Mi partida de Ajedrez (#01 Saga Miller)

23| Todo a la mierda

Capítulo 23.

|Nathaniel Hall|

Portland-Oregón EE.UU/ Viernes, 10-01-2014.

Tengo un plan.

Un plan del que Matteo me sigue reclamando por lo arriesgado que es, pero es mi última oportunidad, debo hacer esto. Debo acabar con este tema de los Herrera de una vez por todas.

Es fácil decirlo, solo espero lograrlo con éxito, si no abre arriesgado mucho por nada.

Nate, venga. Hay que pensar en otra cosa, no lo puedes matar.

Gruño.

Claro que puedo, no me toques los cojones y déjame hacer mi trabajo.

Nathaniel —la seriedad en su voz me hizo girar.

¿Qué quieres, coño?

No hagas estupideces, si no lo logras, van a venir por ti y los Miller te van a defender, lo sabes. No queremos que esas familias se enfrenten.

Lo mire y mis impulsos me hicieron decir algo de lo que no me iba a poder redactar en el futuro.

No te preocupes —suspira, aliviado —no fallaré.

Se tensa y niega.

No puedo fallar porque si los Miller me defienden esto será una guerra, si me hacen algo Azul va a destruir el mundo y a matar a cada persona que se le cruce por el camino.

No puedo permitir que Azul haga eso. No puedo.

***

—¿Así que todo este tiempo tuviste razón con lo de Axel? —pregunta André, impresionado.

Asiento con una sonrisita.

—La basura era más que traficante —río —era violador, tenía una orden de busca y captura —Fabio silba.

—¿Azul hizo todo ese plan para vengarse?

Asiento orgulloso de la chica que amo, es tan perfecta e increíble.

—Guao —susurra André que procede a volver a ignorarnos para mensajearse con Leo.

—Y yo creyendo que Azul era torpe —murmura Diego, impresionado.

Los dejé boquiabiertos cuando les conté todo.

—¿Lo mataron? —pregunta lentamente, Israel.

Asiento.

—Sabes que si llegas a tener algo con ella y la cagas estar muerto ¿No?

—Shhh —lo calla Fabio —shu shu, fuera malas vibras. André necesitas una limpia.

—¿Una qué...?

Rueda los ojos y sigue ignorándonos.

—Primero, si voy a tener algo con ella, va a ser mi novia.

—¿Desde cuando eres tan optimista? —se burla el castaño.

—Desde que me besó —giran a verme.

—¡¿Se besaron?! —chilla Fabio, viene a abrazarme — ¡Azuniel va a ser real! —me apretuja en un abrazo.

Lo empujo, divertido y acomodo el cuello de mi camisa airoso.

—La besé —mi sonrisa es gigante.

—¿Cómo? —la cara de asco de André me hace reír.

—¿Te explico cómo es un beso? —me burlo.

—No idiota, ¿Cómo dejo que te le acercaras?

—Ella fue la que se acercó —mi sonrisa orgullosa es gigante.

—¿Estaba ebria? —me quedo en silencio ante su pregunta con burla, alza la mirada y me mira — no jodas —se carcajea de mi mueca —eso explica todo, sobria ni cagando te besa, Nate, lo siento hermano.

Gruño, el timbre suena y voy a abrir dando pisotones, no entiendo porque siempre tienen que bajarme la ilusión.

Abro la puerta y la sonrisa con la que me topo me hace volver a cerrar la puerta, espantado.

—¡Nate!

Suspiro y abro la puerta.

—Lo siento, Maya —me cruzo de brazos —no te esperaba y creí haber visto mal —me justifico, niega y su sonrisa dulce me hace sentir culpable.

Estaba hablando del beso con Azul eufórico y mi novia aparece, ¿A que viniste Maya?

—¿Qué haces aquí? —pregunto.

—Eh, fui a tu casa a buscarte, pero Natalia me dijo que estabas aquí —asiento para que continue —Quería saber si podíamos salir y así hablar.

—¿Salir?

—Una cita Nate —mierda —por favor, quiero que hablemos —hace un puchero y se ve tan tierna y me siento tan culpable que termino accediendo.

—Vale, deja me despido de los chicos y tomo mi abrigo.

—¿Puedo saludarlos? —no termina de hablar cuando ya está entrando a la casa.

—¡¿Quién era?! —pregunta Fabio en un chillido.

—Seguro el amor de su vida —se burla André.

Cierro los ojos con fuerza.

—Bonita forma de llamarme —dice Maya haciéndose notar, su sonrisa es gigante, está muy a gusto con un sobrenombre que no le pertenece.

Mis amigos la miran, espantados. Conozco el sentimiento.

—Maya —dicen al unísono en tono sorpresivo.

—Hola chicos —saluda dulcemente —me llevo a mi novio, quería saludarnos.

—Hola —vuelven a decir a la vez.

—Me lo llevo a una cita, luego se los devuelvo.

—Un gusto verte —dice Israel que es el único que reacciona.

—Igualmente —me toma del brazo y miro con los ojos muy abiertos a mis amigos.

Ayuda.

Alzan las cejas, sin entender mi mirada. Mierda, ellos no son Azul que me entiende con una mirada. Joder.

Subimos a mi coche y conduzco según sus indicaciones, tomó mi mano y la tiene entrelazada con la suya, acaricia mis nudillos y me obligo a relajarme, debo saber que quiere. Es mi novia, pero no la amo y debo cortar con ella, pero en la cita que planeo me parece muy malo, pero si lo sigo alargando más todo podría empeorar.

—¿A dónde vamos? —pregunto al cabo de un rato, estoy conduciendo hace media hora y no reconozco el camino.

—Por ahí —ríe.

—Maya...

—Venga, no seas aburrido. Solo conduce.

Suspiro pesadamente, intentando controlar mi temperamento, no quiero que se sienta mal por mi indecisión, le voy a romper el corazón de igual forma, solo me quiere y eso es bueno, no soportaría que me amara, sería demasiado en tan poco tiempo.

Conduzco y conduzco varios kilómetros hasta llegar a un campo, son las 3 de la tarde por lo que el sol está en su punto, no hay nieve lo que me sorprende, aquí la temperatura es perfecta.

Bajamos y a medida que nos acercamos veo una mesa con un pastel, comida, velas y dos sillas. Mierda.




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