Mi Peor Pesadilla

Capítulo 7

Austin

Estoy actuando por impulso, no debí tratarla de esa manera se supone que la seguí hasta los baños para hablar con ella no para tratarla mal y para terminar de arruinar todo la empujó golpeándole la cabeza, si dieran un premio al más idiota, seguro que yo lo ganaría.
Escucho un grito proveniente del pasillo inmediatamente reconozco que es Jessica la que grita pidiendo auxilio, sin pensar salgo corriendo del salón, detrás de mí viene Alfred.
Al salir veo a mi amiga hincada en el piso con mi princesa entre sus brazos, siento como mi cuerpo deja de funcionar, no avanzó ni para delante ni para atrás estoy estático.
—Haz algo, idiota— me grita Jess.
—Reacciona, no es momento para que te quedes ahí como estatua— me golpea mi amigo.
Al fin logro reaccionar, la tomo con delicadeza entre mis brazos y me levanto para empezar a correr con ella, escucho como la profesora O'Neill me grita que no la toque sin importarme sigo corriendo hacia enfermería.
Al llegar Micaela me dice que la acueste en la camilla al instante entra la profesora y me grita que salga que no debo estar aquí. Ella le explica a Mica lo que sucedió. Después de escuchar salgo.
—Te das cuenta que todo esto es por tu estupidez— dicen mis amigos al unísono.
Ellos tienen razón, todo esto es mi culpa. Debí haberla tratado mejor, Amelia estaba en lo cierto al decirme que a qué estaba jugando, como decirle que ella con su forma de tratarme logró descongelar mi frío corazón.
Me paso las manos por la cabeza jalándome un poco de cabello y doy un grito de frustración. Me deslizó por la pared, no tengo perdón de nadie.
No sé cuánto tiempo pasó desde que estoy sentado en el suelo, mis amigos regresaron a clases y me quedé solo, siento una mano en mi hombro y veo de reojo, es Micaela la enfermera, le medio sonrió de lado.
—Tranquilo, tu novia ya despertó, lo que provocó su desmayo fue el fuerte golpe que llevó en la cabeza, puedes entrar solo un momento— me levanté rápido. —Por cierto, Amelia no quiso que llamaran a sus padres.
Qué diera porque fuera mi novia.
Tomé valor y entré. Estaba acostada, viendo al techo pero cuando me vio entrar pude ver el miedo en sus ojos.
—Princesa, desper...— no terminé ya que fui interrumpido por ella.
—No me llames princesa, tú no tienes derecho de estar aquí. Eres el único culpable de todo lo que me pasa, ya no tengo vida porque te has dedicado hacer de ella un infierno. Te odio, vete— agaché la cabeza merecía todas esas palabras fueron como puñal en mi corazón.
—Está bien me iré. Quiero que sepas que estoy arrepentido. — realmente era verdad si lo estaba.
—Deja de actuar, eso mismo dijiste ayer y mira lo que me hiciste hoy.
En el momento en que salía mi móvil vibró era un mensaje de Alfred diciéndome que él tenía mi mochila, caminé hacia el salón donde estaba recibiendo clases me senté en una banca a esperar que saliera, en ese instante suena el timbre. Veo salir a mis amigos, me dan mi mochila les doy las gracias, voy con ellos hacia la cafetería.
Cuando fui de nuevo a enfermería ella ya no estaba. Al salir de clases, la vi saliendo de otro salón, al verme me ignoró iba acompañada de sus amigas y Figgins.
Me encontré con Josh en el estacionamiento me contó que nuestros amigos irían a su casa ya que sus padres estaban de viaje.
Necesitaba distraer mi mente así que acepté ir con ellos, les dije que los seguiría en mi auto, si hoy había venido en auto al instituto.

**

Cuando llegamos a casa de Josh pedimos comida china y en lo que llegaba el pedido Gregory se ofreció a ir por las cervezas.
Mientras comíamos les conté lo sucedido hoy con Mel, necesitaba desahogarme. Iba por la cuarta cerveza ya me sentía algo mareado más no estaba borracho.
Agarré mi móvil y le mandé un mensaje a mi princesa.
Yo:
Princesa, perdóname. Austin.
Luego le envié un mensaje a mi madre.
Yo:
Ma’ estoy en casa de Josh haciendo un trabajo de química, llegaré noche, no me esperes despierta.
Volví a guardar mi móvil me terminé la cerveza, más tarde saldríamos a seguir tomando.
Para pasar el tiempo nos pusimos a jugar videojuegos. Hasta que se llegó la hora y salimos rumbo a la discoteca.

**

Al llegar a Omeara nos pidieron nuestras identificaciones y entramos sin problemas, todos teníamos identificaciones falsas para pasar como mayores, el lugar estaba repleto.
Fuimos a buscar una mesa vacía, al encontrarla nos sentamos a ver el ambiente, un grupo de chicas nos coqueteaban yo no estaba ahí para enredarme con ninguna tipa.
—Iré a buscar que tomar, si quieren ustedes inviten a las chicas, yo estoy aquí para olvidar todo— me puse de pie para empezar a caminar en dirección de un bar cantina.
Me senté en un banco y pedí un coñac, cuando me lo dieron me lo tomé de un trago, pedí otro e hice lo mismo, en total pedí unos ocho más.
— ¿No crees, que ya son muchos?— me hablaba una chica, solo negué con la cabeza —no para mí, pide te invito.
Pidió una naranjada, me tiré una carcajada.
—Es en serio ¿una naranjada? Pide algo más fuerte— ella negó.
—No te preocupes así estoy bien, yo no bebo licor.
—Está bien, discúlpame. Quieres alguna botana pídela, perdóname, quizá vienes con tu novio y yo aquí entreteniéndote— casi se atraganta con su bebida.
—No tengo novio, vengo con mis amigas pero ellas se fueron a bailar y yo vine por algo para tomar— negué riéndome.
—Yo también vengo con mis amigos solo que decidí venir a tomar solo.
Pedí un godfather mientras conversaba con Olivia, si así se llamaba la chica, me contó muchas cosas de su vida que lo más seguro no recordaría al día siguiente.
Hasta que pedí una botella de whisky, ella pidió otra naranjada y unas botanas, ya estaba más que mareado y borracho cuando empecé la segunda botella de whisky.
Mi móvil se encendió notificando un mensaje, vi que era de Amelia.
Princesa:
Deja de pedir perdón y de llamarme princesa. No entiendes que te odio.
No soportaba que me dijera que me odiaba y nunca dejaré de llamarla así porque es mi princesa. Teclee como pude.
Yo:
So etes mu princewa, np mr odues mu amir tr ami. Aystun.
Al enviar el mensaje me di cuenta que no se entendía nada, ahora ella sabría que estaba borracho. No se hizo esperar su respuesta.
Princesa:
¿Acaso estás borracho? O eres retrasado para escribir.
Ahora que le diré, no iba a decirle “sí, estoy tomando por ti”, no claro que no.
—Olivia, puedes teclear un mensaje por mí, por favor.
—Por supuesto, tú me dictas y yo escribo— le di mi móvil en la conversación con Mel.
Yo:
No, mi amor. Solo estaba con las manos mojadas y por favor no me odies, te amo de verdad, estoy muy arrepentido. Austin.
✓ Visto.
Me devolvió el móvil y le di las gracias, seguí tomando quería terminar la botella de un solo trago, en mi cabeza rondaba su TE ODIO.
—Ya me voy, pero no pienso dejarte aquí Austin, mírate estás que te caes de borracho, le diré a mis amigas si te pueden ir a dejar.
—No te preocupes, yo vengo en mi auto— vacíe lo último de la botella.
—En ese caso dame las llaves, yo manejo, dame la dirección activaré el programa de ubicación para llegar sin problemas.— No podía mantenerme en pie.
Pagué lo que ella y yo habíamos bebido más las botanas, le di mis llaves, la dirección y le dije en donde estaba mi auto estacionado. Le pedí de favor que le enviará un mensaje a Josh de mi móvil diciéndole que me iba a casa.
Entre ella y sus amigas me sacaron de Omeara, como pudieron me metieron de copiloto, me puso el cinturón y ella subió de piloto, escuché que sus amigas irían detrás de nosotros. Me quedé dormido en cuanto encendió el auto.
Desperté cuando me intentaban bajar abrí los ojos como pude, estábamos frente a mi casa y quiénes me intentaban bajar era Olivia y sus amigas.
—Ayúdanos por favor, estás pesado si te caes nos aplastaras— me empecé a reír —shh cállate vas a despertar a todos en tu casa y ahí sí se te va armar— puse un dedo sobre mi boca en señal de silencio.
— ¿Quiero mi botella de whisky? Tienes gemela hay dos Olivia frente a mí.
—No hay más whisky y no tengo ninguna gemela, ayúdanos a lograr llevarte a la puerta de tu casa. ¿Entendido?
—Sí mi generala— me llevé la mano a la frente como un soldado.
En realidad a todas las miraba doble, era tan gracioso verlas tratando de bajarme del auto. Primero me bajaron los pies, poco a poco me fueron dando la vuelta a manera de quedar viendo para afuera.
Lo que no sabía era que desde el auto que estaba estacionado al otro lado de la calle me estaban observando.
—Uno, dos y tres, ahora.
Ellas me jalaron al mismo tiempo que me levanté tambaleándome y fuimos a dar al suelo todos juntos.
— ¡Auch! Nos estás aplastando, Austin y ahora como te levantaremos.
—Te dije que era mala idea jalarlo— decía una de sus amigas.
Rode a un lado dejándoles espacio para levantarse, a tratar de levantarme solo iba cuando escuchó que me dicen.
—Así que TENÍAS LAS MANOS MOJADAS Y NO ESTABAS BORRACHO. Felicidades idiota, venía a que me explicaras el porqué de tu comportamiento de hoy en la mañana, pero me doy cuenta que estás muy ocupado y bien acompañado— mi princesa estaba frente a mí.




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