Mi patrona...

0.2

—Tonterías, vas bien. —Dijo Carlos— estas súper linda, y esas piernas se te ven fabulosas. La chica no evito sonrojarse un poco pero como pudo lo escondió, no podía negar que el abogado era un galán, y que también sabia como hablarle a una mujer. No se dejaba dominar por ninguna.                                                                                        

—Vayamonos antes que la patrona se nos enoje. —con un tono burlón salieron del restaurante.                                                                                                                                   

Media hora más tarde se encontraban a en la oficina, Carlos firmando algunos papeles y Alexandra de mensajera, no evitaron cruzar algunas miradas cuando ella pasaba por el pasillo. Carlos se tomaba su tiempo y divagaba entre todo el cuerpo de la chica, pasando por sus caderas, las estiradas y blancas piernas, el cabello sedoso y de color castaño muy claro. La piel de la chica brillaba por lo clara que combinaban con los ojos azulados de su rostro.  Desde que estaba en la secundaria, Carlos no había visto una mujer igual. No se arrepentía ni un momento en haberse mudado de bufete.                                                                                                                                                

Pasaron un par de horas más, y el trabajo de Carlos estaba listo solo debía mandárselo por correo a su contraparte. Para eso fue a pedirle ayuda a su patrona, el camino por el pasillo unos pasos, y escucho que movían algo en una estantería. Pero no distinguía lo que era. Al dar dos largas zancadas llego a la puerta de la oficina de Any, pensó que sería más educado tocar la puerta, obviando la última vez que había entrado como perro por su casa. Toco con los nudillos dos veces pero  nadie le abría, vio su pequeño reloj  dudando que era mala hora. Pues la patrona debía estar trabajando. Volvió a tocar, pero nadie salió.                                                                

Sin más remedio que entrar a la oficina Carlos abrió la puerta. Y enseguida vio el cuerpo tendido de la Patrona en el piso. Acto seguido soltó los papeles, y se fue corriendo  al cuerpo de la petrificada Any. —¿Patrona me escucha que le pasa? —La tomo por los hombros. —AYUDA— Grito desesperado por alguien quien entrara a la oficina. Pero para su mala suerte nadie le escucho. Sin perder tiempo tomo el pulso de la chica, y comprobó que estaba viva, algo más calmado él fue al telefonillo que estaba en la mesa de la oficina y llamo a una ambulancia. El sentó el cuerpo en la silla rotatoria para comprobar que no tenía alguna herida grave en la cabeza. Reviso con cuidado la delicada cabellera de la licenciada y no encontró ninguna herida.

Examino  también otras partes de su cuerpo, como sus brazos y sus piernas para ver si había sido algún bicho. Pero no tenía ni una picadura, la ambulancia estaba tardando mucho a si que decidió tomarla entre sus brazos y sacarla de allí por sus propios medios. Cogió el pequeño bolso que llevaba la doctora y unas cosas más en la maleta. Paso por el pasillo a paso rápido. Los empleados vieron como cargaba el cuerpo de la jefa y quedaron todos  asombrados.

—¿Qué paso Carlos? —Dijo Alexandra asustadiza por la situación.                                             




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