Bien, solo un día y ya Dante está extraño.
—Eso quisiera saber también —le dedico una mirada fría que rápidamente logra captar haciendo que él desviara rápidamente sus ojos a un costado y luego a mí.
A parte de que tenemos códigos, uno que otro truco, formas de hablar, también tenemos con miradas que se interpretan lo contrario a lo que son.
Seriedad: enojado.
Enojado: divertido.
Feliz: desconcertado.
Desconcertado: disconforme.
Frialdad: pena.
Y lo que exactamente siento en este momento por mi hermano es pena porque ha olvidado uno de nuestro principios: ser solidario.
Ay Dante, ni primer día y ya te desconozco hermanito.
—Que yo sepa no eres mi dueño y no debo pedirte permiso si puedo existir o no —escucho uno que otro murmullo que no entiendo y ni me importa, solo me agacho para ayudar al chico.
—Te meterás en problemas —me susurra tembloroso.
—No te preocupes —sonrío de lado, no del todo segura en mis palabras pero no dudo en ayudarlo.
—Gracias —sus ojos mieles me observan con vergüenza.
—No hay de qué —sonrío leve y antes de irme los miro—. Idiotas.
Me alejo a donde está Neel y Lucy, ambos atónitos.
—¿Qué acabas de hacer? —Lucy susurra casi sin voz. Yo la observo un poco extrañada, ya me parece algo exagerada, pero lo que dice a continuación no tiene nada de exageración—. No te dejarán tranquila, ahora sí estarás en problemas y ni siquiera un castigo de tus padres es comparado con lo que hiciste ahí.
¡Maldición!
Miro a Neel que está pensativo. Tal vez le preocupo o no en estos momentos pero lo que sí estoy segura que está preocupado es por la actitud de mi hermano que no solo se involucra sino que arrastra a Xuban con él. Se supone que ahora es su guardaespaldas y no es por ser celosa o por querer hacer berrinches de niña mimada, no, es porque después de cinco años ser mi escolta, mágicamente llegamos aquí y pasa a ser de mi hermano... ¡De la nada! No tiene sentido, hay algo más y su mirada me dice que lo que estoy pensando es verdad: algo traman y nada bueno es. Cualquiera podría decir que es una rebeldía adolescente en plena etapa de darle la contra a sus padres y principios que se les ha inculcado.
No mis lectores, esta vez no. Es como decirles que por estar lejos de mis padres puedo aquí sobrepasar la democracia de este continente y gobernarlos a todos bajo la corona de mi país.
La época de Cristóbal Colón ya pasó, creo. ¿No? Esto no es 1492. No. Y tampoco somos así para aclarar aunque creo que debo ponerlos un poco en contexto con mi familia y lo haré de esta manera para que comprendan a la familia Ivanovski... a parte de lo mencionado principalmente, claro:
Hace más de doscientos años se creó un pueblo en el que sólo vivían personas las cuales se consideraban lejos de lo que era y es el continente asiático actualmente, creo que ni del mapa sabían siquiera cómo estaba conformado, pero había una isla que se separaba de esas tierras y lo curioso que los primeros allegados terminaban ahí porque el agua los arrastraba a esa tierra firme y no de donde venían. Lo curioso fue que esos aldeanos consideraron que podía ser apto tener una vida ahí, el rumor comenzó a esparcirse por casi todo el mundo.
Un día la isla ya estaba prácticamente habitada pero no había líder ahí, no había un Estado, un Gobierno o siquiera una Monarquía. Así es como se remota que encontraron una mina al sur del pueblo donde tenía diamantes, oros, joyas y mucho más, quien lo había encontrado era un hombre que solo tenía apellido: Ivanovski. No tenía familia pero sí mucha cultura, estudios y una reputación que cuidaba, muchos creyeron que fue un milagro porque ya los problemas comenzaron asomarse. Él prometió que los ayudaría a organizarse y a su vez compartiría una pequeña parte de su riqueza, el pueblo estaba encantado y lo nombraron líder de esa isla que pasó con el mombre: Sitanova.
¿Hubo enfrentamientos? Sí porque creyeron algo absurdo hacer una nueva Monarquía siendo que estaba dentro de un continente con diversos países que tal vez podrian haber tomado la isla pero no fue así, los habitantes no lo creían y luego se demostró que no era como pensaban sino era un lugar libre.
Se formó un reino, el pueblo tenía paz y estabilidad, bla bla bla bla... El rey se enamoró y casó con una hermosa mujer, tuvieron un hijo que fue príncipe y luego rey, se repitió de nuevo muchas veces el mismo ciclo hasta llegar a mis hermanos y a mí. Pero como les dije, Alessandro es el próximo rey el cual le tocará casarse, tener hijos y seguir con el legado... menos yo, menos las que desgraciadamente nacimos mujeres segundas o terceras y en adelante. Nacimos con la maldición en que nos venderán al mejor postor.
Y eso definitivamente me preocupa...
—Esto será un caos —mi narración mental aprendida de mi profesor privado de historia es interrumpida por la voz de Lucy que me trae a la realidad nuevamente— Si pueden huir es el momento.
Huir...
No.
—Encontraremos solución, a parte, ¿qué puede suceder? —sonrío leve tratando de no recurrir a la desesperación pero la mirada de mi chico me recuerda que dos de ellos los conocemos y yo más al segundo que intentó matarme antes.
Carajo.
Otra vez, ¿mi chico?
Voy a perder la cabeza, lo presiento. Hasta escucho la reina Roja condenar ¡Perderá la cabeza! De la película Alicia el País de las Maravillas.
Condenar... me recuerda a que ya me condene, que irónico y loco esto.
Y volviendo al tema, de verdad no creo que pase mucho, los bad boys siempre terminan siendo buenos en las películas, ¿no? ¿Quién me apoya en la idea?
No, ¿saben qué? Mejor entro en pánico, porque esto no es una película, es mi vida y está pasando.
¡Carajo!
Después de ese incidente nos fuimos los tres del agradable lugar que pienso ir varias veces, no me importa si les molesta o no, tengo derecho.
En el camino Lucy estaba pensativa y a la vez nos dedicaba miradas asesinas, bueno, solo a mi como si Neel fuera un santo.
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Editado: 05.11.2024