Llegué a horario a la... escuela. Sí, es para mi aún difícil de asimilar pero no todo he dejado atrás, lo que traje me recuerda que en parte no estoy sola, que esta nueva imagen de mí no es real, no soy normal. No lo soy.
Fui directo al aula en donde sería mi primera clase, la 125. Esta escuela es muy grande, no me sorprendería la cantidad de aulas que hay. No había nadie, tampoco en el pasillo por donde vine, solo en la entrada sentí varias miradas en mí y por un microsegundo sentí que estaba en esas series en donde mostraban al estudiante nuevo ser el centro de atención de todo el establecimiento, un extraño más. Ahora sí, eso queda conmigo, una extraña más.
—¿Eres la chica nueva? —escuché una voz femenina proveniente de la entrada, giré sobre mis talones y la vi. Era alta, muy alta, su cabello rojizo corto resaltaba en su piel pálida como la mía y sus ojos celestes hacían que se iluminara más. Sí, es llamativa—. Soy Greece, representante de la clase hasta en unos meses. El director me informó que debo guiarte y ayudarte en todo lo que necesites, te daré mi número de teléfono y me escribes, no estoy disponible los sábados así que ni por emergencia siquiera te atenderé el teléfono.
Ah, simpática.
—Gracias —respondí ante todo lo que dijo—. Voy a tenerte en cuenta y voy a necesitar ayuda con algunas ubicaciones, creo que eso sería todo.
Por el momento.
—Me darás menos trabajo —suspiró aliviada y sin poderme contener alcé una ceja a lo que ella captó mi mirada—. Hay muchos que son pesados o arrogantes y es difícil lidiar con ellos, pero te ves distinta y espero así sea.
Pasa las manos por su camisa abotonada hasta su pecho dejando tres botones sin prender, llevaba perfectamente su cabello peinado adornado de unas pequeñas pegatinas como si fuera brillo. Interesante. Sus jeans negros la hacían ver más alta y delgada aún, y ni hablar de sus converse amarillas con plataforma, haciéndome recordar que vi muchas de esas cuando fuimos de compras con Neel.
Y hablando de Neel, me dio un ataque de risa en el auto cuando él hacía una mueca de disgusto por no poder entrar conmigo. Es obvio, tantos años siendo nuestras sombras y que de la nada tengamos que separarnos unas horas y sin tanta vigilancia, es extraño hasta para mí.
No, no es mi niñera, ojo si piensan eso.
—Bueno, sin más que decir por el momento, en unos minutos vuelvo junto al resto, por las dudas siéntate al último si quieres ahorrarte enemigos —señaló con su dedo detrás mío y se fue.
Bien, a esperar.
En la mañana al despertar, mi compañero de piso no estaba, como no sé cocinar solo saqué frutas y jugo para preparar una pequeña ensalada, al terminar fui a cambiarme por unos de los vestidos veraniegos que tanto elegí y hoy llevaba uno violeta como el color de mis vestidos que tristemente dejé. Tomé un par de zapatos con plataforma baja y luego mis cosas para hasta después venir.
Hice caso y me senté en un lugar solitario, al lado de las ventanas que daban con el jardín de la escuela, estaba repleto de estudiantes. Pude ver algunas plantas y a penas logré divisar unas ro...
—Es un maldito chiste.
No.
Me.
Jodan.
Merda, merda, ¡merda!
Desvié mi mirada al par de ojos avellanas que me observaban neutros pero podía ver su cuerpo tenso.
—¿A caso esta también es tu clase?
Me atreví hablarle y esperaba más respuesta por su parte. La escena de ayer, la vuelta al departamento que fue incómoda y ahora encontrarlo aquí, es mucho. Lo miré rápidamente como iba vestido, parecía exactamente el típico chico bad boy de toda historia. No se veía mal, hay que admitirlo... pero mejor está mi chico.
Otra vez. ¡¿Otra vez lo pensé?!
—De verdad que serás un dolor de cabeza, suficiente tengo con que despertar y ver tu rostro. —Hizo una mueca observándome despectivo. Pensé que tal vez se sentaría al final pero mi pequeña sorpresa fue verlo sentarse en el primer lugar de la fila del medio.
¿Todo un chico aplicado? ¿Sólo es fachada? Vaya, primer día y ya sé que solo miente su forma de ser...
Como yo.
Sacudí mi cabeza reprochandome que no estoy en posición de cuestionar o siquiera compararme porque estoy igual.
Antes de volver abrir mi boca el timbre sonó avisando que las clases comenzarían, muchos alumnos entraban y me ignoraban olímpicamente hasta la representante de la clase. Lo bueno es que estoy pintada como un retrato mío en el castillo, exactamente igual, solamente que diferente vestimenta y situación.
👑👑👑
Ignorada totalmente. ¿Indignada? Es poco. ¡Hasta Dante! Intenté acercarme varias veces durante el día, dejé pasar algunas oportunidades porque estaba él con un grupo de al parecer su clase y a mí me daba un poco de pena ya que no estoy acostumbrada a socializar mucho o en estos ambientes. En un descanso pude ir y cuando lo saludé solo me miró y siguió hablando con otros chicos. Esa actitud realmente me dolió porque él siempre fue de buscarme o estar conmigo cuando estaba sola en el castillo o se acercaba a mi Alessandro para molestarme y hacerme sentir menos... Dante era mi salvador, mi refugio y ahora... estoy sola.
Sola. Totalmente sola.
El día terminó siendo un asco para mí, Xuban estaba esperando a mi hermano, lo saludé y me ignoró también.
¿Qué hice para merecer esto?
Neel por lo menos me saludó y preguntó por mi primer día, le mentí que todo estaba de maravilla y sabía que no era verdad pero no quiso molestarme y eso me hizo sentir un poco más miserable. ¿Irónico, no? Pero ese día algo me decía sobre este nuevo camino que tomaba mi vida, algo que me tenía desilusionada. No era lo que esperaba.
¿Dónde estaban las sonrisas?
¿Dónde estaban los abrazos?
¿Dónde estaba el apoyo?
¿Dónde estaba yo?
Por primera vez me cuestioné algo que parecía loco y a la vez no:
¿Quién era yo?
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Editado: 05.11.2024