Mi Obsesión... Mi Salvación

Capítulo 35

Capítulo 35

Sabine

A la mañana siguiente, todo parecía transcurrir con normalidad, aunque solo era en apariencia, Dorian estaba en su despacho, ocupado en una videollamada de negocios, no quería dejarme el día de hoy.

Solo espero que no se vuelva mas obsesivo ahora con el bebé, aunque… creo que es inevitable, pienso mientras me intento preparar un té en la cocina, pero no sabía por qué, pero los aromas fuertes, como el del café o el de la canela del té que estaba hirviendo, me molestaban y provocaban nauseas, pero he de admitir que es más por las mañanas, espero que solo pase los primeros meses del embarazo, sino seran meses muy difíciles, así que dejé el té a medio hervir y me limité a llenar un vaso con agua fresca.

Me senté en la barra, acariciando mi vientre, como si ya pudiera sentir algo allí, solo con saber que mi pequeño estaba creciendo dentro de mi hacia que viera mi vientre diferente, de repente Dorian apareció por la puerta con una sonrisa pero su expresión cambió al verme y frunció el ceño

—¿No ibas a prepararte un té? —preguntó mientras se acercaba a mí con un gesto de preocupación que no podía ocultar.

—No pude. El olor... —me encogí de hombros. —Me revolvió el estómago y lo deje.

Dorian frunció el ceño y sin decir una palabra, fue directo a la estufa y apagó el fuego que había dejado encendido y tomo la olla y tiró el contenido y luego tomo una nueva olla y la lleno de agua y la puso al fuego de nuevo.

Yo solo observaba como se meneaba con destreza por la cocina y no pude evitar sonreír, después fue a buscar en la alacena hasta encontrar una de las infusiones suaves que Martha solía prepararme cuando estabe enferma.

—Este es de manzanilla con un toque de menta, es si uave, sin aromas fuertes, perfecto para una embarazada.— me guiñó un ojo y me sonrió mientras lo preparaba con paciencia.

Ver a Dorian asi, con las mangas de su camisa arremangadas y su expresión concentrada, mientras hacía mi té, me llenaba de ternura.

—Gracias. —murmuré cuando me pasó la taza.

—No tienes que agradecerme por cuidarte, Sabine. Es mi deber y sobretodo soy feliz haciéndolo. —dijo besando mi frente con dulzura.

Apoyó una mano sobre mi vientre y la acarició con suavidad,

—Aún no se nota. —susurró agachándose a la altura de mi vientre. —Pero ya te amo. A los dos.— le habló a el bebé.

No pude evitar sonreír, aunque mis ojos se llenaron de lágrimas que apenas pude contener. ¿Esto eran las hormonas del embarazo?

—¿Sabes que estás siendo muy tierno? —le dije intentando bromear.

—No sé a qué te refieres Solecito, solo quiero que mi pequeño sepa que lo quiero tanto como a su mamá. —respondió con ese tono fuerte que me derretía. —No hay nada más importante que tú.

Estábamos en ese momento tan íntimo cuando escuchamos el timbre.

—Martha no está. Voy a ver quién es. — dije

—No voy yo, no se quien pude ser. — dijo con el ceño fruncido.

—No te preocupes, si fuera el tipo malo los guardias no lo hubieran dejado pasar, además tú debes de seguir con tu trabajo, no creo que ya hayas terminado tu videollamada, así que tú ve a tu despacho y termina eso.

No parecía tan convencido pero me aparte de su lado con suavidad y Sali de la cocina y fui hacia la puerta. Al abrir, me encontré con Leslie, y de inmediato supe que algo no estaba bien, porque no me había avisado que vendría ni nada de eso.

—Hola Leslie. —dije con una sonrisa.

—¿Puedo pasar?

Asentí y note su tono, que era más frío de lo normal, y cuando me hice a un lado para que pasara se quedó congelanda cona la visita al frente, me gire para ver qué estaba viendo y era a Dorian y lo veía fijamente.

—Leslie. — le dijo en forma de saludo.

—Ho-hola Dorian.

—Bueno, como es Leslie, las dejo hablar, búscame si ocupas algo. — me dijo.

—Está bien.

Lleve a Leslie hasta la sala, donde se dejó caer en uno de los sillones y cruzó los brazos con rigidez.

—¿Está todo bien? —pregunté mientras me acomodaba frente a ella.

—No, yo…— se quedó en silencio y pude ver como sus ojos se humedecían.

—No me asuste, ¿Qué esta pasando?

Me miro, como si quisiera decirme algo, pero solo dejo caer las lágrimas acumuladas.

—Sabine… hice algo muy malo… yo… conocí a alguien y le puse el cuerno a Conor, se supone que ya nos habíamos reconciliado, pero… no sé qué paso y me enrede con… con ese hombre y ahora no sé qué hacer.

—Tranquila, esto… tendrá solución, no es la primera vez que, ya sabes, lo engañas. Y se que los dos se quieren.

—Si pero esta vez es diferente yo… Sabine fue más que un error.

—¿Te enamoraste del este tipo con el que tuviste la aventura?

—¡NO!, ¿Cómo se te ocurre?

—Perdón pero, es que no me dices nada.

Soltó una risa sarcástica antes de volver a hablar.

—Tu eres la menos indicada para decir eso, te recuerdo que te casaste sin decirme nada con ese… hombre. — su tono era de desprecio.

—Cuida tu tono Leslie, Dorian es mi esposo, ¿Creí que estabas encantada con él? Y no se porque estás siendo así.

—Las personas cambian de opinión Sabine, tú también deberías de cambiar de opinión y divorciarte de ese hombre y regresar a tu vida normal.

—Leslie, no me quiero enojar contigo y no entiendo por qué estas diciendo eso, pero déjame decirte que no pienso dejar a Dorian y menos ahora.

—¿Por qué menos ahora?— preguntó rápidamente, casi como si estubiera desesperada por saber de que habla.

—Estoy embarazada —le dije sin rodeos.

El rostro de Leslie se transformó. Primero sorpresa, luego confusión y por último… desaprobación.

—¿Embarazada? —preguntó como si necesitara confirmar lo que escucho.

—Sí. Ya lo confirme y estoy felizmente embarazada, Leslie.

Ella me observó por unos segundos antes de responder.

—¿No crees que es… demasiado pronto? Deberías deshacerte de eso antes de que sea tarde.




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