Mi Otra Realidad ~vida vacía~

Cap 8

Camine por el estrecho pasillo evitando mirar a las personas que cruzaban por él.

Clase de “Normas personas con habilidades”, resople y entre al aula.

Encontrándome con dos estudiantes y una señora con lentes, que estaba sentada leyendo un libro.

Miré a las personas que estaban allí y mi sonrisa fingida desapareció, puse mis ojos en blanco al ver al soberbio de Brais.

El solo sonrió levantando sus pies y apoyándolos sobre una mesa.

—¿Son todos? —pregunto la mujer al percatarse de mi presencia— ejem si creo que si…

La mujer hablaba raro y con la voz rasposa algo que era extraño.

—Muy bien deberán hacer un trabajo y leer el libro de normas Firewall es la segunda vez que está aquí ejem —dijo la mujer acomodándose los lentes.

¿Acaso tenía la habilidad de hacer todo en cámara lenta?

Mire a Brais que parecía querer reírse pero solo sonreía mostrando sus relucientes dientes.

—Sus faltas… —dijo la mujer estirando su brazo hacia la pantalla que había en frente nuestro.

El video comenzó a reproducirse y era una escuela, y un ventilador cayéndose del techo.

Mire hacia el otro chico que estaba ahí que puso sus ojos en blancos como si no le importara nada.

—¿Qué puedes contarnos sobre esto Peterson? —dijo la mujer mirando al chico de cabellos rojos.

—Mis compañeros son insoportables —respondió el muchacho de mala gana.

Y después el video paso, y era el día de la competencia. Eran dos tomas primero donde se veía el repentino aumento de velocidad por parte de Brais y luego a mi el agua elevándose mágicamente.

—Westler… eres nueva —miré a la mujer y asentí— queda mucho por aprender.

Parpadee varias veces nerviosa. ¿Qué iba a decirle? ¿Lo hice porque quería ganar?

La clase continuo con un video de varias personas con habilidades siendo captadas, y la mujer lo único que decía era que eso no estaba permitido.

Algo que había dejado en claro era que admiraba la manera de camuflar mis habilidades algo que muchos niños y jóvenes no podían lograr. Pero fue bastante tiempo para llevar 16 años.

La clase termino y Brais apareció a mi lado.

—Esto es una escuela Fantasmita tienes que acostumbrarte —dijo el en tono de burla.

—Se supone que sería ¿más entretenido? —dije mientras caminábamos por los pasillos.

El volvió a soltar una risa y me cruce de brazos.

—¿Y tu como llegaste aquí? —pregunte todavía sin entender que hacia el en un lugar así.

—Soy habilidoso en todos los sentidos —lo mire levantando mis cejas.

—Eres un engreído —dije fulminándolo con la mirada.

—Las habilidades surgen y no todos son las mejores personas —el avanzo y se paró en frente mío— ¿O acaso estamos obligados a ser héroes?

Hice silencio procesando lo que acababa de decir.

Y ese era el punto, habían varios jóvenes y había muchos que vivían en ese mundo.

¿Pero por qué tenían habilidades?

—¿Qué haces con esta? —una pelirrubia apareció mirándome de arriba abajo.

Ella lo tomo del brazo y el frunció el ceño pero no la alejo.

—Deberías mantener tu lugar Dacia… alejada de todos —ella se acercó más a mi— eres un peligro.

Di un paso hacia atrás y una mezcla de emociones empecé a sentir en mi pecho.

El nudo en mi garganta mire a Brais que ahora no tenía ninguna expresión en su rostro, solo era incomodidad, y Uxia que me miraba con desprecio.

Me di la vuelta con el objetivo de alejarme lo más lejos que pudiera.

Hasta que no vi a la persona que se cruzó en frente mío.

Una chica de cabellos cortos tropezó y extendí mis manos tomando las suyas.

Oscuridad… al final un pasillo oscuro… una luz al final… ¡Corre!... una mujer siendo arrastrada por un animal… los gritos desgarradores…

Me hice hacia atrás sentía mis manos las energías y fue cuando miré al techo. La lamparilla exploto y fueron gritos.

La chica estaba en el suelo llorando desconsoladamente.

—¿Qué sucedió? —un chico se le acerco.

El pasillo comenzó a llenarse de personas que me miraban con desprecio.

Sentía mi corazón latir con rapidez, la tristeza y la culpa. Quería llorar en ese mismo momento.

—¿Qué le hiciste? ¡No deberías estar aquí! —la recién llegada se acercó a ella— ¡dime que te hizo!

—¡Vete de aquí Dacia!

Mi corazón se estrujaba aún más y no podía evitarlo, miré hacia atrás y empecé a correr.

Entre al cuarto y me tire a la cama hundiendo mi rostro en la almohada.

Aun no podía controlarlo y eso era lo que me hacía sentir peor. Con una de mis manos tome mi dije y lo aprete con fuerzas deseando que eso acabara.

¿No podía ser normal? Quería ser normal…

 




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