Capítulo 2: Carlos Rodríguez
La mañana siguiente llagaba con buenas noticias para el bufete de Any, Ella llego a las ocho de la mañana a la oficina, pasando por el escritorio de Alexandra para dejar algunos papeles, y camino hasta la oficina con parsimonia, pero como si estuviera modelando en cualquier pasarela de parís. Con un vestido negro escotado, y unos sarcillos dorados, causaba impacto entre los hombres de su bufete robando las miradas discretas de más de un hombre, dejando lucir las magníficas caderas que tenía, y piernas largas y doradas por completo. Un pequeño escote que se abría por un cierre también dejaba ver la trinchera de sus pechos.
Carlos la esperaba en la oficina sentado con un par de carpetas y su celular a la mano, él estaba vestido con una camisa negra y un pantalón de color crema claro. Las mangas de la camisa estaban enrolladas hasta los codos, y dejaba ver su reloj y una pulsera de color dorado. La licenciada entro a la oficina con total orgullo y vio a Carlos distraído en su teléfono.
—Buenos días Carlos. —Buenos días patrona. —Ella dejo su abrigo que le cubría los hombros en su asiento. — ¿Porque no está en su oficina? —Miro con interrogo.
—No me la han asignado patrona. —Miro a la patrona y ella frunció el ceño— Dígame cuál va a ser… la licenciada se le echo encima.
— ¿Que es esa cicatriz? Dijo mientras buscaba en su cuello una gran brecha de piel clara, que en comparación a su piel más bronceada, resaltaba a kilómetros. Carlos anonadado por lo que le estaba haciendo la patrona solo se quedó viendo el monumental cuerpo que se le venia encima.
—Respóndame. —Dijo ella con gran autoridad
—Fue un accidente en mi país natal, Unos ladrones intentaban atacar a un chica, y yo la ayude, pero uno de ellos me clavo un cuchillo en la clavícula y lo deslizo con fuerza hacia el cuello.