Mi pasado... me obligo a cambiar

Una de ellos.

Durante estos días mi mente ha estado divagando sobre lo que ha pasado recientemente… Un sueño de mi madre diciéndome que quizás deba perdonar a aquel a quien odio con todo mi ser, y comentándome que probablemente este odio que siento hacia él no es eso sino algo más… Y una cosa más que no entiendo aun: Sucesor.

¿Quién es Güilé?, y ¿por qué me nombraría su sucesor?, aún hay muchas cosas que no comprendo y siendo sincero ni siquiera sé si quiero hacerlo…

  • ¿Qué sucede? – Pregunto Karla a mi espalda. – Llevamos 3 días en altamar y no has dormido ni un solo minuto, y es como si ni siquiera estuvieras con nosotros…
  • Nada. – Respondí secamente e intentando evadir por completo la pregunta. – Más bien el sorprendido soy yo… Jamás pensé que ese capitán idiota sintiera respeto por algo, y resulta que aquellos seleccionados por la isla para dejarla son a quienes respeta, es algo extraño, demasiado.
  • No cambies el tema. – Insistió Karla golpeándome el brazo. - ¡Ya dime que tienes! – Agregó con un tono más fuerte. – Tú no eres de esta forma, y me inquieta, ¿Qué tienes?
  • Mi inmortalidad… - Comencé a decirle. – Ha pasado un tiempo desde que la poseo y apenas hasta ahora me pregunto la razón de ello. – Voltee a mirar hacia el extenso mar y a lo lejos mis ojos comenzaron a ver siluetas debajo del mar, era como si me incitaran a seguirlas. – Incluso ahora miro hacia delante y veo cosas que antes no podía. – Seguí diciendo.
  • ¿Qué cosas? – Pregunto Karla.
  • Por allá. – Dije señalando hacia el frente un poco a la izquierda. – Justo por ahí hay una ballena, por sus movimientos se ve muy vieja, y verla me hace querer ir hacia allá, pero no sé a qué. Solo siento que debo ir. – Y por allá. – Comente señalando ahora hacia la derecha cerca de la proa del barco. – En ese sitio hay un banco de peces, y algunos de ellos están iluminados de esa extraña forma, lo curiosos es que aunque puedo verlos a todos, solo pocos están iluminados…
  • Pues no sé qué decirte… - Dijo Karla un poco pensativa y entristecida. – Pero sin dudas si fuiste elegido para obtener un poder como ese, una razón igual de asombrosa debe haber… Engañar a la muerte y prohibirle llevarte debe ser algo que pocos pueden hacer.

Su comentario me hizo rememorar todas las veces que he visto a Güilé, siempre ha estado present cuando la muerte está rondando de una forma más cercana, y ahora que lo pienso en el campo de batalla de la isla él estuvo “llevándose” a varios de los cadáveres que sollozaban entre dolores y lamentos… Creo que por fin tengo una respuesta ligeramente más clara sobre quien es, y si ahora sé quién es, entiendo la parte de ser su sucesor… Lo que no entiendo es: ¿Por qué yo?

“¡Barco a la vista!” Gritó el vigía del barco con un entusiasmo sin igual, no se necesitaron muchos segundos para que todos comenzaran a correr sin detenerse y alistar el barco para el inminente ataque. “¡Es un galeón inglés, seguramente armado hasta los dientes!”, repitió el vigía y aunque seguramente a varios asustaría, en realidad a todos estos idiotas pareciera que les hubieran dado la mejor noticia del año… Pues combatir contra oponentes fuertes era de las cosas que más les gustaban a todos… El barco enemigo cada vez estaba más cerca y el capitán del nuestro no se hacía presente, todos esperaban impacientes el momento para atacar, pero sin ordenes no podían hacerlo, aquel barco enemigo paso por nuestro rango de ataque y el capitán jamás apareció… Una presa formidable se estaba alejando y junto con ella las esperanzas de un combate legendario. ¡Qué demonios están esperando malditas cucarachas! Dijo la voz del capitán saliendo de su camarote con su cabello revuelto por haber estado dormido todo ese tiempo. “¡No puedo creer que hayan dejado escapar a semejante bestia!” Dijo refiriéndose al enorme barco que por fortuna nos ignoró también. “¡Coloquen la bandera maldita sea!” Agregó con fuerza sacando su espada de su costado y alzándola, agitándola con fuerza. “¡Hoy la muerte es nuestra aliada!” Termino de decir y comenzó a reír con fuerza, todos se exaltaron y comenzaron a disparar aleatoriamente a sabiendas de que no podrían darle al barco enemigo, el timonel dio la vuelta y la persecución empezó, por fortuna nuestro barco era más pequeño y veloz que aquel al que perseguíamos, pero por desgracia nuestro barco era más pequeño y veloz… Sin dudas lo alcanzaríamos y cuando lo hiciéramos no sé qué es lo que vamos a lograr, pues aunque sé que todos estos tipos son demasiado hábiles no sé qué pueden lograr contra un enemigo de ese calibre.

Nos colocamos en un punto completamente a la mira del galeón y este sin esperar aviso o advertencia inicio sus disparos, pero cosa curiosa es que ninguno de ellos acertaban y todos los piratas permanecían realmente tranquilos, como si supieran que eso ocurriría, literalmente ni uno solo de los cañonazos impactaban con nuestro barco, cuando el galeón termino su primer oleada de ráfagas el capitán dio la orden de fuego y absolutamente todos los cañones del barco rugieron con una fuerza tremenda, mis oídos quedaron adoloridos, una cosa era segura y es que esos cañones no eran normales… A lo lejos podían escucharse los impactos y también podía verse fuego saliendo del barco, y haciendo añicos todo el casco exterior donde los impactos dieron. “¡De nuevo!” gritó el capitán segundos después del primer ataque, cualquier sabría que los cañones necesitarían más tiempo para volver a cargarse, pero no podía estar más equivocado; en el segundo en que el capitán dio la segunda orden de fuego los cañones volvieron a rugir ahora con una intensidad ligeramente menor que la anterior, los golpes ya no se escucharon pero aun podía verse como a lo lejos aquel gran barco sufría daños, y ya no pudo contestar el fuego. Ahora la orden fue acércanos a ellos y estando a escasos metros el abordaje comenzó, absolutamente todos los tripulantes del barco pirata (excepto el cocinero, claro.) fueron al barco enemigo y comenzaron a matar a todos los ingleses, los gritos, la adrenalina, las ganas de asesinar se reflejaban en todos y cada uno de ellos… Claro que los ingleses no pudieron hacer absolutamente nada para defenderse… El capitán de ellos tiro sus armas y después todos los demás, pero aunque me gustaría decir que la batalla termino, no fue así… En este tiempo he visto que la piedad no está en el vocabulario del capitán del barco donde estoy y no solo eso, sino que sus formas de hacer las cosas simplemente no me gustan…

  • ¡Traigan a la chica! – Dijo con fuerza y carcajeando por lo que venía.
  • … - Karla completamente asustada no pudo decir una sola palabra mientras que otro de los piratas la jalaba con fuerza del brazo para llevarla hacia donde el capitán.
  • Hola pequeña. – Dijo el capitán mirándola sin parpadear y ladeando su cabeza. - Hemos acomodado a estos 5 sujetos para ti pequeña. – dijo el capitán señalando a los hombres colocados en fila de rodillas.
  • Yo veo a 15… - Respondió inocentemente ella.
  • ¿15? – Preguntó el capitán con una voz sorprendida y regresando la mirada hacia delante. - ¡Oh es cierto! – Continúo con sarcasmo. – Veamos, ¡14! – Comenzó a contar en retroceso mientras cortaba la garganta de uno de ellos. - ¡13! – Continuo repitiendo el movimiento y riendo sin parar, mirando como los demás prisioneros luchaban por escapar pues ya no había algo que pudiera salvarlos y no se detuvo hasta que dejo a los 5 que había mencionado desde el inicio contándolos cínicamente de uno por uno, para “comprobar” que si fueran 5. – Bueno. – Empezó a decir de nuevo. – Ahora si son 5. Lo que quiero que hagas es que elijas a uno y termines con su vida, es simple, solo tienes que hacer esto.



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En el texto hay: batallas, barcos, batalla interna

Editado: 22.11.2020

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