Mi odiado y amado jefe

Capítulo 11

Me levante por el ruido que hace el despertador, me estire y camine hacia el baño. Lave mi cara y me mire en el espejo.

—Genial. — tenía mis ojos rojos e hinchados, consecuencia por lo sucedido anoche.  

Me quite la ropa y me metí a bañar, salí 15 minutos después, me cepille el pelo y lo deje suelto. Luego fui a mi guardarropa para elegir mi vestimenta que al final consistía en un vestido blanco con flores que me llegaba hasta las rodillas, acompañado de unas zapatillas blancas con poco tacón que mostraban mis dedos y tenían dos lazos para amarrarlos a mi tobillo. Guarde las cosas necesarias en mi bolso y las fotos las puse en una caja que guardo abajo de mi cama, luego baje las escaleras, deje la bolsa en la mesa del comedor y me metí en la cocina.

Metí en la tostadora dos panes y mientras se preparaban saque del refrigerador la mantequilla, mermelada de fresa y la leche, los lleve a la mesa y regrese a la cocina por las tostadas las cuales comencé a comer. Al acabar lleve los platos al fregador y los lave, luego me metí al cuarto de baño, me lave los dientes y me maquille un poco más debajo de los ojos para ocultar la hinchazón.

Baje y tome mi bolso, saque el celular 6:00 a.m. aún era temprano y nadie se había levantado, salí de la casa, subí a mi auto y maneje hacia la empresa, 20 minutos después ya estaba en el estacionamiento y baje, aproveche que solo mi coche está para comenzar a buscar.

Anoche con todo lo ocurrido con los mensajes y el señor Thompson, me puse súper nerviosa y olvide por completo asegurarme que no haya quedado ninguna otra foto en el suelo, y después de llorar, saque de mi bolsa las fotos y las conté. El sobre siempre contiene 50 fotos y estaban completas, pero por más que busqué la tarjeta que siempre viene dentro, no la encontré.

Después de tiempo de buscar escuche el sonido de un auto, pero estaba tan concentrada que no le tome importancia.

—¿Que hace tan temprano aquí señorita Jonhson? — me gire y ahí está el señor Thompson parado frente a mí.

—Estoy buscando algo que perdió anoche. — le conteste y él solo me miro sin decir nada por un tiempo.

—Veo que aún no lo encuentra, ¿Qué es lo que busca? 4 ojos serán mejor que 2.

—No es necesario, ya lo he buscado por un buen rato y ya comprobé que no se encuentra aquí, tal vez lo perdí en otra parte. — dije con voz fría, sin quitar mi mirada de su rostro.  

La hora del celular marcaba las 6:50 a.m. tenia que darme prisa.

—Tengo que irme, mi horario de trabajo está por comenzar. Que tenga un gran día señor Thompson.

Me giré y comencé a caminar hacia el elevador.

—Espere un momento, señorita Johnson. — me detuve y giré para mirarlo. — Hoy no ira a la universidad, ¿verdad?

—No, es sábado. Así que no tengo clases.  — conteste con el ceño fruncido.   

—Me gustaría invitarla a comer. — me quede en silencio, procesando lo que ha dicho y determine que no es algo bueno. — No te preocupes, no lo hago con malas intenciones, pero puedes tomarlo como una disculpa por lo que paso hace un mes.

—No es necesario señor Thompson, lo ocurrido hace un mes ya es parte del pasado. Entonces me iré.

—La verdad es que quiero tener una charla con usted.

Esto es raro, se supone que no debería de insistir. Edi me dijo que no era de ese tipo de persona, pero, ¿por qué no me deja ir? Quiero rechazarlo, pero no se puede rechazar fácilmente cuando se trata del jefe de jefes.

—Está bien. — después de una larga guerra mental en mi cabeza acepte, él sonrió y yo me quede hipnotizada por algunos segundos.

—¿Tu hora de comer es? — baje de mi nube.

—3 de la tarde. — conteste mientras ambos caminábamos a un lado del otro.

—Entonces pasare por ti a las 3 de la tarde al piso 24.

—No es necesario, podemos vernos aquí en el estacionamiento. — negó con la cabeza.

—Pasaré por ti a las 3 p.m. — las puertas de ambos elevadores se abrieron.

—E… Está bien. — trate de sonar distante, pero se me trabo la lengua y me metí a el elevador un poco avergonzada.   

La tarde siguió como siempre, Edi me dio unos documentos y mientras los revisaba también los registraba en la computadora.  Cuando el reloj marcaba las 2:00 p.m. las puertas del elevador se abrieron y de él bajo mi guapa amiga Jennifer.

—Ey, cariño o mejor dicho princesa de hielo. — se burló mientras se acercaba a mí con una sonrisa.

—¿Princesa de hielo? — pregunte con una sonrisa y una de mis cejas levantada.

—Jeje, no me digas que no sabias que así te llaman los empleados. — me levanté y le di un beso en la mejilla.

—No, no lo sabía hasta este momento, pero, ¿por qué princesa de hielo?

—Bueno según mis fuentes "princesa" es por tu belleza y "hielo" es por tu actitud fría hacia las personas. — ambas nos miramos y luego reímos.  

—Princesa de hielo… bueno no suena tan mal.

—Si las personas se dieran la oportunidad de conocerte como yo lo hice, estarían de acuerdo conmigo con que sólo necesitan llamarte princesa para describirte.

—No se puede evitar, ser una persona fría siempre ha sido la primera impresión que toman de mí. Toda mi vida he sido malinterpretada, así que ya estoy acostumbrada, por el lado bueno estoy feliz con los amigos que tengo, ahora incluyéndote.

—Tú también me dabas miedo al principio, pero después de ver como tropezabas en el estacionamiento y cuando comías un flan en la cafetería y se te cayo un poco en la camisa juntos con los pucheros que hacías, me pareció tan tierno que me enamore de ti. — confeso con una sonrisa.  

—Deja de decir cosas vergonzosas, se muy bien que soy extremadamente torpe. — me tape un poco la cara. — ¿Y bien que te trae aquí bebe?

—Ah, ¿comemos juntas?  

—Lo siento no puedo, ya he quedado con otra persona. — Jenni sonrió de manera traviesa.  

—Así que tengo que reservarla con tiempo. — reí. — Y bien, ¿quién es esa persona que me robo el valioso tiempo para comer con mi amiga?




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