Mi Pequeña Desventura

Capítulo 1

La señora Collins se jactaba de ser una mujer muy paciente; había conseguido todo lo que poseía en base a esfuerzo, constancia y mucha pero mucha paciencia.

Pero ahora que veía el rostro desinteresado de su hijo mayor, empezaba a perder la esperanza en su buen juicio.

—¿Sabes que hora es? —pregunta, con calma en medio de la enorme sala de su costosa mansión.

—¿Las ... 9 ...? —responde acariciando la parte de atrás de su cabello.

—Si, las 9.... deberías estar en la universidad .. o trabajando.

—Ya hablamos de esto .... no me gusta la universidad .... es aburrida y ¿trabajar? — arruga el rostro — es demasiado esfuerzo; y ya hago bastante.

—¿Cómo que?

—Ya sabes .... —bufa —salir a fiestas, gastar dinero .... salir con mujeres ....

Ante sus ofensivas palabras se masajea la frente.

—Pretendes que pierda la cabeza verdad?

—Mamá....... somos asquerosamente ricos —se acomoda las gafas oscuras, que ocultan sus ojeras —no necesitó estudiar o alguna de esas cosas ...... —descarta esas palabras con un movimiento de mano— puedo disfrutar de todo el dinero que tengo.

—Es mi dinero Ryan.

—Pero soy tu hijo .... no dejarías a tu amado primogénito sin dinero cierto?

—Dios .... que hice mal ...

—No seas dramática, porque no te tomas el día libre. Trabajas demasiado, deberías delegar, como todos los millonarios.

—Llamaré a tu padre te lo advierto.

—Papá esta durmiendo.

Desgraciadamente tenía razón, su esposo era otra carga sobre sus ya pesados hombros.

Pensó, y pensó en alguna manera de enderezar al árbol torcido de su hijo.
La educación no funcionaba.
La milicia? 
No.
Se conocía y no soportaría no verlo por numerosos días.

¿Quitarle el auto?  ¿Las tarjetas ? lo más probable sería que se mantuviera en el sofá mirando la televisión, alimentándose de frituras.

Un trabajo dentro de la compañía? Ya lo había intentado y fue despedido.

—Ya acabaste mami? Quiero ir a dormir. Más tarde pasaran CSI en la tv— extiende los brazos en un bostezo.

Estuvo muy cerca de soltar una maldición, apretó la boca para no recurrir a palabras malsonantes, entonces nota a la mujer pequeña vestida con el uniforme habitual de limpieza, pasando un paño por los muebles. Pensó en pedirle que se retirara; la idea de tener a alguien escuchando sus discusiones la disgustaba.

—Disculpe, Señora Collins —Alexandra, su asistente llega corriendo, con su habitual carpeta apoyada en el brazo —Su reunión de las once... , si no salimos en algunos minutos, el tráfico nos imposibilitará la llegada.

Su mente trabajó en buscar alguna manera de disciplina para su hijo.

—Mira mamá, estoy bastante cansado y mi humor no es el mejor, sugiero que dejemos este tema aquí —Ryan se dirige hacía las escaleras.

Su insolente hijo estaba ganando esta partida.

Tenía que decir algo, inventar cualquier cosa, .... pasea la mirada por todo la habitación... piensa, piensa .. era una mujer fuerte ... no había nada, nada en este mundo que no tuviera solución y su hijo no sería la excepción. 

Sus sentidos estaban tan alerta que escucharon cuidadosamente como la mujer apretaba el rociador sobre uno de los muebles y pasaba el paño sobre este.

—¡No! —dijo tan alto como pudo.

Ryan se paralizó con el tono tan fuerte que había utilizado.

—Ya estoy harta, harta de tu actitud!! ¡Te quedarás aquí en este lugar! —su dedo señalaba el suelo con furia —y ayudaras a ... la mujer que hace la limpieza.. —dijo con un poco de inseguridad.

—¡¿Que?! —respondió Ryan sorprendido y divertido.

—Ya me oíste!! He tenido mucha, muchísima paciencia contigo, y he llegado a mi límite!!

—Pero..

—Toma un trapo, una escoba, pero empieza a limpiar!!

Alexandra guardó silencio con la furia de su jefa.

—¿Es una broma? —pregunta con mofa.

—No estoy jugando Ryan.

—¿Y que haras si no cedo a tus ridículas peticiones ?

—¡Te echaré de casa!

—No te atreverías.

—Lo haría. Sin auto, sin tarjetas de crédito, que harás? No sabes cocinar o trabajar.

—Mientes.

—Llama a seguridad..—pide a Alexandra.

Esta se paralizó por un segundo preguntándose si estaría hablando en serio.

—¡¡Vamos!! ¡¡Haz lo que te pido!! —exigió.

—Si, si —Alexandra corre hacia las puertas.

—No, mamá estas bromeando, cierto?

Inmediatamente dos hombres altos, corpulentos y de vestidos de negro aparecieron.

—Lleven a Ryan fuera de mi propiedad.

Los hombres se acercaron.

—¡¡No me toquen!!

—¡Hagánlo! —exige.

Los dos hombres tomaron los brazos de Ryan y lo levantaron; este comenzó a forcejear, sus pies ya no tocaban el suelo.

—¡Espera! ¡Mamá!

Sus gritos se escuchaban por toda la casa, el personal de limpieza y seguridad se asomó ligeramente para ver la razón de tanto escándalo.
Ryan era llevado hacía la salida de la mansión, en medio de sus protestas.

Lo dejarón fuera, estuvieron cerca de cerrar las puertas; su madre, Alexandra, y los guardias veían la lamentable escena.

—¡¡No me moveré de aquí me oyes, esta es mi casa!!—gritó muy indignado.

—Y te quedaras ahí, donde todo el mundo observará el espectáculo de un veintiañero desempleado rogando cobijo?

—¡¡Mamá!!

La señora Collins dió vuelta dispuesta a ignorar a su hijo.

—¡¡Mamá!!

Nada. No cedería.

—De acuerdo!! De acuerdo!!! Haré lo que me pides!!

Voltea a verlo.

—¿Qué dices?

—Que lo haré!!! Hare todo lo que me pides!!!

—Dejénlo ingresar.

Cuando abrieron, Ryan dió un paso en el interior con un aire prepotente arreglándose el saco; que se había remangado por la forma en que los guardias lo levantaron.

—De hecho sujétenlo nuevamente

—¡No!¡Basta! Mamá!!

Los guardias hicieron caso y lo llevaron nuevamente a la sala de la mansión, las personas que habían dejado sus deberes para observar mejor el problema, se escabulleron con el regreso de la señora Collins.



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En el texto hay: humor, contemporanea, romance drama

Editado: 10.09.2023

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