Mi Peor Pesadilla

Capítulo 11

Después de lo ocurrido el sábado por la noche pasé todo el domingo encerrada, no es que no tenga amigas, claro que las tengo pero prefería estar sola. Si tan solo nunca nos hubiéramos mudado de Holmes Chapel no tendría que estar viviendo todo esto.
Me falta una cuadra para llegar al instituto apresuró el paso cuando veo a Skyler, sé que me veo fatal pero estar con ellas me hará bien, un auto pasa a mi lado es Sophie que la trae su hermano.
— ¿Chicas, que tal su fin? — Hago una mueca —Mel ¿qué te pasó? ¿Estás bien?— asiento con la cabeza.
Tamara viene corriendo hacia nosotras parece como si hubiese corrido un maratón, decidimos no preguntarle nada lo más seguro es que se levantó tarde no logrando el autobús a tiempo.
Entramos riéndonos de ver el cabello y la cara de Tam, nos dirigimos hacia nuestros casilleros a sacar los libros de nuestras primeras dos materias, lo bueno es que los cuatro casilleros están seguidos.
Llegamos a nuestro salón solo Sky no llevaba esta materia con nosotras, tal parece que tendré un día normal en el instituto, tampoco vi en la entrada a Austin y sus secuaces.
Las primeras horas transcurren con normalidad, me dan puntos extras por participar en clase, en verdad todos nos llevamos muy bien son contados con los que no llevo todas las materias y eso es genial, pero como siempre hay un pero en todo, el problema se dio cuando el timbre suena para cambio de materia y salón.
Como siempre salimos las tres y en el camino se nos unió Sky al parecer a ella no le fue muy bien por la cara que tiene.
—Odio a Nicole por su culpa tengo reporte— todas la volteamos a ver.
Esa chica es tan superficial y tan plástica, para ella es más importante estar a la moda.
— ¡Hey chicas! No vino la profesora de literatura así que tenemos libre— nos habló Harold. —Vamos a la cafetería.
—Adelántense ustedes, iré al baño— quería retocar un poco mi maquillaje y hacer pis.
No había nada fuera de lo normal en los pasillos que me hiciera pensar mal o al menos eso creía, entre al baño tarareando una canción de Rihanna y atrás mío escucho que alguien más entra.
Me agarran del cabello al mismo tiempo que mi frente pega contra el azulejo del lavabo caigo de espaldas al piso.
—Escúchame bien idiota, esto solo es una advertencia, deja de andar de rogona con Austin o te irá peor— era Nicole. —Dices una palabra y mañana me las pagas— salió dando un portazo.
Me lleve la mano a la frente gracias a Dios no había rastros de sangre y eso era bueno.
Cuando me levanté tenía un fuerte golpe ¿ahora qué le diría a mis amigos y a mis padres? Me resbale y di en el lavabo, sí claro y ellos me creerán.
Intenté cubrir el golpe con maquillaje pero es que realmente me dolía demasiado y no soportaba estarlo tocando así que opté por qué un mechón de cabello cubriera esa parte de mi rostro, esperaba que funcionará.
En vez de agarrar hacia la cafetería desvíe mi camino hacia otro lugar. Frente a mí decía con letras grandes y talladas en madera BIBLIOTECA era primera vez que venía aquí y no tenía idea de que leer.
Bien Amelia ya estás aquí ahora entra. Me dije a mi misma.
Una señora no mayor de cuarenta años, pelo lacio y cenizo estaba ordenando unos libros, me doy cuenta que usa gafas.
—Pasa cariño, ¿En qué te puedo ayudar? Debes ser nueva porque no te había visto por acá— di unos cuantos pasos más —mi nombre es Felicia pero todos me llaman Feli así que tú me puedes decir así también y cómo te das cuenta soy la bibliotecaria.
—Tiene la saga de Guardianes del alma de Kim Richardson, si soy nueva vengo de Holmes Chapel, mucho gusto Feli, mi nombre es Amelia y me dicen Mel.
—Veamos— teclea algo en su computadora —me dijiste Richardson— asentí — ¿Qué libro deseas?— con mis dedos le dije que el dos —espérame ahorita regreso.
Siempre quise esa saga pero no llegaron nunca a las bibliotecas, ni librerías de Holmes, cuando averigüe su precio por internet apenas y pude pagar el primer libro. Creí que por ser un instituto no los tendrían.
Mientras ella volvía eché un vistazo vi a muchos estudiantes haciendo trabajos u otros simplemente leyendo, estar aquí daba paz y tranquilidad, definitivamente este sería mi lugar favorito de ahora en adelante.
—Bien, aquí está— me lo entregó junto con un pase —este libro no puede salir de aquí, a la hora que lo devuelvas te devolveré tu identificación estudiantil, ahora me la puedes dar por favor— se la entregué.
Caminé a una de las mesas puse mi bolso, me senté y empecé a leer.
Mientras más leía más interesante encontraba el libro, me di cuenta que estando aquí había olvidado lo sucedido con Nicole, lo recordé cuando sin querer toque mi frente y me dolió.
Después de dos horas de lectura escuché sonar el timbre que indicaba la hora de almuerzo, no tenía hambre así que seguí leyendo.
Quince minutos antes que sonara el timbre para entrar a clases de nuevo terminé. Tomé mi bolso dirigiéndome al escritorio de Felicia.
—Aquí está, muchas gracias, pronto vendré a leer el libro número tres eres muy amable.
—Vuelve pronto te estaré esperando, cuídate Mel— moví mi mano diciendo adiós.
Si quería llegar a tiempo a la clase de química debía apurarme primero debía pasar por mi casillero para guardar los libros que utilice y sacar los de mis siguientes clases.
Sacando mis libros estaba cuando escucho ese aparato tan ruidoso que me dejara sorda a final del ciclo escolar.
¡Fabuloso! Ahora debía correr si quería llegar antes que el profesor, así que aquí voy corriendo como si un pitbull viniera siguiéndome.
Siento como alguien me pone el pie y todo transcurre en cámara lenta tropiezo cayendo al piso rompiendo mi pantalón de las rodillas y estás inmediatamente empiezan a sangrar. Escucho risas y burlas. No quiero levantar la mirada sé que me voy a decepcionar si lo hago y tampoco quiero llorar.
Unos chicos se acercan a ayudarme. Escucho a mis amigas insultar a la persona que lo hizo. Me apoyo en ellos para levantarme y es ahí donde me doy cuenta que quien lo hizo fue Austin.
—Si te hace feliz tratar así a una mujer espero y lo estés— fue lo único que pude decirle.
Obligadamente debían llamar a uno de mis padres no podía estar con el pantalón roto el resto de las clases, me negaba a que los llamarán.
—Amiga tengo este pantalón de reserva en mi casillero para alguna emergencia, úsalo— estaba salvada por Sophie.
Mica me dedicó una mirada de y ahora qué, solo encogí los hombros. Después de curarme me cambié y fui a clases esperaba que me dejaran entrar.
¡Maldito Austin! Primero su novia y ahora él.




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