Capítulo 01.
|Azul Miller|
Portland-Oregón EE. UU/ jueves, 08-08-2013.
Corre.
No puedo, él viene.
Corre.
Mis piernas no reaccionan clavándose en el suelo, no puedo moverme.
Escucho su risa burlona detrás mío, un escalofrío recorre mi espina dorsal. Mis piernas inútiles reaccionan haciéndome correr, pero no soy lo suficientemente rápida.
Lo escucho reír como si le divirtiera esto.
Tal vez lo hace.
Él ni siquiera acelera el paso como si supiera…como si supiera que no voy a escapar.
No me sorprendo al sentir como toma mi cabello con su puño haciéndome parar, pero de igual forma mi cuerpo tiembla, estoy aterrada.
— No vas a escapar tan rápido, Azul.
— ¡Ayuda! —grito con todas mis fuerzas, gruñe tapando mi boca con su mano.
Aun sosteniendo mi cabello me hace caminar, guardo mis fuerzas porqué voy a salir de esto, voy a luchar.
Me guía por la calle desolada, entramos a un callejón donde me suelta, me empujada contra el suelo, se acerca con sigilo como si supiera que nadie va a ayudarme.
— No te recomiendo gritar... —su aliento contra mi rostro me hace encogerme.
No, no. Debo luchar, debo hacerlo.
Abro mis ojos con la respiración hecha un asco, me siento y miro a mis alrededores alarmada. No hay nada.
Sujeto mi pecho que sube y baja de manera violenta.
Fue un sueño, una pesadilla Azul.
Él es el pasado y nada lo va a traer de regreso, está muerto.
Cuento hasta 10 en mi mente para calmarme, lo logro como siempre, esto debe parar.
Sujeto mi cabello, perdida en mis pensamientos. Miro el reloj.
3:33 am.
Han pasado años y sigo con las pesadillas, aunque solo son anuales, cada año en esta fecha alrededor de esta hora tengo esas pesadillas.
Siempre a esta hora.
Sacudo mi cabeza y me estiro. Me pongo en cuatro patas sobre mi cama y hago la posición del perro, algo ridículo si lo miran desde afuera, pero a mi realmente me relaja, me hace sentir paz.
Debo relajarme si quiero volver a dormir.
Cuando pasan unos segundos y mi mente ya se encuentra en blanco me permito levantarme, hago la posición de flor de loto mientras pienso.
Nate.
Suspiro sacudiendo mi cabeza, tomo con cuidado el relicario que tengo en mi cuello, es de plata y dentro tiene una foto.
No pienses en esto ahora, Azul,
Me acuesto cubriéndome hasta el cuello con las sábanas, no tardo en dormir. El cansancio me vence.
***
La manera de despertar en esta familia es un poco peculiar, los gritos no tanto. Al abrir mis ojos gruño porqué los gritos me despertaron, otra vez. Joder, son vacaciones, lo menor que quiero es despertar por los gritos de mis locos hermanos.
Mis hermanos son unos dementes y tengo 6, así que la locura esta por toda la casa.
Sin molestarme en ponerme zapatos salgo de mi habitación voy hacia las escaleras y me asomo, veo abajo y como de costumbre mis hermanos mayores están peleando.
Anthony se intenta quitar de encima a Aracely que esta sobre su espalda, pero Andrew lo está intentando derrumbar con todo y Aracely encima, así que es más complicado. ¿Qué hiciste ahora Anthony? ¿Por qué te quieren matar?
Suspiro tomando una difícil decisión.
Bajo rápido y me arrojo sobre la espalda de Andrew que gruñe.
Anthony, Andrew, Aracely y yo.
En ese orden vamos, claro luego vienen los pequeños.
Aarón, Alessandra y América que son gemelas.
Pero ese no es el punto, vuelvo a la realidad donde mi hermano comienza a saltar para bajarme de su espalda. Pero me aferro a él como un koala.
—¡Joder Samey! —grita mi segundo nombre como si eso me amenazara.
Ridículo.
— ¿Por qué matamos a Anthony? — pregunto sin poder evitarlo.
Anthony jala del cabello de Aracely que chilla mordiendo su mano. Uh, eso se ve doloroso.
— ¡Joder! —grita el rubio —¡me mordiste, loca!
— ¡Con mi cabello no te metas!
— ¡Joder Andrew, deja de saltar! —me quejo, pero mi hermano sigue saltando.
— ¡Bájate de mi espalda, Azul!
—¡¿Por qué odiamos a Anthony?!
—¡Deja de morderme!
—No, ¡Te comiste el ultimo pedazo de tocino!
Siguen gritando, y yo me quedo quieta. ¿Están peleando por eso? Sería una mentirosa si dijera que me sorprende, estos dementes siempre se pelean por estupidez y media. Nuca se han peleado de verdad, pero siempre pelean a golpes por insignificancias como esta.
Suspiro bajando de la espalda de Andrew que vuelve a intentar derribar a Anthony, Aracely chilla con todas sus fuerzas, suspiro decepcionada de la humanidad.
Quien diría que un prestigioso abogado con una hija de 2 años, un futuro psicólogo y una futura diseñadora de modas se podrían a pelear por un trozo de tocino, o por lo que fue un trozo de tocino.
Voy a la cocina aun escuchando la discusión estúpida que tienen esas 3.
— ¿No hay tocino? —pregunto a mamá que ignora deliberadamente los gritos de esos locos.
Señala la plancha donde muchas tiras de tocino están siento cocinadas. Ruedo los ojos, esos idiotas están tan centrados en pelear que ni sienten el olor que emana lo que se cocina en la plancha.
—¿Debería...?
— Déjalos —me aconseja — yo los he dejado desde que tienen 15 pelearse lo que quieran, Han pasado 9 años y Anthony sigue peleando con sus hermanos menores —me sonríe, divertida. Lo que dicen sus ojos es claro, ella ya lo crio y los va a dejar pelearse por estupideces mientras alguien no salga herido — suficiente tengo con las gemelas en su lucha contra las duchas y Aarón no quiero salir de su habitación.