Hice caso a lo que Chad me dijo, era lo más lógico, directo pero lógico. Pregunté acerca de estos eventos que habrán y que ya a los días estaba con el entrenador de hockey para poder volver a coordinar mis pasos, como también aprender el baile como animadora junto a Laurent. No era difícil, ambas nos desplazabamos en los extremos de la pista dando uno que otro giro y salto de forma sincronizada... bueno casi.
—En un mes podrás mejorar.
Eso me aseguró el entrenador que por cierto, es muy amable con nosotras y en especial con Laurent, no quiero hacerme ideas en la cabeza pero puede que no me equivoque. Miradas, gestos, roces y uno que otro acercamiento cuando yo me hago la desentendida me lo confirma. No soy quién para juzgar, también hice lo mío. Aunque la diferencia es que ella es mayor de edad.
Pero volviendo al tema, y no alejándonos de lo último, Robert tiene un encanto que ya lo conozco y conmigo no pasará, no es coqueteo sino más bien un trato amable con una pizca de falsedad. Está la opción de que no le caigo bien.
De todos modos, el patinaje sigue en acción.
Y no, no entendí sobre los juegos y su fin.
—... solo para que alumnos intercambien palabras y conocimientos, hacer querer demostrar que nos acercamos cuando en realidad competimos —alza los hombros volviendo a su bebida que tiene en manos—. Este año no nos vencerán los "señores correctos" como les llamamos a esos locos.
—¿Seattle Private School? ¿Esos que murmuran en los pasillos y solo parecen odiarlos? —Chad mira extrañado y hasta burlesco a Lucy tras comentar eso.
—Se supone que es una versión con uniforme y ciertas comodidades que nosotros no tenemos aquí —la pelirroja mira concentrada su manzana mientras corta algunas rodajas con cuidado—. Pero aquí somos libres de elegir, ellos solo siguen reglas absurdas.
—¿Tan malos son? —pregunto a ambas sin darme cuenta qué respuesta tendría realmente.
—Los últimos juegos que participé y nosotros perdimos en tenis y fútbol, a cada parte donde nos veían nos recordaban como los peores en fracasar algunos juegos —Lucy me mira y luego baja un poco la mirada algo extrañada.
—Escuché por parte de los jugadores que ya están mejorando.
—Ojalá se cumpla.
—Ambas exageran mucho —las tres automáticamente giramos la cabeza a otra voz desconocida, este chico que tiene un buen físico, lo secunda otros más—. Vamos a derrotarlos, no cabe duda, y cuando pase todos van a colaborar en devolverles la broma que nos hicieron.
—¿Broma?
—Sí chica nueva, ellas te explicarán —sus ojos castaños recaen en Lucy—. Felicidades porrista, te veremos pronto.
—Gracias —mi amiga automáticamente se sonroja y luego abre mucho los ojos como hacemos Laurent y yo—. ¡¿Porrista?!
—¿No te avisaron? Está tu nombre en la lista junto a otra chica llamada Ángela —el chico le sonríe radiante pero fingida para mi gusto.
—Me olvidé de revisar, gracias por avisarme —compartimos una mirada rápida con Chad, ella está cayendo.
—Bien, nos vemos entonces, adiós chicas y Chad —su saludo no pasa por alto el tono de recelo.
—Preston —y mi amigo como siempre, saluda de mala gana como si fuese un insulto para volver a su comida.
Iba a preguntar cuando su voz resuena.
—Agatha, tenemos que hablar —mi hermano se adelanta una vez el grupo se aleja.
—Ya te estabas tardando —me pongo de pie dejando la servilleta que estaba en mis piernas, sobre la mesa—, ahora vuelvo chicos.
Sigo al rubio fuera del comedor dónde prácticamente está toda la escuela almorzando a esta hora. Debo admitir que mi spaghetti con salsa roja no está mal.
—¿Te llegó la llamada de Nicolai? —es lo primero que sale de su boca cuando estamos a unos dos pasillos a la izquierda.
—¿Nicolai? —frunzo el ceño hacia él sin entender—. ¿Por la gala?
—Por la gala —da un asentimiento de cabeza viéndome en silencio por unos segundos—. No te avisó él.
—No. Primero fue un mensaje de Neel para que atendiera y luego el caballerizo de esa me dijo todo —apoyo mi espalda a la superficie plana de la pared para verlo más cómoda.
Sí, practiqué en mi habitación algunos gestos, movimientos y modas de la gente común. Debo parecerme a ellos.
—¿Sigue con vida? —su pregunta me descoloca—. Quiero decir, creí que era más sensato que Nicolai te avisara ya que es la sombra de ella.
—¿Por qué no seguiría con vida?
Miro fijamente a sus ojos esmeralda y me doy cuenta que intenta calmar algo que está por ser liberado, tiene una lucha interna.
—Una forma de decir, no lo tomes tan literal —su cuerpo se mueve, se delata: está nervioso.
—Dante —susurro presionando para que me diga pero me dedica una mala mirada.
—Silenzio, non è importante non chiedere —arqueo mis cejas sorprendiendome por su respuesta, él siempre me cuenta todo.
—Perché?
—Ava —mira a todas partes un tanto nervioso—. Basta, quédate atenta cuando nos vayan a buscar.
—No soy una niña, eso lo sabes —me separo de la pared volviendo por el camino que vinimos.
Neel me aleja primero y luego mi hermano, de Xuban ya no me importa, en el fondo presentía que no me soportaba y es mejor que ahora esté alejado de mí porque abrí bien mis ojos. Estar lejos de mi familia me hace ver más de lo que podía creer, tal vez con ellos no quería ver la realidad.
De la nada siento un tirón a mi lado empujandome a la pared del pasillo que seguía, está algo oscuro pero la luz tenue del otro pasillo me hace ver la mitad del rostro de la persona que está frente mío.
Ojos avellanas.
—Chad.
—Shh —mira fijamente mis ojos mientras me hace más a un costado quedando ambos ocultos por las sombras.
Abro mi boca para replicar pero la voz que escuchamos hace un rato parece hablar con alguien y este le responde.
—¿Ya le dijiste que se alejara?
—¿Me hablas de alejar cuando a ella la halagas por haber quedado?
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Editado: 05.11.2024