Mis suegros

Capítulo 18: Mis suegros.

Carlos se despertó con el olor punzante del humo del sartén, la chica estaba haciendo el desayuno igual que siempre. El echo un vistazo al ambiente, Elly estaba en su más sexy ropa. El olor de los huevos fritos se propagaban por la sala invadiendo el pequeño salón, mientras que una sonrisa de satisfacción invadía la cara de Carlos. Aun Carlos no estaba listo para ir a bufete, pero con algo de apuro se metió al baño. Bañarse era lo único que tenía en mente.

Pasaron como dos horas antes de que el abogado volviera al bufete, se puso una de sus colonias, la más buena para la ocasión, un perfume traído desde estados unidos que trajo en su último viaje, el olor era complicado y avanzando, pero estaba hecha a base de canela, además lo hacía lucir bien con su piel, la fragancia era única en los suelos chinos, así que varios amigos le pidieron el nombre de esta polémico perfume, cosa que no decidió rebelar a ninguno dejándolos en un suspenso primitivo, además  atesoraba su colonia en la caja más escondida en su armario, pues desde que había llegado Elly a su departamento esconder la colonia de las manos consumidoras de la chica, había sido más tarea que incluso esconder el dinero.

El desayuno paso algo rápido, e inclemente el tiempo corría como un cohete, ya las manecillas del reloj, marcaban las once de la mañana, viendo la hora Carlos decidió pararse de la mesa, e ir corriendo al Bufete, porque tenía que llevar a Any a almorzar su tan estimado helado de galletas de chocolate y cacao, que no había probado desde algunos meses que habían estado en la costa. Salió como un rayo de la casa, aun poniéndose la parte faltante del traje que llevaba.

—Después nos vemos Elly, pórtate bien.

—Bueno, nos vemos Carlos cuídate.

El chico con algo de prisa, bajo por las escaleras, ahí mismo unos hombres vestidos de negro y con chaquetas de cuero, estaban subiendo, por el apuro Carlos paso por un lado de ellos ignorando todo peligro que estos suponían.  Bajo al estacionamiento subterráneo del edificio y prendió su empolvado auto. Con velocidad del rayo vio los indicadores de combustible, estaban llenos para su suerte. Y con una sonrisa en la cara salió a toda velocidad a buscar a Any, dejando los cauchos, impresos en la carretera.

La patrona estaba como siempre indómita, lucia su mejor vestido de alta gama. Y con una sonrisa de punta apunta, y sus ojos destellaban algo de brillo, que Carlos no supo distinguir si era el efecto de la azúcar en su cuerpo o la ilusión de comer con él.

—Después de comer helados vamos a la casa de Dan y después a ver a mis padres.

—Está bien, pero crees que es seguro que nos aparezcamos así.

—Si tranquilo si mi hermano ya les conto todo a ellos y a Lee. Carlos tosió un par de veces.

<<Igual Lee ya lo sabía, hey que será de él, no lo he visto antes de darme a la fuga con Any, estará bien. Bueno desde que no me ha llamado es porque no tiene más problemas con esa mafia seguro que me va  a hacer una broma pesada con el tema de su hermana. Demonios ese Lee.>> Carlos se puso pensativo en la mesa. Ignorando las palabras de Any.

—¿Me estas escuchando Carlos?

—Eh… Si… si quieres otro helado cómpralo.

—No es eso, ¿que si estás dispuesto a conocer a mis padres?

—Pues claro ya te lo había dicho.

—Bueno No importa sigamos comiendo helados. Any se echó un clavado olímpico de lleno a la pequeña taza de helada, con una cuchara excavaba profundos hoyos que no dejaba ningún lugar con aquella dulce sustancia.

Carlos miro como ella se entretenía demasiado comiendo helados, y para él, hacerla comer de los mejores helados de toda china iba  a ser la tarea más dura que pudiera tener de aquí para adelante, sabiendo que la heladería quedaría en bancarrota por que Any se comería todos los helados, sin pagar nada, pues le aplicaría la ley, cosa que no iba a permitir, ya que los gastos saldrían del bolsillo del caballeroso abogado. Ahora lo único que en realidad le preocupaba a Carlos era ver a Patrick. ¿Cómo iba a reaccionar el, cuando lo viera?  Le roto unas cuantas costillas la ultimas vez que se encontraron, ahora como iba a ser la contienda.