Mi Otra Mitad

Capítulo 1

Me escondo detrás de un librero grande que hay en la sala, no podrán reconocerme ya que este es bien alto y de un bordó algo oscuro. Esto me camufla ya que mi vestido tiene el mismo color y también los libros me tapan.

—¡Aquí estás! —lo escucho exclamar pero vuelve el silencio.

¿Eso crees? Aunque sí estoy aquí pero no está seguro del todo.

—¿En dónde se habrá metido mi ave?

Mi ave...

Adoro que me diga eso. Él tenía problemas con pronunciar mi nombre así que me decía así, y aún lo hace.

Sus pasos se alejan y la puerta se cierra. Espero un rato y salgo de mi escondite cuando se ve seguro.

—Ingenuo —salgo también mirando a ambos lados.

Mis padres y mi hermano mayor están en una reunión, alejados del castillo, por lo tanto Dante y yo aprovechamos estos momentos ya que nunca se puede hacer algo divertido.

—¡La vi, la vi!

Xuban grita advirtiéndole a Dante.

Levanto un poco mi vestido y comienzo a correr lo que más puedo. Doblo a la derecha y luego a la izquierda. Por suerte en esta parte hay una gran alfombra grisácea que oculta el sonido que hacen mis tacones. Vuelvo a doblar a la derecha.

—¡Ahí estás! —corro más al escuchar a Dante.

Creo que ya...

Y se escucha unas caídas.

—¡Dante!

—¡Xuban!

Doblo por la izquierda y entro en la segunda puerta sin hacer mucho ruido, encontrándome con otro pasillo más. Me quito los zapatos para caminar rápido, aquí no hay alfombra y se escucharán claritos mis pasos. Respiro ondo varias veces tratando controlar mi respiración, duele mi pecho.

—¡Ava! —un susurro me hace dar vuelta pero no veo a nadie—. ¡Ava!

—¿Neel? —veo una mano salir detrás del segundo pilar que pasé—. Con que aquí te escondes.

—Deme sus zapatos, los confundiré —escuchamos pasos por el pasillo por donde vine, se los entrego rápidamente —. Corra, vaya.

—Nos vemos —levanto el vestido y otra vez comienzo a correr.

Esta vez debemos ganarles.

Mientras busco otro escondite les voy contando sobre ellos dos. Xuban y Neel.

Son nuestros escoltas personales desde que teníamos doce años. Son hermanos y los cuatro nos identificamos mucho ya que tenemos una historia algo parecida.
Neel es el escolta de Dante, se entendieron a la perfección cuando se conocieron, él también es adoptado en su familia. A leguas se notan que no son hermanos de sangre, aunque lo puedes identificar más por lo que no son parecidos en nada. Es de ojos celestes y rubio también (por qué tanta discriminación, pobre de mí), la misma altura de mi hermano y la apariencia también. 
Xuban es mi escolta, me pasó lo mismo, nos entendimos totalmente es como si fuera mi segundo mejor amigo y hermano. Bueno en lo físico es alto (sí, todos son altos y yo aquí de enana), también rubio y sus ojos son negros con leves destellos marrones, que cuando le da la luz parecen destellos dorados... definitivamente los ojos más raros que haya visto en mi vida. Es lo contrario a su hermano, es más musculoso pero con un leve defecto, es el más débil.
Como ven, entre los cuatro nos llevamos como amigos, bueno casi, nos tratan de como supuestamente nos deben tratar en la realeza todo de "usted". Bah.

Otra vez vuelvo a la sala y me escondo detrás del librero. Dejo pasar unos minutos y aburrida saco un libro para poder leer algo. Orgullo y Prejuicio. ¿Enserio teníamos este libro? Y yo destruyendo mis ojos leyéndolo por internet en mi celular.

—... estoy cansado —la puerta se abre de golpe y la voz enojado de mi hermano mayor se escucha resonar por todo el lugar.

—Y lo tendrás que aguantar.

Y aquí la santa de la familia.

—Es que no puedo, definitivamente no puedo estar entre negociando con ellos y atender todo lo que piden mis padres.

—Ya hablé con Viktor para que redujera las tareas.

—Inútilmente lo has hecho ahora.

¿Negocios?

Por más que mi familia a veces me ocultan lo que hacen, sigo igual sus pasos, soy como sus sombras, para ellos algo natural pero para mí es una oportunidad... y otra forma de no volverme loca en este encierro.

—Volveré a convencerlo, tranquilo.

—Claro —lo escucho suspirar—. ¡NICOLAI!

¡Ash! ¡¿Por qué grita?!

La puerta se abre. —Sí, mi señor.

—Comunícame con Kozlov e infórmale que necesitamos urgente una reunión para saber el progreso de las ventas. También con Leone, debemos arreglar bien y personal el asunto.

¿Ventas?

—Enseguida, mi señor.

—Y también dile a los Butler que controlen al par de payasos para que no molesten más, sus juegos de niños arruinan todo.

—Sí, mi señor. Con su permiso me retiro. Señor, señora —la puerta se abre y el silencio vuelve.

¡Ay que se vayan de aquí ya!

—Espero que sus escoltas los encierren en sus habitaciones, niñatos que no valen la pena.

—Pero igual tengo que estar en alerta.

—¿Por qué? No son una amenaza para nosotros. Puse a todos en contra de la pequeña arpía, no hay problema.

Lo único que sale de su boca son cuchillas contra mí.

—Sí hay problema. Yo sé que te vió esa vez.

—Le dejé en claro que si abría la boca, no volvería a ver ninguna otra luz.

¡Maldita!

—Pero si en algún momento tiene la oportunidad de abrir la boca, es nuestro final.

—Tu madre lo sabe.

—Pero ella no sabe que la payasa y yo lo sabemos.

—No es para tanto.

—¿Y si se le da por comentarlo fuera?

—Que lo intente porque no la dejaré ni decir ni la letra "A".

—Nos puede chantajear.

—Ni tiene la más mínima idea, no puede —dice con ironía.

¿Chantajear? Me suena a oportunidad.

—Lo que debes de asegurarte es que los negocios continúen y que falta un año para que te coronen como el nuevo Rey.

—Tranquila, llevaré corriente las dos cosas pero por ahí no puedo mucho, tienes que ayudarme también.

Se escucha un chasquido de lengua. —Va bene.




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