Mi Otra Realidad ~vida vacía~

Cap 35

En mi mente solo deambulaba ese mismo pensamiento esos animales que pude oír.

Mire hacia adelante y todos iban a paso rápido ya que el sol amenazaba con ocultarse pronto.

De repente una extraña sensación recorrió todo mi cuerpo el bosque ese extraño bosque que solo causaba más intriga.

Estábamos próximos a llegar al punto donde había tenido mi visión.

— ¡No puedo moverme! —grito Tigor de repente.

Brais se acercó a él para ayudarlo, pero a centímetro de él se quedó inmóvil.

Retrocedí al ver que ambos estaban inmóviles como si sus pies estuviesen pegados a las hojas secas.

El profesor Gaslor y la profesora Armenia corrieron hacia ellos.

— ¡Es una trampa! —exclamo Louis.

Mire el piso y las hojas empezaban a moverse, parecían flotar de la misma manera que cuando las hojas caían sobre el agua.

Los profesores y los demás retrocedieron volví a mirar a Brais que movía su dorso pero que cada vez se hundían más.

Empecé a mirar hacia todos lados buscando algo que me ayudara a sacarlo de allí.

<< Piensa Dacia >>

—¡Busquen algo para poder sacarlos de allí! —exclame con desesperación.

Volví a mirar hacia el camino y ya no había más arboles más allá eso indicaba que estábamos a metros del borde del precipicio.

Mi corazón empezó a latir rápidamente, mis manos estaban sudorosas y solo me desesperaba como cada vez se iban hundiendo más.

No iba a permitir que a Brais se lo tragara la tierra di un paso hacia adelante a metros de donde se veía la tierra más blanda.

— ¡No te acerque Dacia! —exclamo Brais moviendo su torso.

Aprete mis labios y solté aire, no iba a dejar que le pasara nada y solo me quedaba una cosa por hacer.

— ¡No voy a dejar que te hundas! —extendí mis manos hacia él.

Estiré mi mano lo mas que pude tratando de tomar la suya.

— ¡Ten cuidado Dacia! —Eider me tomo de la cintura para evitar que me fuera hacia adelante.

— ¡Es arena movediza encantada! —dijo la profesora Armenia asustada.

Brais fruncia el ceño pero a la vez se notaba la preocupación y lo mucho que estaba la desesperación.

— ¡Dame tu mano Brais! ¡Confía en mi por favor! —grite a lo que el extendió la suya.

Concentre toda mi energía en mi mano y nuestro agarre.

<< El escudo repela toda magia y habilidad… >>

Nuestras energías se potenciaron mezclándose y mostrando ese resplandor centrado en nuestras manos unidas.

Lo mire y el me sonrió, empezó a moverse y sin soltar mi mano, con su mano libre apoyo sobre la tierra firme haciendo fuerzas para volver a salir.

— ¡Lo hicimos! —salte de la emoción al ver que el estaba de pie en frente mío.

La sonrisa en mi rostro seguía allí y fue cuestión de segundos para que ambos nos abrazáramos fuertemente.

La paz que sentí y todo lo ocurrido con anterioridad habían desaparecido por ese segundo.

<< El maldito Brais… >>

— ¡Oigan! ¡Yo aun sigo aquí! —exclamo Tigor moviendo sus brazos.

—¡Oh te sacaremos de allí! —dijo Eider que estaba de pie mirándolo con preocupación.

Brais y yo nos separamos, y nos miramos a los ojos, no hacían falta las palabras para expresar lo que ambos estábamos pensando.

—¡Tranquilo te sacaremos de allí! —intento contenerlo Eider.

Cada uno utilizo su fuerza y Eider haciendo su mayor esfuerzo concentro sus energías.

—No creo que pueda hacerlo —volví a mirarla al ver lo dudosa que estaba.

—Vamos Eider tu puedes ¡Míralo! —señale a Tigor que su torso ya estaba siendo tapado por la arena movediza.

La profesora Armenia se paro en frente de ella para luego sonreír.

—Tu puedes Eider eres la mejor alumna de mi clase y la tierra es tu elemento fuerte —alentó la profesora simulando una sonrisa.

Extendí mis manos hacia el árbol donde colgaban las lianas.

<< Es momento >>

Tome aire y de la misma manera que lo hacia Eider ordene a las lianas a extenderse. Las lianas controladas por Eider rápidamente se crecieron moviéndose y tomando a Tigor por los brazos.

—Vamos Dacia —Brais estaba de pie a mi lado.

Hasta que obtuve el control total de la liana que tomo del torso o mejor dicho lo que quedaba del torso de Tigor.

—¡Me salvaron! —exclamo el de pelo rizado ya de nuevo con los pies sobre la tierra firme.

—¡Excelente trabajo niños! —exclamo el profesor Gaslor— pero debemos continuar antes de que anochezca.

Gire mi cabeza mirando hacia el cielo y el sol estaba próximo al horizonte.

Caminamos un par de metros mas hasta llegar al borde del precipicio donde me detuve.

Sentía el cansancio en mi cuerpo pero no podía rendirme así sin mas hasta que una nueva visión se hizo presente.

Unos jóvenes atados con cadenas en sus manos… todo estaba oscuro… sus rostros lucían cansados… hasta que un choque de de electricidad los hace gemir del dolor…

Apoye mis manos sobre mis rodillas tratando de calmar la respiración. Estábamos cerca pero debíamos actuar cuanto antes.

— ¿Estas bien? —pregunto Brais acercándose a mi.

— ¿Te sientes bien? ¿Qué sucedió? —pregunto Eider apareciendo también a mi lado.

Tome aire y mire a los profesores que me miraban expectantes.

— Los están torturando… —dije ya más calmada y con la respiración controlada.

Gire mi cabeza buscando con mi mirada la piedra, hasta que mis ojos se clavaron en unos grandes y voluminosos arbustos.

Avance rápidamente y efectivamente detrás de los arbustos estaban la grande roca.

—Es un arco de piedra —el profesor Gaslor paso al frente.

Todos los del grupo se acercaron rodeando la piedra.

—Es un portal… —dijo el profesor Lorenz acercándose y rodeando el arco de piedra.

El cambio de temperatura empezó a percibirse en el ambiente. Las miradas que iban y venían.

Nadie estaba seguro de lo que veríamos al cruzar ese portal.




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