El comedor estaba repleto de jóvenes, mi cara de disgusto y a la vez de preocupación era muy evidente.
— ¡Por lo menos tenemos a Cloe! —dijo Eider tratando de alegrarme.
— Uxia me odia e intentó matarme —dije con enojo.
— Ustedes por lo menos no tienen a Louis y al nuevo —comento Brais.
— Oye agradece que no puedo entrar en tu mente —contesto el tez morena.
Brais puso los ojos en blanco. Levante mi mirada y el chico nuevo se encontraba sentado solo en un rincón.
— Es un raro ese chico —comento Tigor mientras le daba un bocado a su sándwich.
Me levanté, todos me miraron extrañados, y me dirigí hacia donde Ezio se encontraba.
— Hola Ezio —dijo apoyando mi bandeja en la mesa.
— ¿No entiendes qué quiero estar solo? —dijo el sin mirarme.
— Solo quería hacerte compañía —mire a mis amigos.
Eider negaba con su cabeza al igual que Tigor y Brais solo miraba con el ceño fruncido.
— Porque tengas otros poderes no te hace tan poderosa —dijo en voz muy baja.
— ¿Disculpa? —pregunte.
Él se levantó de su lugar bruscamente, y todos miraron hacia nosotros.
— No vuelvas acercarte a mi —dijo esta vez mirándome a los ojos.
Me volví hacia la mesa donde Brais se encontraba de pie.
— No sabía que podían expandir su escudo —comento Louis que masticaba de manera extraña la comida.
Simplemente ignoré lo que dijo y recordé lo que había sucedido con Ezio.
La noche empezó a caer y me dirigí a mi actualizado cuarto aun debía buscar el libro de Merila.
Llegue y Eider se encontraba sentada sobre su cama. En la otra estaba Cloe también con un libro y Uxia salía del baño.
— Louis dice que Brais puede expandir su escudo solo con mirarte —comentó Eider.
— Qué bueno porque Ezio con un toque y una mirada puede hacerte sentir dolor —comento Cloe.
— Dacia es una cobarde —dijo Uxia tirándose a su cama.
Tragué saliva y recordé que debía buscar el libro de la profesora Merila. abrí la actualizada mesita de luz y el libro se encontraba allí. Sali de la habitación rápidamente.
Todos se encontraban en sus habitaciones la luz de la luna traspasaba los ventanales. La gran casa Fiimburg había sido remodelada los pasillos parecían ser más extensos y las habitaciones más grandes. Había sectores donde los alumnos tenían prohibido pasar.
Camine por el largo pasillo subiendo unas escaleras. Una gran puerta dorada apareció en frente mío.
<<El despacho de Itaro y Tavia>>
Mire y el pasillo continuaba pero al final una tenue luz se podía ver. Mire hacia atrás observando que nadie estuviera allí una antigua puerta pintada del mismo color de la pared, pose mi mano e intente abrir.
Pero la puerta del despacho de los directores se abrió. Me escondí detrás de un objeto que estaba con adornos.
— Dacia no tendría que estar aquí —la voz de un hombre retumbaba por el pasillo.
— Ella debe aprender que tiene habilidades que la hacen poderosa —reconocí perfectamente la voz de Tavia.
— No me rendiré hasta que vuelvan a enviarla a casa —continuo el hombre.
— Esto no lo voy a discutir contigo —la puerta se cerró.
Solté el aire que había contenido y bajé mi cabeza. Un nudo estaba presente en mi garganta y una puntada en mi pecho.
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Editado: 16.08.2022