Mi pasado... me obligo a cambiar

Agua en los ojos.

Me quede dormido sin siquiera darme cuenta y aunque hubiera jurado que soñé algo al despertar no pude recordar que. Mire a mi alrededor un poco desorientado pues no había tenido un sueño tan apacible desde hace mucho tiempo y eso me confundió; gire mi cabeza a todos lados y mi cuerpo estaba en una pequeña choza con una puerta completamente sellada por muebles y objetos que impedían que fuera abierta desde afuera.

Al regresar la mirada hacia mi persona, note que mis heridas estaban básicamente sanadas por completo, podía sentir mis piernas una vez más en su totalidad y moverlas a voluntad, a mi derecha se encontraba aquella anciana triste que nos recibió en el primer momento y bajo su cama estaba aquella extraña chica dormida con un rostro que no denotaba una sola emoción. No quise hablar pues pensé que dejarlas descansar sería lo mejor, pero tampoco me intente alejar o mover mucho, pues haría ruido; al menos por estos momentos quiero tener un momento de paz.

Simplemente cerré los ojos imaginando o más bien, recordando todo mi pasado, aquellos momentos lindos que tuve con mi familia, sitios que durante mis exploraciones descubrí en la isla y de pronto un recuerdo llego a mi mente… Fue de hace mucho tiempo, hoy tengo 15 años en aquel momento tenía a lo más 4 años, al ser una isla pequeña y sin algún tipo de malicia ver a los pequeños andar solos no era algo extraño, sino al contrario básicamente se nos dejaba ir por nuestra cuenta a edades tempranas para adquirir “independencia”, en estas memorias me vi a mi mismo justo a la orilla de la isla mirando hacia el horizonte, el sol estaba metiéndose y antes de terminar de entrar por completo mis oídos comenzaron a escuchar una melodía, juraría que era una guitarra lo que se oía, pero no podía detectar de donde provenía el sonido, giraba mi cabeza emocionado para intentar encontrar la ubicación, pero no podía lograrlo, el sonido se hacía cada vez más fuerte y hermoso y de pronto una sombra se apareció a mi espalda; esta sombra tenía una forma extraña, era como una mujer cubierta por una gran capa negra con algunos agujeros en ella, sus manos eran blancas y muy delgadas y su rostro estaba oculto en una extraña oscuridad que no permitía verla, esta aparición al mirarme dijo:

  • No es tu hora. – Su voz era realmente acogedora y linda, con su mano acaricio mi mejilla, haciéndome sentir un frio que nunca había sentido y después se alejó dejando en el suelo una pequeña guitarra esculpida en un trozo de madera de no más de 6 cm.

Tomé aquel objeto y apenas hacerlo este desapareció incendiándose abruptamente, y por curioso que parezca no me asuste un poco, al contrario esto me hizo emocionarme aún más; No sé por qué habré olvidado un recuerdo tan lindo… Y quizás ese momento fue lo que marco mi futuro, este futuro.

 

Mis pensamientos dejaron de ser fuertes y esto me regreso al mundo real, captando los sonidos reales del mundo y no con los que mi mente fantaseaba escuche sollozos, gire la cabeza lentamente y vi a esa chica sobre la anciana llorando de una forma silenciosa.

  • ¿Qué sucede? – Pregunté sospechando la respuesta…
  • … - Ella no respondió.
  • ¿Karla? – Insistí, levantándome y acercándome a ella.
  • … - Nuevamente ella simplemente me ignoro.

No tenía por qué seguir preguntando, era evidente lo que había sucedido. Opté por quedarme callado, me senté al lado de ella y coloque mi mano en su espalda, supuse que ella no quería hablar y tampoco quería dejarla sola…

  • Lo sabía. – Comenzó a decir ella abrazando con fuerza a la anciana. – Sabia que este día llegaría, y por más que intenté prepararme para ello, no lo logré. – Sus brazos rodeaban a la anciana y frotaba sus mejillas con las cobijas que cubrían a su abuela.
  • Nadie puede prepararse para algo como esto… - Respondí un poco adolorido, pues aunque no era parte de mi familia, de alguna manera podía sentir su dolor.

Por los siguientes minutos, todo se tornó silencio, exceptuando los sollozos y lamentos aleatorios que Karla decía, y algunas palabras de amor hacia su abuela que yacía en la cama.

  • ¿Deberíamos irnos? – Preguntó ella, intentando alejarse pero siendo detenida por su propia mano que no soltaba el brazo de su abuela.
  • ¿A dónde? – Le cuestioné yo, al saber nada de esta isla.
  • Lejos. – Agregó ella con seguridad. – Seguramente cualquier sitio es bueno, fuera de esta isla llena de corrupción, miseria y muerte por doquier. ¡Incluso a un navío pirata de ser necesario!

Al decirlo, vino a mi memoria irremediablemente aquellos idiotas que seguramente esperaban por mí en la orilla, y aunque es una opción para mí, no sé si a ella la respetaran, después de todo es una chica y en ese barco están puros hombres que no se respetan ni a sí mismos… La respuesta no debía siquiera pensarse: Ese no es un lugar seguro para ella.

  • Sería complicado para solo nosotros dos navegar. – No encontré que más decir.
  • Lo sé. – respondió ella limpiándose las lágrimas de sus ojos, pero apenas hacerlo nuevas salían. – No quiero aceptar que mi destino es morir en esta isla, la verdad no quiero.
  • Robemos un barco… - Agregó estúpidamente, impulsado por sus palabras.
  • Has dicho que sería difícil para nosotros navegar… - Su voz se tornó seria y sus ojos se clavaron en los mío. – Y aunque no quisiera, he de aceptar que tienes razón. – Regreso su mirada a la anciana, se levantó y comenzó a quitar las cosas de la puerta. – Tendremos que aprender a sobrevivir en esta isla, la única cosa buena es que no importa que hagamos, jamás seremos castigados por la justicia, después de todo no puede castigarnos lo que no existe.

Sus palabras resonaron en mi mente, pero en realidad no comprendí a lo que se refería, y si algo es seguro es que ella no hablaba de robar… Al terminar de quitar el bloqueo, abrió la puerta, salió de la habitación y ya no regreso, yo me asuste un poco pues pensé que algo le había sucedido (y apenas habían pasado unos segundos, pero ella no hizo un solo ruido) Me levante tan rápido como pude y avance hacia la puerta ignorando mi temor, al asomarme la vi a ella sosteniendo una antorcha encendida con sus ojos aún más lagrimeantes que antes; con su mano me dijo que me acercara a ella, y al dar varios pasos lanzo la antorcha hacia la casa; Karla cayó al suelo y comenzó a gritar de dolor y en un momento sus piernas la levantaron del suelo y la hicieron avanzar hacia la casa, la detuve con dificultad pues aunque era algo delgada tenía mucha fuerza…  Ella tomo mi brazo y lo apretó enterrándome sus uñas y su lamento se hizo escuchar por toda la isla, de eso estoy seguro. Yo no podía decirle que se calmara, ya que ese ruido sin dudar atraería a otros rufianes, pero tampoco quería que sucediera ello, por lo que con mis manos tape su boca minimizando un poco los gritos, la abrace tan fuerte como pude deteniéndola de meterse a la casa, al menos hasta que el fuego cesó; Karla se dejó caer el suelo y su llanto termino, con sus manos se limpiaba frecuentemente los ojos y tras algunos minutos se volvió a levantar, giro su cabeza hacia mí y con seriedad dijo: “Vámonos.”, no cabe duda que esta chica es mucho más fuerte que yo… mucho.



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En el texto hay: batallas, barcos, batalla interna

Editado: 22.11.2020

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