Mi Otra Mitad

Capítulo 18

Dejo caer mi valija para tirarme por fin a mi cama. Ese día tampoco iría a la escuela, quería descansar y pensar en lo que haría con mis manos, que por suerte ya no están tan lastimadas ni duelen mucho, pero tendré que ocultarlas.

—¿Quieres comer algo? —escucho sus pasos pero no se acerca.

—Quiero dormir —suelto un suspiro cerrando los ojos, el sueño me estaba venciendo.

No obtuve respuesta, solo que se fue porque cerró la puerta y estoy agradecida. Empecé de a poco dormir pero un sonido de algo caerse en el pasillo me asusta, y no sólo eso, también el sonido en mi teléfono. Alcanzo el aparato y lo sostengo en mis manos para leer una notificación.

"Una princesa en apuros".

Me obligo a despertarme y entrar a este, una página me carga donde muestra el contenido de una noticia al parecer.

"Recientemente se ha visto a la familia real Ivanovski en la pista privada perteneciente de la dicha familia. Se pudo captar el momento donde la princesa Ava Ivanovski subía al avión Real. Lo curioso es que ningún otro integrante de la familia la acompañó, pero los custodios del príncipe Dante Ivanovski estuvieron a bordo por lo que se entiende que también ha acompañado a su hermana".

Abajo salían dos fotos, una mía subiendo y otra de Neel con el resto de los custodios.

Pero, ¿quién ha tomado estas fotos y sabe sobre esto? Se supone que ningún periodista, fotógrafo del pueblo o invitado, tiene el derecho de sacar fotos o siquiera contar algo que no se le ha permitido. A parte hay que contar que esta es la segunda vez que me encuentro con algo así.

Seguí leyendo la nota periodística, o más bien, entrometido, que relataba hechos recientes como la gala, la reunión con Primrose y nuestra supuesta amistad.

Esto me hace doler la cabeza, mejor sí voy a comer algo.

Salgo de la habitación y camino por la pequeña sala hasta llegar al fondo que es la cocina y donde está Chad cortando unas verduras.

—Ahora sí me dio hambre —miro curiosa que tenía cebolla, tomate, pimientos y ajo ya picados en una sartén—. No sabía que cocinabas.

—No suelo hacerlo —su tono de voz neutral es lo que resuena antes de que prendiera una hornalla y al colocar el aceite, empieza a chillar.

—¿Y por qué ahora?

—Porque aunque no me guste, debo asegurarme que te alimentes a la hora que se te antoje, pero que lo hagas —agrega sal y algunas especias que desconozco.

—¿Entonces por qué aceptaste este trabajo? —frunzo el ceño viéndolo fijamente, no tiene sentido algo que no le guste, esté aquí.

—Porque debía, a parte, me da ventaja de vigilarte mejor.

—Oh, gracias —contesto con ironía sentándome en una banqueta de madera negra que había a un lado.

—Tú querías protección, no te quejes y más si es un amigo tuyo.

Amigo tuyo...

—Claro —dejo de verlo para solo fijar mi mirada en la comida—. Así empiezan a decir y termina todo mal, ya Xuban me hizo conocer el cuento.

—No te confundas, no soy ese idiota —ambos hacemos silencio un momento hasta que reímos.

—Dijiste algo cierto por primera vez en meses —observo que coloca una salsa de tomate y revuelve con una cuchara de madera.

—Tú aun no dijiste ninguna, me da ventaja en esto.

—Como no —contesto con ironía.

El resto de la hora nos lo pasamos en silencio, sólo el sonido de la comida es el que llena el lugar. Chad muy concentrado en lo suyo y yo en mi mente tratando de averiguar quién es el infiltrado en el castillo porque si nadie puede hacer algo así como esa nota periodística, ¿entonces por qué sucede?

Puede también que sea Alessandro o la otra quienes tal vez tienen la intención de molestarme desde lejos porque saben que sobrepienso todo, esos dos no dejarán de hacer mi vida miserable.

Pero por el momento sé que debo volver a mi rutina nueva como Agatha Matthews y mucha tarea me espera si quiero volver al mismo ritmo, mi otra opción es mañana escapar de clases y quedarme en la biblioteca o en alguna parte para poder hacer algo porque hoy mis manos aún no están del todo bien, un día más les daré.

👑👑👑

—¡Impulso!

Eso hago pero...

—¡Impulso Agatha! —me levanto del hielo y deslizo hasta el entrenador nuevo que la escuela nos designó—. No flexionas las rodillas, ése es tu problema y por eso harás más ejercicios de sentadillas para que te acostumbres.

—Entrenador Dorell, no es necesario, mejoraré —a penas me deslizo unos centímetros cuando me frena.

—Has estado una hora así, ve a descansar media hora y volverás para practicar la coreografía nuevamente —pasa por mi lado dándome una leve palmada en el hombro—, anda.

No digo ni una palabras más sino que me deslizo hasta salir de la pista e ir a las bancas a quitarme los patines.
No puede ser que me esté costando hacer el simple salto Lutz, es algo tan común que siempre lo hacía y ahora fallo. Lo peor de todo que es parte de la coreografía y no puede ser que sólo Laurent lo haga como en este momento esté demostrándolo en la pista y hasta lo acompaña con un Axel.

Mejor me voy.

Salgo del lugar para encontrarme con los pasillos vacíos de la institución pero como no tengo clases por mi prioridad al entrenar, me dispongo a pasar por el comedor y pedir una ensalada de frutas que muero por comer.
Sólo dos semanas han pasado desde que llegué a la escuela otra vez, nadie preguntó por mí y los profesores pidieron que esté al día con toda la tarea, algo que ya hice. A Lucy no pude ver mucho porque ella tiene clases en este momento, sus entrenamientos son en horarios contrarios a los míos y por eso solamente nos dió tiempo a cruzar unas pocas palabras para saber cómo está la otra y nada más.

Con Dante todo sigue igual, está con su nuevo grupo de amigos, Neel está más callado que nunca y Chad sigue pisándome los talones sin perder un sólo movimiento de mí. El único momento que me salva de ver a la mayoría es cuando entreno.




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