Mi patrona...

0.2

Tosió un par de veces, pero no se alejó de la bengala. Ella vio a un extremo de la muralla, y veía una pequeña mancha verde. Con humo saliendo de él. —Ahí esta— Dijo mientras empezaba a saltar de júbilo por divisar a la camioneta del guía de expedición. Pero ella siguió tosiendo ahora con más intensidad. <<Apúrense>> pensaba mientras sostenía la bengala. En unos pocos minutos la camioneta de Xia An estaba estacionándose en las praderas al lado de la muralla.

Xia An  subió con rapidez las escaleras, vistiendo ropa de rescate, casco y una chaleco lleno de medicinas. —¿Estas bien?— Ella tosiendo afirmo con la cabeza. —¿Y dónde está Carlos? Any con rapidez señalo el valle. Mientras tosía más y más. Xi An bajo a la chica por las escaleras y la dejo en la camioneta con un grupo de especialistas.

Mientras que otro equipo fue a buscar a Carlos.  Any estaba más tranquila porque el equipo de rescate había llegado a la muralla, respiraba aire de una bombona de oxígeno, pues el humo había consumido los pulmones de la chica con rapidez. Sin dilaciones la chica empezó a mostrar mejorías, sonrío con ansias a que trajeran a Carlos para verlo, y saber que era lo que tenia que no lo dejaba caminar. Cosa que tal vez hubiera provocado ella. Los chicos no llegaban a ella le preocupaba mucho eso, se estresaba más con cada segundo que pasaba.

Las manos de la chica estaban inquietas una entre sus piernas, y la otra en su boca, comiéndose las uñas mientras ponía la mirada en aquella brecha entre la puerta de la torre y la oscuridad de adentro. Pensaba en Carlos como nunca, estaba más preocupada de lo común. Su mente giraba en torno al abogado,  daba más de lo que tenía en su vida para saber qué había pasado, se tardaban demasiado, mucho para su gusto. La privilegiada patrona estaba a la merced del equipo de recate, cosa que no le gustaba. Si lo golpeaban o hacían que sintiera más dolor  del que tenía el abogado, ella iba a poner una denuncia contra todos los integrantes.

Pensamientos absortos daba vueltas en su cabeza de aquí para alla empezó a andar por la pequeña colina, los integrantes del equipo que se quedaron en la patrulla, era un hombre de piel oscura, extranjero y una chica joven pero algo obesa, ambos llevaban guantes en las manos y cascos de protección. Explicaban sin dilaciones a Any como sobrevivir a una situación frustrante como esa. Pero ella no le hacía ni el menos de los casos, solo pensaba en una cosa, Carlos.

Viral eran los pensamientos de cada uno de los dos abrazados en un eterno resplandecer. O tal vez no… solo quería volver a Carlos saber de él, que pasaba porque demonios el equipo se tardaba tanto, claro dos kilómetros no eran fácil menos para traer a alguien cargado pero tampoco era para tardar tanto.

—Llegamos. Dijo Xia An Any volteo la mirada en un segundo, para ver el trágico escenario de Carlos completamente desmayado. Tras entrar en pánico la chica también cayó en desmayo.

Dos horas más tarde en las amplias salas del hospital de las luces titilaban en una camilla desesperada por saber de Carlos. El chico había sufrido un desmayo por el dolor producido en las piernas. El equipo de rescate así lo reporto. Any estaba en una silla de ruedas vagando por el pasillo y buscando la habitación de Carlos. Las enfermeras le dieron la información. La puerta estaba cerrada y ella vestida con una bata de color blanco. En su cara varias vendas por algunos golpes que había recibido. Aprovecho que estaba en el hospital y se mandó a revisar para ver si su noche de pasión no traería “consecuencias”. Pero por suerte para ella no iba a ser así. Estaba limpia y su menstruación había llegado con normalidad.

Con ímpetu abrió la puerta y vio a Carlos acostado en la cama. —Ella vio con compasión al hombre— entro más en la habitación cerrando con cuidado la puerta. Rodo las ruedas de su metálica silla un par de veces hasta acercarse lo suficiente para que quedara el nivel de la cama. El rostro de Carlos estaba pálido, él estaba conectado a una máquina que le brindaba oxígeno.  Su pierna estaba enyesada, y por lo que había dicho el medico tuvieron que operarle unas horas antes.  Ella poso su mano en la cabellera del joven, acariciándole levemente con sus dedos metidos en su pelo

Ella lo miraba fijamente… —Te dije que estar conmigo es peligroso.  Any le dio un beso en la frente del chico, Carlos estaba en sueño profundo. —Tontito, porque siempre haces estas cosas por mí. Any reposo su cabeza en el pecho de Carlos teniendo sumito cuidado de no dañar algo. No quería empeorar la situación. Además dejo correr unas pequeñas lágrimas por su mejilla. <<Maldita sea todo por culpa de mi familia>> pensó infinidad de veces, sintiendo como si el ausente Carlos, le abrazara y diera consuelo a su abatida alma.

Con el alma hecha pedazos la chica esperaba que Carlos abriera los ojos y se levantara de allí, que se la llevara a la heladería más cercana y que nunca más se volviera  a repetir tal cosa, pero… también tenía ella algo de culpa, pensó que si nunca hubiera querido ir a la muralla, Carlos no sufriría a tales consecuencias  de rescatarla y que su pequeña aventura no hubiera terminado tan mal. La luz blanca de los focos en la habitación reflejaban las intensas emociones con tildes, en la cámara de una pasión incontrolable. —Quiero que te levantes de ahí, me escuchas Carlos, es una orden. Nuestra hija nos está esperando afuera. No pienso llegar sin su padre. Levántate. —Grito la mujer desesperada— no ves que no puedo seguir sin ti…




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