Mi odiado y amado jefe

Capítulo 8

Después de 10 minutos suficientes para quedarnos casi sin voz, llegamos a casa. Richi estaciono mi auto en la cochera y salimos. Cuando entramos, oímos unos ruidos en el comedor y como todo curioso que se respeta, seguimos el ruido encontrando a Saya, la novia de mi hermano, esta en el comedor arreglando la mesa para la cena.

—Buenas noches, Saya. — saludamos al mismo tiempo, Saya giro y nos sonrió.

—Bienvenidos. — mire hacia la mesa que estaba cubierta por un mantel blanco, encima ya estaban los platos, vasos y cubiertos.

—Que linda esta la mesa. — Saya y Richi la miraron por un rato. —Y bien, ¿porque tanto misterio? ¿Que celebramos? — Saya puso su mano izquierda en una de sus mejillas y dejo salir una pequeña risa. 

—Lo sabrás en un rato.

—Que mala, aunque sea danos una pista. — negó con la cabeza y yo hice un puchero.

—Mientras llegan los demás vayan a tomar un baño, yo siguiere con la cena.

—¡Pido primero el baño! — advertí a Richi apuntándolo con mi dedo, a él no le quedo de otra más que esperar y se fue a ver la tele.

Subí a mi habitación, escogí un cambio de ropa cómoda y me metí al baño, 15 minutos después ya estaba saliendo y mientras me cambiaba le grité a Richi que ya había terminado. Cuando salí del baño, él ya venía caminando con su cambio de ropa en la mano que hace nada estaba en mi habitación.

Puse mis manos en las caderas y lo miré.

—¿Con que permiso entras a mi cuarto? — infle un poco mis cachetes y él se acomodó el pelo y aun teniendo sus dedos enredados con su cabello, me miró fijamente.

—Y desde cuando tengo que pedirte permiso. — afirmo con una voz muy segura, la mano que tenía en su pelo ahora estaba en el aire y la otra mano la tenía en su cadera, sus ojos estaban cerrados y tenía una sonrisa entre abierta que mostraba un poco sus dientes.

—Oh, perdone mi grosería mi rey. — ambos reímos. —El baño es todo suyo. — el paso por mi lado con su frente en alto y hombros rectos, pero se sobresaltó cuando le di una nalgada y corrí a mi cuarto escuchando que grita mi nombre.

Entre risas, cerré la puerta de mi habitación y me coloque frente al tocador donde cepille mi pelo dejándolo suelto. Me unte crema y en mi cuello un poco de loción, después mire por el espejo a mi pequeño hijo y con una sonrisa, me acerque a él.

—Es hora de cenar, Pinki.

De un cajón saqué la comida y le di lo necesario, esta bolita peluda es Pinki el hámster de mi padre. Es mi adoración, está en esta casa desde hace 6 años y cuando papa murió yo me hice cargo de él.

—Oye. — gire hacia la puerta y encontrando a Richi parado. Lo mire mal por haberme interrumpido mientras disfrutaba un momento con mi bolita peluda.

—¿Que?

—Nada. — caminé y me senté en la cama.

—Me quedare aquí.

—Está bien. — me levante y los dos bajamos las escaleras. —Tengo hambre.  — sobe mi pansa y Richi solo suspiro.

—¡Ali! — Saya me llamo.

—¡¿Pasa algo?! — le pregunte mientras caminaba hacia las escaleras. 

—¡Ayúdame a llevar esto a la mesa! — al llegar a la cocina, tomé una cubeta con hielos que dentro tiene una botella de vino, y la dejé en la mesa del comedor.

 Y ya que no necesitaba nada más, fui a la sala donde escuchaba voces y al llegar estaban Denis y Edi sentados en un sofá mientras hablan con Richi.

—Hola. — salude y giraron sus cabezas. —¿Ustedes saben por qué tanto misterio? — no fue necesario escuchar respuesta, están igual de perdidos que Richi y yo.

—Tan entusiasta como siempre, Ali. — mire hacia las escaleras y dibuje una mueca al ver a mi hermano bajarlas. —Pero no te preocupes, ya que estamos todos el misterio se descubrirá en breve. — mire a Richi con ojos que solo él entenderá. 

El me entendió y encogió sus hombros. 

—Vayamos al comedor. — seguimos a Jean y se juntaron las parejas; Jean se sentó con Saya, Denis con Edi y como era de esperarse, Richi y yo nos sentamos juntos.

—Bueno, ¿qué pasa Jean? — pregunto Denis quien también está preocupada por tanto misterio, la tensión creció más cuando Jean y Saya se agarran de la mano, se miraron y Saya le asintió con la cabeza.

—No se preocupen no es nada malo. — dijo mi hermano con una sonrisa en su rostro, todo nos sentíamos aliviados y la tensión de hace poco desapareció un poco.

—¿Entonces a que se debe esta reunión? — pregunte curiosa.

—Bueno, es algo que decidimos decirles hasta ahora mientras pensábamos en que hacer. — contesto Saya. —¿Recuerdan que hace unas semanas me sentía mal? — todos asentimos, aunque en realidad yo ya lo había olvidado. —Pues hace unos días me dieron los resultados de los estudios.

—¿Y bien? — esto me mata de los nervios, dios por favor que no sea nada malo.

Mientras yo rogaba que no fuera una enfermedad grave, Jean y Saya se miraron y después sonrieron.

—¡Estoy embarazada! — no me di tiempo de reaccionar al escuchar eso, solo me quede mirándolos mientras Denis gritaba como una loca y Edi y Richi los felicitaban, cuando regrese a mis sentidos, me levante y con paso apresurado fui con Saya a la que abrace.

—Felicidades. — me separe de ella, Denis la que hace rato gritaba como loca, abrazo a Saya. Yo fui con mi hermano e igual lo abrace y felicite, después de tanto abrazo todos se volvieron a sentar.

—Okey, ya que saben lo secundario vamos por lo principal. — Jean tomo aire y después lo suelta en un suspiro. —¡Nos casaremos en 2 meses! — de nuevo el comedor se llenó de gritos y aplausos, cuando acabo el alboroto, Jean abrió la botella de vino y le pasamos las copas para que las llenara, pero antes de que debiéramos, Jean tomo su copa y le dio 3 suaves golpes con la cuchara, cuando tomaron de vuelta toda nuestra atención Jean y Saya se pusieron de pie.

—¿Aún faltan más sorpresas? — Saya asintió.

—Bueno, ya que saben el porqué de esta reunión y sabiendo la situación en la que estamos Saya y yo. — mi hermano mira a Denis y después a mí. —Queremos decirles la decisión que tome. — espere pacientemente.  — Denis y Alisha, quiero que Saya venga a vivir conmigo para poder estar pendiente de ella y el embarazo. — mi boca se entreabrió. —Y para eso quisiera saber si están de acuerdo en que entre definitivamente en esta casa. — mi hermana y yo nos miramos y después los miramos a ellos.




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