Mi Peor Pesadilla

Capítulo 4

Estaba dispuesta a averiguar el porqué de los mensajes de Austin anoche.
Me bañe y cambie para bajar a desayunar, en el comedor ya se encontraban sentados los gemelos con cara de pocos amigos, de seguro seguían enfermos.
Después de desayunar subí de nuevo a mi habitación, busqué entre mis contactos a Hannah, estaba a punto de llamarla cuando tocan a mi puerta, dejo mi móvil en la cama y voy abrir.
—Hija te busca un joven, dice que es tu amigo, su nombre es Austin Parker— habré escuchado bien.
— ¡Queee! — exclamé sorprendida.
Me llevé ambas manos a la cabeza, empecé a dar vueltas por toda mi habitación hablando como loca, iba de aquí para allá y de allá para acá, mamá hizo una mueca de no comprender mi actitud.
— ¿Se puede saber qué te pasa? — enarco una ceja.
— ¿A mí? Ja nada, dile que ya voy y puedes salir de mi habitación por favor.
Cuando cerró la puerta solté todo el aire que estaba reteniendo. Me sentía en un laberinto primero pasa tres semanas tratándome muy mal, ahora viene a mi casa y para colmo dice que “somos amigos”, definitivamente este chico está loco.
Iba bajando los escalones cuando escuché que él hablaba con mamá.
—Sí señora, ella y yo nos llevamos de maravilla, tiene una hija encantadora, somos compañeros de banco en todas las clases— remarcando la palabra todas y alargando la a.
Terminé de bajar en ese instante ambos voltean a verme, me cruzo de brazos tratando de hacer mi mejor cara de enojada que obviamente no me salió.
—Los dejo solos, Austin estás en tu casa, gusto de conocerte.
—Mamá por favor ¡Ya! te puedes retirar, gracias— me dio una mirada de a mí no me hablas así.
Cuando por fin vi que desapareció del living, volteé a verlo él me sonrió mostrando sus dientes.
—H-hola Amelia, disculpa que vine sin avisar, te gu-gustaría— le hice un ademán con la mano para que siguiera hablando —bien como te decía ¿te gu-gustaría ir al parque de diversiones conmigo solos tu y yo?
Estaba aguantándome la risa era chistoso verlo tartamudeando, cuando escuché que me preguntaba si quería ir con él, no sabía si reír, llorar o gritar así que opté por la primera.
— ¿Te sientes bien? — me empecé a reír.
—Si me siento mejor que nunca. No has respondido a mi pregunta— dirigí mí vista hacia el techo. —No hagas como si Sócrates te hablará, niñata.
—Vale, está bien iremos al parque de diversiones, y no me hablaba Sócrates era Aristóteles— moví los hombros restándole importancia.
Subí a pedirles permiso a mis padres, porque soy una niña de bien y no puedo salir sin autorización.
Salimos de casa. Al estar frente a su auto me abrió como todo un caballero la portezuela del lado del copiloto.
Íbamos en silencio pero no era un silencio incómodo en eso se escuchó shape of you de Ed en la radio empecé a cantar y a bailar, él se limitó a verme de reojo sonriendo de medio lado. Amo su sonrisa.
“Amelia tú no puedes amar la sonrisa del chico que te odia”. Gracias por recordármelo conciencia.
Al llegar al parque de igual forma me abrió de nuevo la portezuela, al empezar a caminar entrelazo nuestros dedos, ¿y ahora qué mosco le picó?, tampoco hice nada por soltarme.
Nos subimos a todos los juegos, comimos hot dogs, pizza, palomitas de maíz, hasta que quedamos a punto de reventar.
Para que nos hiciera digestión todo lo que habíamos comido decidimos caminar, de nuevo volvió a tomar mi mano había momentos en que me abrazaba o me daba besos en la mejilla.
Entre tanta vuelta vimos una cabina donde se toman fotos haciendo caras graciosas, sin pensarlo lo jale hacia ahí.
— ¿Es en serio, Mel? — asentí con la cabeza en forma positiva.
—Quiero tomarme fotos— hice un puchero.
Pagó y entramos a la cabina, hacíamos caras muy graciosas, imprimimos las fotos y salimos de ahí. Me quitó la tira de las manos.
Vi que recortaba una de las fotografías, sin decirle nada me limité a observarlo luego sacó su billetera y la puso junto a las demás que tenía que por cierto solo eran de su familia.
—Ahora siempre llevaré conmigo un recuerdo de este hermoso día a tu lado, niñata— me sonroje.
No tenía la menor idea si este chico estaba en sus días o si es que alguien lo había cambiado, tampoco quería averiguarlo me gustaba está nueva versión de él.
Caminamos de regreso al auto, este había sido mi mejor domingo.
—Gracias por este día— escuché que me decía.
—De nada, al contrario gracias a ti orangután— entre cerró los ojos tomó mi mano depositando un beso en ella.

—Corrección, tu orangután— sonreí como boba.
Llegamos a casa, me despedí dándole las gracias de nuevo.
Entre y para mi sorpresa no había nadie, papá dejó una nota sobre la mesita del living “Princesa tu mamá y yo decidimos pasar una noche juntos tus hermanos están con mi mamá, descansa mi amor, nos vemos mañana”. Sonreí me encantaba que pasaran tiempo a solas.
Subí a mi habitación, vi un rato tv estaba la película de bajo la misma estrella y no sé en qué momento me quedé dormida.
Desperté con un gran dolor de cuello de seguro por la forma en que me quedé dormida, vi la hora eran las tres y cuarto de la mañana apagué el televisor me cambie ropa y me volví acostar me quedaban alrededor de tres horas todavía.

***

Abrí mis ojos lentamente todavía con mucha pereza, estire primero un brazo, luego el otro y por último mis pies tocaron el piso frío, por inercia los volví a subir.
Caminé hacia mi armario a buscar lo que me pondría opte por una remera color coral en negro tenía estampado el dibujo de una mándala y unos jeans rasgados color celeste y mis converse a juego con mi remera los dejé sobre mi cama.
Me dirigí al baño después de una ducha que duró no más de veinte minutos, salí.
Terminé de arreglarme bajé pero aún no llegaban mis papás así que decidí desayunar en el instituto, en la entrada me esperaba mi amiga Skyler así que entramos juntas.
Íbamos rumbo a mi casillero después iríamos al suyo, cuando siento que me avientan contra ellos y luego impacta mi cuerpo contra el suelo, me dolía demasiado el hombro y brazo como pude levanté la mirada.
—Aparte de tonta, ciega— habló Austin en tono de burla.
Mi amiga me ayudó a levantarme pero no podía mover mi hombro.
— ¿Hey, bonita estás bien? — frente a mí tenía a un chico de segundo año.
—Si gracias— logré decir entre sollozos y dolor, no soporto el hombro y brazo.
El me cargo para llevarme a la enfermería Sky iba detrás de nosotros con los dos bolsos. Al llegar me reviso la enfermera donde me palpaba gritaba era demasiado el dolor.
—Lo lamento, debemos trasladar al hospital a la señorita Ripoll, que en dirección de encarguen de llamar a sus familiares, pero antes pueden decirme quién la lastimó de esta manera— trague saliva al escuchar esas palabras.
—Fue Parker… Austin Parker— respondió mi amiga. —Ahora vuelvo iré avisar a Dirección dijo Sky.
Solo quedamos la enfermera, el chico que me ayudó y yo. — ¿Cuál es tu nombre? — me atreví a preguntar después de unos minutos.
—Aleksei Figgins— me estiró la mano con una sonrisa.
Llegó la ambulancia, pero para este tiempo ya estaban mis dos amigas a mi lado me dijeron que mis papás llegarían al hospital. Iba saliendo de enfermería cuando siento una mirada clavada en mí, al momento de voltear me encuentro con los ojos de Austin estaban rojos parecía que había llorado pude leer en sus labios un perdóname, princesa, desvíe mi mirada nada tenía justificación, primera me trata mal, ayer me invitó a salir tratándome muy bien, pasamos un día increíble y hoy de buenas a primeras me empuja causándome un gran daño.




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