Mi Peor Pesadilla

Capítulo 8

Amelia

¡Oh Dios! del gran golpe que me di en la cabeza por culpa de él hasta me desmayé, menos mal logró agarrarme Jessica, si no hubiera sido otro golpe seguro.
Cuando desperté estaba en la enfermería del instituto, me dolía exageradamente la cabeza y sentía que todo daba vueltas a mí alrededor, intenté sentarme pero no pude.
Cuando la enfermera me dijo que quien me trajo aquí había sido Austin sentí miedo, desde que entré a este instituto mi vida ha sido un infierno, humillación tras humillación por parte de él y sus amigos excepto Alfred y Jessica ellos son diferentes.
Ni porque compartimos banco nos podemos llevar bien, al menos un trato de compañeros, ¡Pero no! Ni eso. Lo que se me hizo muy raro fue la salida del domingo un día antes del incidente en los casilleros, su trato fue muy distinto, como no me di cuenta que solo preparaba el terreno para humillarme más y yo de tonta creyendo que podíamos ser amigos.
Ya son semanas de vivir este tormento, está decidido, voy hablar con el director Dawson para que ya no recibir ninguna clase con él y por ende tener otro compañero de banco.
Pregunto si ya me puedo retirar, me siento un poco mejor aunque todavía mareada.
—Preferiría mejor si te quedas hasta final de clases— hice una mueca.
—Necesito hablar con el señor Dawson, me siento bien, prometo que si después de hablar con él me siento mal me tendrás de nuevo aquí— junte las manos —por fis, por fis Mica.
Después de tanto rogarle me dejó salir, ahora voy caminando hacia dirección, todos están en clase. Al llegar no está la secretaria, me debato mentalmente en si debo tocar la puerta o esperar a que ella regrese, me decido por la primera.
Toqué despacio y espere a que respondiera del otro lado.
—Adelante— escuché.
Entre a la oficina con un poco de pena, era segunda vez que vería al director.
—Entre señorita Ripoll, cuénteme ¿cómo se siente?— cerré la puerta detrás de mí.
—Con permiso señor Dawson. Me siento mejor, gracias por preguntar— me puse detrás de una de las sillas que estaban frente a él.
—Me alegro mucho señorita, siéntese por favor y bien que la trae por aquí— entrelaza las manos sobre su escritorio.
Me senté y abracé mi bolso estaba nerviosa tenía miedo que Austin fuera protegido de él y no hiciera nada.
—Quisiera saber si usted es tan amable en cambiar mi horario, no quisiera llevar ya ninguna clase con Austin Parker.
—Bien, usted me está diciendo que quiere que la separé por completo de Parker al pedirme cambio de horario, debe darme un muy buen motivo para hacerlo— se recostó en su silla —empiece quiero escuchar ese o esos motivos.
Me empezó a doler el estómago, en cierta parte no quería que lo expulsaran, solo quería alejarme de él.
—Es solo que él y yo no nos llevamos bien, lo mejor es no tener ningún tipo de acercamiento— suspiré.
El director se puso recto y me vio fijamente a los ojos luego frunció el ceño por último se tocó la barbilla como pensando.
— ¿Tengo cara de tonto? No verdad. Sé perfectamente porque me está pidiendo su cambio, esperaba que fuera más sincera conmigo, ¿ve este expediente? Es de Austin Joseph Parker Fitz, estoy pensando seriamente en expulsarlo— todo me dio vueltas.
—N-no es n-necesario que lo expulse, no fue para tanto, con que me ca-cambie está bien— ¡bendita tartamudez!
Sí, es cierto que con todo lo que me ha hecho lo empecé a odiar, pero no por eso lo tenga que expulsar.
Te pasas de buena Amelia, deja que lo expulsen bien merecido lo tiene. Cállate Clemencia nadie pidió tu opinión.
Clemencia se llama mi conciencia.
—Señorita, primero la empuja contra los casilleros causándole un daño en su brazo y hombro, segundo la empujó en los baños— enarque una ceja — ¿creyó que nunca me iba a enterar? y tercero la empuja del banco que comparten golpeando su cabeza contra la pared, ¿cree que no son muchas las razones para expulsarlo?
Estaba en shock él sabía todo, pero que tonta eres, no te das cuenta que es el director. Debía pensar algo rápido.
—Señor Dawson y si le pone de castigo limpiar los vestidores de los futbolistas, el gimnasio, la cancha y la cafetería. Tal vez así, solo así aprenda su lección. Aunque en mis adentros sabía muy bien que él nunca aprendería.
Si mi mamá me escuchara hablar en este preciso momento lo más seguro es que ya me hubiese ganado un golpe de su parte, estaba siendo muy idiota, pero es que no puedo ser tan mala persona.
Después de escuchar que si le pondría esos castigos y que me diera la carta con mi nuevo horario donde por cierto quedé en todas las clases con Tamara y en algunas con Skyler salí de su oficina.
Me dirigí al salón que me tocaba, le mostré a la profesora la carta y el horario, de compañera de banco me tocó Sophie una chica algo nerd pero no sé vestía como tal. Me cayó muy bien y lo mejor que llevamos todas las clases juntas.
Le mandé un mensaje a Aleksei para que no me fuera a buscar a mi antiguo salón.
Yo:
¡Hey! No me vayas a ir a buscar al salón, búscame en el E-7, después te cuento.
visto
La jornada escolar había terminado, salí junto a Tamara y Sophie mi nueva amiga, Skyler ya nos estaba esperando junto a Alek que cuando me vio me abrazo como si llevara años de no verme. Íbamos a mi casillero a dejar los libros que utilicé en clases, cuando cruzamos miradas con Austin de inmediato lo ignoré, entrelacé mi brazo con el de Aleksei y sonreí.
Vi cómo se iba con Josh uno de sus tantos amigos mujeriegos igual que él.
Me despedí de mis amigos, me dolía mucho la cabeza y quería dormir pero no se los dije. Les prohibí a mis amigas decir una sola palabra de lo ocurrido con él.

**

Al llegar a casa mamá tenía una pelea con Coraline quien no se quería bañar y los gemelos estaban devorando todo lo que había en la cocina, a mis hermanos en vez de estómago de seguro les pusieron un barril sin fondo.
—Hola mami, me duele la cabeza, por favor que no me molesten y me dejen dormir en paz— disimuladamente vi a Stella. —Coraline, princesita déjate bañar por mami, que a hermana mayor le duele la cabeza, colabora con ella, ¿Sí?— la bebé empezó a reír y aplaudir.
Subí a mi habitación y puse pestillo para que nadie pudiera entrar. Dejé mi bolso en una silla, no sin antes sacar mi móvil lo puse sobre la mesita de noche y me acosté en mi cama.
Mi amor, por fin juntas de nuevo, no te imaginas cuánto te extrañe, te amo tanto que es imposible estar lejos de ti… Hablando con mi cama me quedé dormida.




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