Mi partida de Ajedrez (#01 Saga Miller)

09| Novia de Nate

Capítulo 09. 

Las palabras de la señorita hacen eco en mi cabeza, todo se detiene y me quedo de pie en mi baño repitiendo lo que dijo una y otra vez. 

Mamá. Hospital. 

—¿Hola? ¿Sigue ahí? 

Mamá. Hospital. 

—¿Señor? ¿Sigue ahí? ¿Se encuentra bien? 

Debe estar bien, mi mamá debe estar bien.  

Reacciono y salgo del baño a toda velocidad. 

—Voy — termino la llamada y me pongo mis zapatos. 

Tomo mi abrigo, corro por las escaleras y como puedo cierro la casa, subo a mi coche y maldigo a todo, el hospital está a 1 puta hora, conduzco tratando de pensar que nada va a salir mal, pensando en que mamá está bien, pensando en que no le dije la verdad, debe estar bien, no puedo perderla a ella también, no puedo. 

Demonios, necesito a Azul a mi lado, si algo pasó necesito que ella esté conmigo, pero si la llamo no me va a contestar, mierda. ¿Tuve que hacerla enojar justo ayer? 

Bueno tampoco es que iba a saber que mamá... 

Marco el número de Daniella con dedos temblorosos durante un semáforo. 

—¡Nate, cariño! — saluda con su típica voz dulce. 

—Mi mamá... — susurro con voz entrecortada — necesito a Azul conmigo, hospital San José Portland — termino la llamada y arranco cuando el semáforo cambia a verde. 

Importándome poco si consigo una multa aumento la velocidad. 

—Tienes que estar bien, mamá — susurro. 

Cuando llego me estaciono antes de correr dentro del hospital, me acerco a una enfermera que está hablando por teléfono. 

—Hola, necesito información de Natalia Hall. 

—Un momento — dice al teléfono antes de mirarme — ¿Nombre? 

—Natalia Hall — repito, aprieto mis manos en puños para que dejen de temblar. 

Revisa unas hojas que solo me ponen más ansioso. 

—Está en cirugía con el doctor el doctor Allen, puede esperar ahí — señala unas sillas — debe acabar en cualquier momento, entró en cirugía hace 3 horas — abro mis ojos con sorpresa. 

—¿3 horas? ¿por qué demonios tardaron tanto en contactarme? —pregunto, cabreado. 

—No puedo responderle, eso lo va a hablar con el doctor Allen — maldigo y voy a sentarme a las jodidas sillas. 

Muevo mi pierna de manera inquieta tratando de controlar el impulso de correr por todo el hospital solo para encontrarla, ella debe estar bien, sé con toda mi alma que ella extraña a papá con cada célula de su ser, pero no puede irse, no puede. 

Tomo aire y me recuesto, lo mejor es que me calme, pero ¿Cómo? 

Miro la puerta por la que entré como si Azul fuera a entrar en cualquier segundo, es lo que más quiero junto a que mamá este bien, ella va a venir lo sé, quiere a mamá. Los minutos pasan y mi ansiedad solo aumenta, voy por un café y lo bebo sumido en mis pasamientos, está asqueroso, pero algo es algo. 

En algún punto me quedo viendo a las personas entrar y salir, varios doctores con cofias se acercan a diferentes personas dando noticias sobre las operaciones, pero ninguno se acerca, eso amenaza con volverme loco, debo saber algo ya, no puedo esperar más. 

—¡Nate! — volteo y Azul se acerca a mi corriendo. 

A penas esta frente a mí la abrazo con fuerza, pegando su cuerpo al mío. Suspiro intentando relajarme, que ella este aquí me tranquiliza de una manera que no admitiré jamás. Desde pequeños ella siempre ha tenido la habilidad de calmarme con solo su presencia. 

—Yo…. lo siento tanto — siento sus lágrimas en mi camisa — ¿Cómo sucedió? 

—La atropellaron — murmuro soltándola, alza la mirada, sus ojos azules están llenos de tristeza — yo no sé qué voy a hacer, si ella... 

—Lo siento tanto Nate — me vuelve a abrazar — odio no saber que decirte. 

—Solo nos queda esperar noticias del cirujano, Azul — la separo de mi cuerpo y tomo su rostro — ella va a estar bien, yo lo sé. 

—Ella nos va a cuidar — frunzo un poco el ceño, pero asiento. 

Se sienta junto a mí y me deja abrazarla mientras llora, no entiendo por qué llora tanto, solo consigue ponerme más nervioso, mamá está bien. 

Miro el suelo tratando de pensar en cualquier cosa que no sea mi madre en un quirófano. Los segundos transcurren y puedo aseguras que se sienten como horas. En algún punto cierro mis ojos descansando mi cabeza sobre la de Azul que esta recostada en mi hombro. 

—Nate —me sobresalto y mi mirada enfoca a Azul, sonrió. — ya vino — miro al frente y mi sonrisa se borra, me levanto. 

—Un gusto soy el doctor Allen, fui quien operó a su madre — tomo aire y asiento — tuvo un trauma abdominal que ocasionó hemorragias en su vaso, no encontrábamos el problema por ello la demora, pero Natalia está bien, estará hoy en cuidados intensivos, pero si pasa la noche sin complicación la trasladaremos a una habitación — mi pecho se llena de alivio. 

—¡Muchas gracias! — estrecho su mano y me dice que en un momento viene alguien a llevarnos con ella — ¡Mamá está bien! — rio y abrazo a Azul que solo se había mantenido en silencio. 

—¿Ah? ¿Natalia está viva? — arqueo una ceja, la suelto. 

¿Cómo que si está viva? 

—¡SI! ¡Él doctor lo acaba de decir azulada! — parece que reacciona, retrocede un paso. 

—Mamá me dijo que...ejem, bueno me dijo que había fallecido — la miro con sorpresa. 

—¡No! ¡La atropellaron y estaba en cirugía! ¿Pensabas que estaba muerta? — ella asiente y recuerdo como le hablé a Daniella—¿De qué demonios hablas? 

—Te dije que ella nos iba a cuidar...desde el cielo. 

—Ah, yo pensé que te referías a que nos iba a cuidar cuando se recuperara, con razón me parecido extraño lo que dijiste — rueda los ojos soltando un suspiro — lo siento Azul — no puedo evitar sonreír divertido — Yo... — trago el nudo de mi garganta y tomo su mano — si mamá se iba, yo te necesitaba aquí y sé que si yo te hubiera llamado me hubieras mandando a la mierda por nuestra discusión de ayer, por eso llamé a Daniella, solo le dije dónde estaba... 




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