ya es tarde.
D.
………………….
Definitivamente este tipo me estaba siguiendo, y por más que pienso en mis salidas, en ninguna había percibido que alguien me observara o algún raro viéndome.
Una carta es divertida, dos ya no.
………………….
Lo malo fue que siguieron llegando esas cartas, tres veces más, mis padres pensaban que era un pretendiente y a mi madre se le hacía romántico, pero es raro y tenebroso.
…………………
Carta 3:
Sabine:
Me he dado cuenta de que no puedo ignorarte, aunque lo intenté. Eres un imán, una fuerza que me arrastra sin remedio. No es solo tu belleza, aunque sería una mentira decir que no me atrapa. Es algo más. Algo que no puedo explicar, pero que siento cada vez que pienso en ti.
D.
…………………
Carta 4:
Sabine:
He enviado rosas amarillas a tu casa… Son hermosas, pero no tanto como tú. Sé que este gesto puede parecer extraño. No sé si es una locura, pero cada vez que te veo, algo dentro de mí cambia. Algo que no sé si debería, pero que no puedo evitar, necesito más de ti solecito.
D.
……………….
Carta 5:
Sabine:
No sé por qué me sigues pareciendo tan inalcanzable, cuando estás tan cerca. Anoche soñé contigo de nuevo. Escuché tu risa, sentí tu aroma. Era tan real que me desperté con las manos temblando. ¿Es esto lo que provoca alguien como tú? ¿Sabes el efecto que tienes en las personas, en mí? Algún día entenderás.
Posdata: fue uno de los mejores sueños de mi vida.
D.
…………………..
………………....
Dorian
Mi chica rubia se llama Sabine Astoria, única hija de Víctor y Margaret Astoria. Él es un importante hombre de negocios que posee una vasta extensión de hoteles, y ella, una ex modelo que dejó esa vida atrás, poco después de casarse.
Sabine es, como dirían algunos, una niña mimada. Según mi investigación, al salir de la preparatoria, se inscribió a una escuela de modelaje, pero se salió a los cuatro meses. Luego se matriculó en una escuela de diseño de modas, pero también la abandonó después del primer semestre. Después se inscribió en la carrera de arte, pero a la semana ya no fue. Ahora lleva dos años sabáticos.
Actualmente tiene 24 años. Sé que es jodido que sea 14 años menor que yo, pero ya es adulta, y no me importa si alguien nos dice algo al respecto. Al final, lo que importa es lo que yo sienta por ella.
………………..
Me encuentro en la mesa del café, esperando que llegue Sabine, viene todas las semanas a este lugar sin falta, y se ha vuelto una costumbre los miércoles venir a verla. Siempre viene acompañada de su amiga, Lucia o Leticia no recuerdo su nombre, y siempre eligen la misma mesa, por lo que me siento estratégicamente cerca.