Mi odiado y amado jefe

Capítulo 7

—Con que también se te hizo tarde, Richi. — gire la cabeza para verlo y como siempre esta con su singular sonrisa.

—Si, hoy había mucho tráfico.

—Lo sé, yo también acabo de llegar. — él es Richar Miller, mi amigo de la infancia, al que le cuento todo de todo detalle a detalle.

Además de ser mejores amigos nos compartimos todo y ambos hemos experimentado juntos nuestras primeras experiencias; él fue mi primer novio y yo fui su primera novia, nuestra primera cita, nuestro primer beso, incluso nuestra primera vez.

Pero no duramos mucho, los dos nos sentíamos más cómodos como amigos, además el descubrió después que era Gay, parece una broma, pero yo ya lo sabía y aun así hice muchas cosas con el de las que no me arrepiento, porque son recuerdos muy valiosos para mí como lo son para él.

—Ali, baja de tu nubecita que el profesor ya llego.

—¡Ah!

Ahora mi atención le pertenece al profesor, nuestra primera clase y en la única en la que coincidimos es en la de idiomas, a pesar de que Richi y yo manejamos a la perfección 10 idioma, queremos saber aún más y es por eso que tomamos estas clases extras que se acoplan en nuestro horario de clases.

Cuando termino la clase, escribí lo que el profesor dejo de tarea y salimos del salón, ya que los profesores tienen una junta, Richi y yo fuimos a la cafetería de la universidad y nos sentamos en una mesa.

—¿Que vas a pedir?

—Hmm. Un sándwich y una malteada.

—Okey, voy a pedirlo. — Richi se paró y fue a pedir la comida, 5 minutos después regreso con lo que había pedido.  

—¿También sándwich con malteada?

—Si. — comenzamos a comer y cuando terminamos platicamos de cosas al azar—¿Y cómo te fue en tu primer día? — me pregunto y mi rostro dibujo una enorme sonrisa. —Por lo que veo, te fue bien.

—Estupendo. — conteste emocionada. —Me sentí tan feliz cuando me elogio mi jefe y no es porque sea su cuñada, eso te lo aseguro, porque fue un poco duro con el trabajo siendo mi primer día.

—Tus ojos brillan, con eso me basta para saber que fue un estupendo día. — poco a poco mi sonrisa desapareció y solté un gran suspiro. —¿Acaso paso algo malo? — niego con la cabeza.

—Solo pensaba que mi día hubiera sido completamente perfecto si ese hombre no hubiera echó lo que hizo. — Richi se acercó más y puso esa mirada que dice "cuéntamelo todo" y lo hice sin saltarme ningún detalle. Cuando termine de contarle mi loca historia, sus ojos estaban abiertos por completo y me dio un pequeño golpe en la cabeza.

—¡Auch! ¿por qué haces eso? — me sobe en donde me dio el golpe.

—De verdad que eras la mujer más tonta del mundo, no debí de preguntar sabiendo como eres. — parecía un poco molesto. —Pero solo a ti se te ocurre golpear al jefe. — le doy un sorbo a lo que queda de la malteada. —Bueno pensando lo bien si se lo merecía, pero debiste de haberte disculpado cuando supiste que se trataba del dueño y mejor amigo de tu cuñado, de verdad que eres muy terca.

—Ya no me regañes, tú mismo lo dijiste "se lo merece" me hizo enfadar mucho, y tu mejor que nadie sabes cómo me pongo cuando me enojo. — hice un puchero.

—Lástima que todo se olvida con un flan. — esta vez sí me quede callada porque tiene razón. —Ali la junta ya debió de haberse terminado. — nos levantamos y caminamos hasta la entrada de la universidad.   

—Por cierto, Richi ¿vienes hoy a cenar? — me pregunto si también lo invito Jean.

—Si te refieres al mensaje de Jean, no me puedo negar.

—¿Entonces nos vamos terminando clases? O ¿iras después?

—Hmm, iré a mi casa a tomar un baño.

—¿Por qué no lo haces en la mía? — entrecerró sus ojos. —Solo digo, la última vez que te quedaste dejaste un cambio de ropa.

—Es verdad lo había olvidado, entonces me voy contigo, por suerte hoy salimos a la misma hora.

—Okey nos vemos en un rato. — el asintió y cada quien se fue a sus clases.

 

<Cristopher>

 

Termine mi trabajo y salí de la oficina, camine hasta llegar a una de las esquinas de la pared donde había un aparato del que siempre se me olvida el nombre, saque una tarjeta, la pase y coloque el código, después se abrieron las puertas de mi elevador privado el cual solo usamos Eduar y yo… y unas cuantas veces Denis. Cuando llegue a mi destino baje y pase sin tocar a la oficina de Eduar. 

—¿Ahora que pasa? — me pregunta sin quitar sus ojos del ordenador.  

—Nada, solo quería saber cómo vas con el trabajo. — pero que descaro el mío.  

—Bueno ya que alguien se fue a París y se quedó más de la cuenta, yo tuve que aceptar responsabilidades de esa persona. — solté una pequeña risa. —Si no me vas a ayudar, vete.

—Bueno y ¿Alisha? — mis intenciones fueron descubiertas. —No la vi en su escritorio, ¿es su hora de su descanso?  

—Con que eso era. — por fin me mira, aunque preferiría que siguiera viendo la computadora. —Te recuerdo que Alisha es universitaria, ahora ella se encuentra en sus clases. — lo había olvidado. —Bueno, para ser su primer día no lo hizo nada mal, de echo me ayudo bastante. — dices eso, pero tienes una montaña de papeles justo ahora. —Y bien, ¿porque la buscas?

—Quería invitarla a comer como forma de disculpa. — Eduar río un poco.

—Eso no funcionaría, la única forma de calmarla es con.... — Eduar cerro la boca, él siempre ha sido de las personas que calla cuando siente que es necesario.

—Un flan ¿verdad? — me miro un poco sorprendido. —Denis me lo dijo.

—Denis de verdad que no sabe quedarse callada, pero no se puede evitar, Alisha es su debilidad, cuando le preguntan por ella no deja de presumir de los logros de su hermana e incluso llega a decir cosas que no debe. — vuelve a dejar salir un gran suspiro y ve el ordenar. —Si ya no tienes nada que hacer aquí, vete.

—Pero que frío Eduar y eso que acabo de regresar de París, ¿por qué no vamos por unos tragos saliendo?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.