Mi pasado... me obligo a cambiar

El mar se tiñe de rojo.

Corrí tanto como pude siendo sigilosamente perseguido por aquel sujeto, en mis pensamientos solo pasaban las memorias de lo que había ocurrido en mi isla natal y lo que seguramente pasaría con Karla si aquellos malnacidos la encuentran antes que yo.

  • ¡Te digo que ese sitio es realmente seguro! – Gritaba desesperado aquel hombre, supongo que por cómo me veía; muy desesperado.
  • ¡No! – Decía secamente sin mirar atrás.

El sujeto cansado de repetirme lo mismo una y otra vez se decidió por dejar que lo “viera por mí mismo” y dejo de gritarme que era un sitio seguro, en cambio solo se limitó a seguirme, aunque no se la razón por la que me estaba acompañando… Llegamos al inicio del bosque y por la gran vegetación del mismo, correr era particularmente complicado, había muchas raíces asomándose fuera de la tierra y varias ramas a mi altura que eran difícilmente visibles por lo que sin dudas, me tropecé un millar de veces y me golpee la cara otro millar más en lo que llegaba a la orilla de la isla para intentar convencer al capitán, de que dejara a Karla en paz...

El momento llego y a lo lejos ya se podían ver las enormes velas de aquel navío fuertemente armado y de tonalidades que denotaban simplemente al mirarlo que era un barco pirata.

  • ¡Pero qué demonios es aquello! – gritó el incrédulo sujeto que me seguía.
  • La razón por la que nunca te creí que este lugar fuera seguro… - Respondí estando unos pasos por delante. – Espero que esos idiotas no hayan encontrado a Karla, y en caso de que lo hayan hecho espero que no sea demasiado tarde como para que ya no la encontremos con vida, o algo peor…
  • ¿Algo peor que la muerte? – Preguntó el, en su inocencia.
  • Así es… Créeme, con ellos la muerte seria la menor de sus preocupaciones.

Algo me pareció extraño conforme nos acercábamos a la orilla de la isla, pensaría que los sonidos propios de aquellos animales serian completamente escuchados, pero en cambio no se escuchaba más que el sonido propio del oleaje y ya; esto evidentemente llamo mi atención y me hizo calmarme un poco, sabía que el tiempo era esencial pero ante tal falta de sonido (y en caso hayan encontrado a una mujer…) Sonidos es lo que seguramente escucharía en esta situación.

  • Espera… - Dije deteniéndome en seco y colocando mi mano en el paso de aquel sujeto para detenernos.
  • ¿Qué sucede? – Me cuestiono el, ahora más apurado de lo que yo estaba.
  • Escucha… - Agregué mirándolo y colocando mi dedo entre mis labios para que el guardara silencio.
  • … - Se quedó unos segundos callado entrecerrando sus ojos para poner atención. - ¿Qué se supone que debo oír? – Preguntó abriéndolos y sin darse cuenta que no se oía algo.
  • No es que debas oír algo, sino el hecho de que no lo hagas… - Repliqué regresando mi mirada hacia delante. - ¿No te parece raro que haya silencio alrededor de un barco pirata que seguramente encontró a una chica joven sola?
  • … - El sujeto se quedó otros segundos más en silencio y posteriormente abrió los ojos muy grandes dándome a entender que había entendido a lo que me refería.

Solo asentí con la cabeza y le hice señales para ir lentamente hacia allí, en caso de que estuvieran todos dentro del barco (que quizás a 200 metros de la orilla) Las cosas se pondrían difíciles, y rescatarla sería mucho más complicado. Avanzamos silenciosamente intentando no ser vistos pues aun no sabíamos si en verdad todos los piratas estaban en el barco, tomamos un bote y lo usamos para llegar hasta el barco, subimos por un costado y dentro del barco todo era silencio y nada más, lo cual me hizo dudar aún más sobre lo que estaba ocurriendo, ya sin importarme nada corrí hacia todas las habitaciones del barco dándome cuenta que parecía estar completamente vacío, el camarote del capitán estaba cerrado con llave pero aun por el interior no se escuchaba un solo sonido. “Quizás ella este a salvo” Fue lo que pensé, y después recordé una habitación que no había mirado, la cocina. Fui al sitio y al entrar aquel hombre de mal olor estaba como acostumbraba pelando muchas papas para hacer la cena de todos, al mirarme regreso su mirada a su trabajo y posteriormente comenzó a hablar.

  • Pensé que estarías con los demás. – dijo tranquilamente sin descuidar su trabajo.
  • ¿Con los demás? – Pregunté intentando pensar donde estarían.
  • El capitán dijo que era tiempo suficiente para que aprendieras lo que tenías que aprender, todos tomaron sus armas y se dirigieron al centro de la isla, seguramente ya sabes que es lo que sucederá, jejeje. – Su risa ligeramente sádica me hizo entender rápidamente que es lo que pasaría sin un solo ápice de duda.

Tomé del antebrazo al sujeto que me siguió y lo jale para regresar al pueblo, el confundido me preguntaba que sucedía, pues todo parecía muy tranquilo y antes de que pudiera responderle la respuesta se hizo evidente a lo lejos… Humo. El saqueo y la matanza estaba justo delante de nuestros ojos, el cielo se volvió a teñir de negro y rojo y aquel hombre se pudo ver como la ira corroía su cuerpo, tomo los remos y los comenzó a agitar con mucha más fuerza de la que su cuerpo podía dar, llegamos a la orilla y corriendo se dirigió hacia el pueblo, no podía decirle que se calmara pues ya había estado en sus zapatos y sabía que es lo que ocurriría, seguramente para cuando lleguemos todos estarán… muertos.

El hombre gritaba desesperadamente lleno de rabia y aunque se tropezara se levantaba impulsado por la misma velocidad girando en el suelo o apoyando sus manos para reincorporarse, terminamos llegando al pueblo y todo era como el primer día que llegue, un infierno disfrazado de pueblo, cadáveres por todos lados, personas llorando en algunos otros sitios y piratas jugando violentamente con hombres o mujeres que intentaban defender a los suyos, pero… ¿Cómo iban a lograrlo?

  • ¡Piratas! – gritó lleno de rabia aquel sujeto y se abalanzo sobre el primero que vio en su camino, tomándolo del cuello e intentando rompérselo, pero la diferencia de fuerza era abrumadora, el pirata simplemente se quejó un poco y escupió hacia un lado, y de un golpe lo lanzo a volar.
  • ¡Jacob! – Dijo alegremente ese pirata dirigiéndose a mí.
  • Eres uno de ellos… - Refunfuño con molestia el sujeto que me seguía… - ¡Eres uno de ellos!



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En el texto hay: batallas, barcos, batalla interna

Editado: 22.11.2020

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