Amelia
¿Qué dije mal? Esa pregunta rondaba mi cabeza, se fue sin darme una explicación. Primero insiste en hablar conmigo, cuando accedo a conversar me deja sentada y se va sin decir nada. Realmente es un chico raro, demasiado diría.
A las siguientes clases no se presentó Austin, le envié muchos mensajes y en ninguno obtuve respuesta al contrario me dejaba en visto. ¿Y si él realmente no quiere mi amistad? Si, de seguro quiere que me aleje y no le vuelva hablar jamás.
Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando la clase término, si no, hasta que Skyler me movió varias veces el hombro caí en cuenta que era la única ya en el salón.
—Hey, ¿Mel que tienes? De qué hablaron con Parker que te afectó de tal manera, mírate, pareces estar tan distraída— me quedé viendo fijamente como Sky movía los labios.
Empecé a caminar hacia la salida no quería ver a nadie, solo quería encontrar respuestas a mis preguntas.
Caminé sin rumbo hasta que llegué a un parque, me senté en una banca y me puse a llorar como niña de cinco años, solamente quería ser su amiga, y lo que recibí fueron burlas de su parte, luego va a mi casa invitándome a salir y al siguiente día me vuelve a tratar mal que hasta me envió al hospital.
Ahora viene buscando mi perdón, hace todo por hablar y cuando le propongo ser amigos, se va.
Levantó la mirada dándome cuenta que ahí está el del otro lado de la calle, decido cruzar para hablarle.
Él se da cuenta de mi presencia ya estando cerca, está con una chica que no conozco. Intenta darse la vuelta pero lo agarró del brazo.
—Austin, debemos hablar— frunce el ceño.
—No te conozco y no sé de qué tenga que hablar con una desconocida— esas palabras me dolieron y no sé por qué si no éramos nada.
Se me cristalizaron los ojos, ahora me desconoce. Di media vuelta y regresé al parque.
Me confunde tratándome bien, corta una de las fotos y la guarda en su billetera. Me dio las gracias cuando fuimos al parque de diversiones, y en este preciso instante dice que no me conoce.
Decido ir a casa. Al llegar me doy cuenta que no hay nadie, mejor para mí así no debo dar explicaciones. Subo a mi habitación y empiezo a llorar recordando cada cosa que me ha hecho pasar, cada humillación, cada dolor y cada desprecio.
Escucho que tocan el timbre, me limpio las lágrimas mientras voy bajando las gradas, me sorprendo al ver a Jessica junto a Austin.
—Hola, Amelia, ¿podemos pasar y hablar?— me hice a un lado.
—Pasen— cerré detrás de ellos. —Y bien Jessica ¿De qué quieres hablar?
Ella sonríe y con la misma lo señaló a él con la cabeza.
—Realmente soy yo quien quiere hablar, quiero disculparme por decir que no te conocía y también por irme del instituto sin decirte nada, espero puedas perdonarme— enarqué una ceja.
— ¡Basta Parker! ¿Crees que tienes derecho a tratarme como tú quieras las veces que se te dé la gana? Estas muy equivocado. No soy tu juguete a la que vas a manipular a tu sabor y antojo. Conmigo te equivocaste—. Me crucé de brazos. —Si solo a eso vinieron ya se pueden ir por donde entraron.
Me acerqué a la puerta, la abrí para que se fueran, al cerrarla, me deslice por la misma, hasta quedar sentada en el suelo, abrace mis piernas y empecé a llorar de nuevo ¿Porque me pasaba todo esto a mí?
Mi móvil empezó a sonar, subí a mi habitación rápido pensando que podía ser uno de mis padres o mis hermanos, en la pantalla aparecía una foto de Tamara no contesté en estos momentos no quería hablar con nadie,
Me acosté en la cama en forma fetal, lloré hasta quedarme dormida.
Desperté al día siguiente al sentir unas caricias en mi cabello, al abrir los ojos me di cuenta que era mi papá quién me acariciaba, me encontraba con la misma ropa de ayer.
—Buenos días, princesa. Anoche cuando venimos estabas dormida así que decidimos no despertarte pero… en tus mejillas habían rastros de lágrimas, ¿Qué sucede mi niña?— me senté de golpe.
—Buenos días, papi y no pasa nada, es solo que vi la peli de bambi que me hizo llorar, ya sabes soy muy sentimental— intenté sonreír.
—Está bien, ve a bañarte se te hará tarde para llegar al instituto, tu mamá está preparando el desayuno.
Sé que no me creyó pero es que como decirle a papá que esa persona que me mandó al hospital es la misma responsable de mis lágrimas de ayer.
Me tarde en la ducha lo más que pude, y en arreglarme ni se diga, al estar lista bajé con mi bolso, ya todos estaban sentados, solo faltaba yo.
—Buenos días familia— me senté al lado de mi hermano Blair.
—Buenos días— respondieron al unísono.
No tenía hambre, tampoco quería ir a clases, solo revolvía el desayuno.
— ¿Sé puede saber qué te pasa Amelia?— levante la cabeza al escuchar hablar a mamá —Espero y no te esté molestando de nuevo el hijo de los Parker, porque esta vez no tendré compasión con él.
—No me pasa nada, amanecí sin apetito, es todo. Y Austin no me está molestando, te lo aseguro mami— ella solo asintió no muy convencida.
Me despedí de mis padres y hermanos, de camino iba pensando en todo lo de ayer, me estaba torturando y haciendo daño sola.
En la entrada del instituto se encontraba Austin con sus amigos y la plástica de Nicole, cuando pasé frente a ellos él me habló hice como si no había escuchado y aceleré más el paso, volví a escucharlo decir mi nombre, caminé lo más rápido y entre al baño, abrí el grifo y moje mi cara no quería salir sabía que iba a verlo en todas las clases y era algo que debía arreglar con el director Dawson.
Escuché que la puerta del baño se abrió, levanté la mirada y por el espejo veo que Austin había entrado, al mismo tiempo regresa a ponerle pestillo a la puerta, palidecí al verlo.
— ¿Q-qué haces aquí?— trate de mantener la calma.
—Soy yo quien hace las preguntas niñata, ¿acaso no escuchabas que te estaba hablando?— me agarra de los hombros y me empuja al lavabo.
—No tienes ningún derecho de empujarme y me vale si me estabas hablando.
—A mi ninguna niñita tonta me ignora, menos tú que no vales nada para mí, agradecida deberías de estar que te estaba hablando, aquí eres una equis— vuelve a agarrarme de los hombros y me empuja cayendo al piso.
— ¿Qué te pasa? ¿Porque me tratas así? Dime qué te hice, no entiendo tu comportamiento primero me ignoras y me fastidias, luego vas a mi casa a invitarme a salir y al día siguiente me empujas lastimándome el brazo y hombro pase semanas en reposo por tu culpa, ahora que vuelvo me pides perdón, te digo que seamos amigos te vas dejándome sola, después dices que no me conoces, vas a mi casa otra vez a pedir perdón y ahora me empujas, ¿a qué juegas?
—Ya cállate, cierra la boca o te la cierro de una bofetada— tenía mucho miedo sobre todo temía que me fuera a pegar.
Mis lágrimas empezaron a salir sin permiso. No debo llorar, debo ser fuerte, todo estará bien, repetía mentalmente.
—Tranquilo, está bien como tú digas ya no diré nada— como pude me levanté, me dolía de nuevo el brazo.
Se pasó las manos por la cabeza despeinando su cabello dio la vuelta dejándome sola en el baño, corrí a poner pestillo de nuevo y lloré como por milésima vez. Enjuagué mi cara retirando los rastros de lágrimas.
Al salir escuché ese odioso sonido del timbre, casi que corrí para llegar al salón. Me alegré cuando vi que él todavía no llegaba, poco me duró la alegría, al sentarse me empujo tan fuerte que caí del banco golpeándome fuerte la cabeza con la pared, la profesora entraba en ese momento y vio todo.
—Usted es un salvaje, señorito Parker, como se le ocurre empujar a su compañera, tiene reporte en mi clase y diez puntos menos— él me dio una mirada de “luego pagarás está”.
Jessica, su amiga se levantó a ayudarme al igual que dos compañeras que aún no se sus nombres. Escuché esa risa tan fastidiosa de Nicole y su grupito.
Me dolía exageradamente la cabeza y mi brazo de nuevo.
—Profesora O'Neill me da permiso de retirarme— me sentía muy mal.
— ¿Motivo de su salida de mi clase señorita Ripoll?— no quería decir pero debía hacer.
—Necesito hablar con el director Dawson e ir a la enfermería— me vio y después dirigió su mirada al resto de la clase —es urgente agregué.
Estaba mareada, no veía bien y escuchaba como si marcianos me hablaban.
—Puede retirarse, espero que ese golpe no traiga consecuencias, la veo muy mal, que la acompañe la señorita Ray— no mucho quería pero termine aceptando, sola no creía llegar.
Salí del salón en compañía de Jessica quien traía mi bolso, por un momento sentí caerme, ella pasó un brazo por mi cintura y con el otro me agarró el otro brazo.
—Amelia, crees aguantar o voy por ayuda— fue lo último que escuché antes que todo se pusiera negro a mi alrededor.
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Editado: 31.01.2025