Mi partida de Ajedrez (#01 Saga Miller)

05| La ley de hielo Miller

Capítulo 05.  

|Azul Miller| 

Tengo un problema. 

No sé qué carajos ponerme y Aracely no ayuda arrojando toda mi ropa a una caja que tiene escrito en grandes letras negras ¨donaciones¨. Esta desquiciada si cree que voy a dejar que done mi ropa, sé que no tengo el mejor closet, pero como mi hermana mayor es la vudú de la moda quiere remodelar mi guardarropa. 

Ridícula. 

Suspiro tratando de no arrojarme sobre ella o mandarla al demonio para que deje en paz mi ropa.  

— Aracely, deja mi ropa por favor —pido lo más amable que puedo, me ignora revisando con la mirada un vestido azul bonito, hace una mueca de asco y lo arroja a la caja. La idea de ir a la fiesta del amigo de Axel ya no me está gustando tanto. 

Y más porqué sé que los CD van a ir, ellos jamás se pierden una fiesta y estoy un 99% segura que van a arrastrar a Nate con ellos, sigo desconcertada por su actitud en el cine, no sé qué carajos fue eso, pero no era nada bueno. El no poder leerlo me es frustrante en situaciones como estas, mientras discutíamos no podía saber qué demonios pasaba por su cabeza. 

—Aracely... —vuelvo a pedir. 

— Shh, calla niña —abro la boca indignada —no tienes nada útil aquí —murmura cerrando mi armario, toma la caja del suelo — ay, cuanta basura tenías, esto esta pesado —se queja levantándose con dificultad. 

Persigo a mi hermana que baja las escaleras con la caja. Debo recuperar mi ropa, dejó mi armario vacío. 

— Tú y yo vamos a ir de compras…bueno, vamos a ir todos —arrugo las cejas sin entender. 

Pienso a toda velocidad una excusa para recuperar mi ropa, pero nada me viene a la mente. 

Camina por el pasillo hasta llegar al patio trasero donde... ¿hay una venta de garaje? Deja la ropa en una mesa y su amiga Ximena revisa la caja, hace una mueca de asco. 

—¿Qué carajos? —pregunto, me acerco a Ximena quitándole mi caja — deja mi ropa — siseo, alza las manos en señal de paz y se va a atender personas. ¿De dónde salieron tantas personas? — ¡Aracely! —grito cargando mi caja como puedo, me ignora. 

Miro a mi alrededor y reconozco la ropa de todos. ¿Acaso enloqueció? ¡Está vendiendo la ropa de todos! ¿Cómo no me di cuenta de la bulla? Hasta hay música de fondo. 

Mierda, mi hermana enloqueció, va a estar castigada por mucho tiempo. 

Hay muchas mesas con juguetes que reconozco como nuestros de la infancia, hay ropa de todos mis hermanos, incluso hay libros, espero que no sean de Aarón o va a enloquecer. 

Miro la caja en mis manos y veo las cosas de mis hermanos y padres, ladeo mi cabeza analizando la situación. Tengo mis cosas a salvo y realmente solo eso me importa, igual van a castigar a Aracely y las cosas que vendió los vecinos no las van a devolver asi que algo no puedo hacer. 

Sonrío divertida viendo a la vendedora de bienes raíces pelear con mi vecina anciana por una blusa de mamá. Pienso y analizo si es buena idea avisarles a mis hermanos y padres sobre esto. 

— Mmmhhh —murmuro viendo todo nuestro jardín delantero lleno de mesas con cosas y estas 30 personas. 

Cuando mis hermanos lleguen va a ser muy tarde, pero puedo avisarles. 

Saco mi celular de mi bolsillo como puedo y escribo en el grupo de WhatsApp que tengo con mi familia. 

 

Azul: Aracely está vendiendo la ropa de ustedes 

Solterón: Claro y yo no soy padre soltero 

Anti-amor: A mí me gustan las relaciones 

Come libros: Yo odio leer 

Sebastián: Yo no tengo un buen salario con muchos ceros 

Daniella: Mis hijos son tranquilos 

Ruedo los ojos ante el sarcasmo de sus palabras y siguen. 

Anti-amor: Ale y Mer no hacen travesuras 

Azul: Yo les avisé 

 

—Yo ya cumplí con avisarles —murmuro divertida, entro a la casa que está vacía, todos salieron. 

Hasta Aarón que se fue al centro comercial por más libros, así que por eso Aracely pudo saquear las habitaciones de todos. Mamá y papá la van a matar. 

Subo a mi habitación donde dejo la caja en el suelo, comienzo a llenar mi armario. Busco algo que ponerme y al final opto por unos jeans, botines y una blusa suelta. No me gusta la ropa pegada. Dejo la ropa en la silla de mi escritorio antes de salir de mi habitación con la vista en mi teléfono. 

Me topo contra alguien, alzo la mirada y arrugo la frente al ver a Fernanda, la ex de Andrew, terminaron hace poco más de 6 meses, no entiendo que hace acá paseando por mi casa como si fuera suya. 

—¡Azul! —exclama con alegría.  

—¿Qué haces aquí? —pregunto cruzándome de brazos. 

—Oh, vine a buscar a Andrew —asiento mirándola con desconfianza. 

—¿Quién te dejó pasar? —se remueve nerviosa. Nadie la dejó pasar —nadie lo hizo — digo solo para que sepa que la descubrí — sal de mi casa ahora mismo. —ordeno con desdén. 

—Pero, quiero ver a Andrew —hace un mohín triste, si, a mí no me causa compasión. 

Me da asco las muecas de tristeza fingida. 

—Llámalo y acuerden verse, no puedes meterte en mi casa —pone ojos de cachorro, la tomo del brazo y la jalo bajando las escaleras, se queja, pero la ignoro. La sigo jalando hasta que está fuera de mi casa, ignoro su cara de indignación — no vuelvas a entrar a mi casa como una jodida ladrona si no quieres que haga algo peor que jalarte —le cierro la puerta en la cara — Que asco, la toqué —murmuro limpiando mis manos en mi jean. 

Suspiro yendo a la cocina, saco la masa de galletas de la nevera. Se supone que las galletas debieron estar listas hace unas 4 horas, pero Nate vino con su invitación al cine. Luego de encontrarnos con Axel él se la pasó hablando con Mark y su cita, así que decidí irme porqué estaba muy aburrida, vine y dormí una siesta antes de darme una ducha y pedirle ayuda a Aracely con la ropa, lo demás es historia. 




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