La mañana siguiente había llegado muy rápido y a Carlos le había dado tiempo solo de pegar los ojos en la madrugada, entonces se levantó rápido y con todo en su mano se fue a buscar a la Patrona, Llevando los papeles en el maletín. Apurado por llegar a tiempo en busca de su Jefa. Al final como pudo llego al hospital y entro todo emocionado a la habitación y encontró a la chica parada poniéndose sus tacones para irse de allí.
—¡aja! Ya estas mejor Jefa. —Ella lo miro y le tiro una sonrisa— Vámonos de aquí —Giño el ojo.
—Bueno vámonos, —Ella, le dio un abrazo y un besillo en la mejilla— la verdad no era para tanto, yo me podía ir sola a casa.
—Estas mal, no te iba a dejar sola en esto. El doctor entro a la sala, firmando el informe de salud de la patrona, y quedo estrictamente explicado que debía volver un mes después para comprobar como seguía de salud, cosa en la que Carlos se comprometió a cumplir al pie de la letra, pero Any se mostraba más desinteresada por volver. Ella le quito el papel de la mano al doctor y con su vestido negro con el que había ingresado se fue por el pasillo recitando algunas palabras en chino, que Carlos no entendió, pero el doctor si, y al parecer no le habían gustado. —Perdonela— Dijo Carlos en perfecto Mandarín y salió detrás de la chica.
—Esperame, —Dijo Carlos corriendo detrás de Any— No vayas tan rápido. Que nos vamos en tu auto.
—Apúrate pareces una tortuga.
Carlos vio que la indómita Any había vuelto sana y salva y que ya estaba mejor, ahora lo único que faltaba era que fuera a la oficina para que viera la bella sorpresa que le había preparado. El llego al estacionamiento casi que corriendo por la gran velocidad que tenía su patrona al caminar. Any estaba posada sobre su bólido taconeando porque tenía prisa,
—¿Puedes tardarte más?
—Camina muy rápido jefa. —el tomo aire— ¿A dónde la llevo? El desactivo la alarma del carro.