Mi partida de Ajedrez (#01 Saga Miller)

II| Ojos Negros

Narrador Omnisciente.

Había armado un mapa, en la pared de aquella habitación por la que vigilaba a Azul, la habitación que quedaba junto frente a la de la castaña, ese es el único motivo por el cual había decidido comprar esa casa, para poder estar más cerca de ella y vigilarla. El mapa tenía cada movimiento que hacia la castaña Miller, su círculo social, lo que comía, a donde iba. Tenía todo.

—Tienes que tomar un descanso —ignoró la voz de su amiga y siguió viendo como Azul Miller tenía una pesadilla aterradora.

—Está teniendo una pesadilla —informó a su amiga — ¿Estará bien? —cuestionó sintiendo mucha preocupación.

—Seguro llama a Nathaniel, sabes que cuando lo llama se siente mejor —dijo despreocupadamente la chica.

—Claro —susurró.

Sentía preocupación genuina, pues, aunque la vigilaba de manera aterradora, se preocupaba por la castaña Miller y su bienestar. Notaba como Azul hacia cosas de las que ni hablaba, la castaña se reunía constantemente con Aidan, aquella persona a la que recurrían los Miller cuando querían secuestrar personas o necesitaban cosas específicas para sus juegos. Azul se reunía mucho con él, el día en que murieron los tíos de la castaña lo llamó, y había estado hablando con Aidan sobre qué hacer con Lizzy.

No quiso intervenir en eso, pues Elizabeth no era una persona de su agrado y era mejor que Azul se encargara de ella.

Estuvo vigilando más sigilosamente a Azul, pues ella había comenzado a ser muy cuidadosa con sus movimientos, pues no quería que nadie se enterara de lo que hacía en secreto, aunque esa persona lo sabía, pues la seguía a todos lados, a la distancia y eso se iba a quedar así, hasta que fuera el momento de volver y arreglar todos los errores que cometió.

***

Nathaniel estaba intentando acabar su relación con Maya, pero ella era tan dulce y linda con él que no se atrevía, no podía romperle el corazón, aunque él mismo se rompía el corazón cada que se decía a si mismo que no podía estar con Azul Miller.

Era una encrucijada que no podía permitirse, debía tener las cosas claras, si quería que nadie saliera lastimado con sus dudas, ya había tenido dudas en el pasado y alguien a quien quiso mucho salió lastimada, terriblemente herida y esa equivocación aún no se la había perdonado, Nate era una persona increíble, pero que se repetía constantemente sus errores castigándose por ellos.

Intentaba recompensarse investigando lo más que podía de Axel Bryce, no se le iba de la cabeza que el pelirrojo escondía algo e iba a usar todos sus contactos si era necesario, iba a hacer todo para que Axel saliera de la vida de Azul, iba a acabarlo, aunque no tuviera nada escondido, lo iba a culpar de cualquier cosa necesaria. Todo para que Azul sea solo de él, de nadie más, solo de él.

—Nate —el castaño volteó y observó como el mayor de los Miller le daba indicaciones —ve a esos lugares, si Liam Jones está vivo debemos encontrarlo antes de que venga por Azul.

Nathaniel asintió.

—¿Si lo encuentro?

El rubio soltó una sonrisa petulante.

—Lo matas —dijo con simpleza.

Nathaniel se sintió satisfecho al haber obtenido la respuesta que deseaba.

—¿Azul sabe algo? —preguntó el rubio.

—No, está distraída con Axel —hizo una mueca de asco —me dijo que le iba a dejar en claro que debía respetar nuestra amistad —sonrió con burla, sintiendo una profunda tristeza —no lo ha hecho, pasó un mes desde que me lo dijo.

—Sabes cómo es Azul, hace las cosas, pero le cuesta —intentó consolarlo el rubio, no se le daba muy bien, pero lo intentaba.

—Claro que le cuesta, si esta cegada por ese idiota. Me sigue viendo a escondidas de él —negó decepcionado —como sea, voy a ir a arreglar esto —alzó los papeles que le había entregado el rubio.

—No te rindas con ella, te ama.

Nate miró a Anthony y por un segundo realmente creyó sus palabras, pero en ese mes él y Azul no habían vuelto a tener un acercamiento así y sus ilusiones habían vuelto a bajar.

Suspiró profundamente despidiéndose de a quien consideraba su hermano con un asentimiento de cabeza.

***

Azul cada vez se encontraba más metida en su cabeza, veía las cosas y el filtro por el que pasaba las cosas para no hacerle daño cada vez era más delgado, su mente era tan frágil, pero tan fuerte a la vez que creía no poder con todo, pero ella misma sabia todo. Sabia cada cosa que sucedía a su alrededor, realmente sabia todo o eso creía ella, pues, aunque aún no estaba lista para hablar de lo que sabia, su plan iba a ser inservible, pues ella no sabía que aquel joven castaño llamado Liam Jones vivía y eso era lo que la iba a hacer colapsar.

Todos tenemos un límite, un punto de quiebre y el que Liam viviera iba a ser su quiebre, pues quien tanto daño le había hecho vivía y Azul lamentablemente no tenía ni idea de que iban a por ella.

Todos iban por Azul, Axel, Liam, Nate y aquella familia. Todos querían a Azul para sí mismos.

Esa familia se divertía viendo sufrir a los Miller, cada desgracia que les sucedía a los Miller tenía su firma, delicadamente movían las fichas para que los resultados fueran catastróficos. Los Miller eran peligrosos, sabían todo, eran respetados y sobre todo les temían, pero todos sabían de ellos, esa era la desventaja que tenían. Nadie conocía a la otra familia, nadie sabía quiénes eran, nunca habían visto una cara de esa familia, ni un nombre, eran temidos, movían fichas y jugaban con todos desde las sombras, ocultos de quien los quiera descubrir y destruir.

Se ocultaban de los Miller.

—Mamá —llamó la chica pelirroja a su madre.

—Dime, Lu —la señora no dejó de firmar unos archivos mientras escuchaba a su hija.

—¿Cuándo vamos a dar el siguiente paso? —preguntó.

—Cuando tu hermana nos diga que es el momento —dijo tranquilamente la señora de ojos negros.




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