Mi Pequeña Flor

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POV Alida


Siento unas enormes ganas de ir al baño, trato de levantarme pero algo me lo impide, abro mis ojos y todavía esta oscuro, estoy desorientada, no aguanto las ganas de ir al baño, siento que algo se mueve en la cama y la luz de la lámpara se enciende, me quedo sorprendida al ver a Eddie sin camisa.


-¿A dónde vas? todavía no amanece— dice bostezando.

-Debo ir al baño— asiente y se levanta, me da la mano y yo la tomo levantándome, veo la cama y allí esta Andrew, desparramado con sus piernitas abiertas, me rio y Eddie me lleva de la mano.

-Entra, te espero aquí— me señala una puerta.

-No es necesario— suspira y me abre la puerta, es un baño muy grande.

-Ve— me da una nalgada y yo lo miro mal, entro y hago mis necesidades mientras observo la regadera y las toallas que están en el barandal, el jacuzzi, el lavamanos, el espejo, todo aquí es espacioso.


Me levanto, bajo la manija, lavo mis manos y cara, las seco con la toalla y camino hacia la puerta, me llevo un susto al ver a Eddie allí parado.


-¿Todo bien?— asiento.

-¿Qué hora es?— mira hacia la cama y veo un reloj digital en la mesa de noche, marca las 4:35am.

-Es temprano aun, ¿tienes sueño?— niego y doy algunos pasos, me abraza por la espalda y mete su cara en mi cuello erizándome toda, mete su mano bajo mi camisa y acaricia mi vientre, me estremezco por la sensación y mi libido empieza a atacarme.

-Deja de hacer eso Eddie— le digo con voz temblorosa.

-Te deseo— dice en un susurro y mis piernas se ponen flácidas, me da vuelta y me ve a los ojos, sonríe y me sube en sus brazos.

-¿Qué haces?— no dice nada y camina hasta un sofá, me acuesta allí y remueve algo, el sofá se extiende como una cama, me ayuda a acostarme bien y se coloca encima de mí.

-Te deseo como loco— pongo mis manos en su pecho y el tacto me quema, pero no de una manera desagradable sino como con deseo de tocar más, se mete entre mis piernas y presiona su erección en mi entrepierna y se me sale un gemido— Shh, puedes despertar a Andrew— dice y lo miro asustada.

-Bájate, no puedes hacer esto cerca del niño— él se ríe y muerde mi cuello dejándome flácida.

-Está dormido, sino hacemos ruido él no se despierta, déjame amarte Ali, déjame tomarte ahora y saciar nuestra sed de deseo mi pequeña Flor— mi cuerpo tiembla y mi respiración se vuelve errática.


Empieza a acariciarme sobre la tela, desabotona mi pantalón y lo baja junto con mi ropa interior, se levanta para quitármelo por completo, mira mi intimidad y sonríe, vuelve a meterse entre mis piernas y acaricia con su nariz mi cuello bajando hacia mis senos que muerde sobre la tela, mete su mano bajo mi camisa acariciándome y llevándola consigo hasta quitármela, vuelve a acariciar mi cintura y mete su mano bajo mi espalda me arqueo un poco y el desabrocha mi brasier. Una vez desnuda ante él, succiona mis senos, llevo mi mano a mi boca para tratar de no gemir, él juega un rato con mis senos y lleva su mano a mi húmeda entrada, la acaricia y mete un dedo, juega con mi clítoris y se lleva el dedo a la boca, lo saborea y suspira.


-Muero por besarte, pero no he lavado mis dientes— llevo mis manos a sus mejillas y lo atraigo a mí, lo beso con pasión y el jadea, baja su pantalón, abro mis piernas y él se introduce en mi acallando su gemido en mi boca.


Me embiste con suavidad y delicadeza, nuestros cuerpos tiemblan del deseo acumulado y las ansias de que esto no termine, coloca una de mis piernas en su trasero y empieza a embestirme duro sin lastimarme, lo hace tan delicado y con dulzura, mi cuerpo vibra con la llegada del orgasmo, el al sentirlo aumenta la velocidad de sus embestidas para aumentar mi placer y el suyo, unas embestidas más y eyacula dentro de mí.


-Esto solo es un abre boca mi pequeña Flor— sale de mí y me besa con pasión, se levanta y me lleva con él al baño, una vez dentro nos lavamos los dientes y el enciende la regadera, me agarra la mano y me guía adentro para bañarnos juntos.


Empezamos a acariciar nuestros cuerpos mientras nos duchamos, veo como su erección ha tomado forma de nuevo y llevo mis manos para masajearlo, el masajea mis senos dando pequeños pellizcos en la punta, gemimos por la sensación, me arrodillo y llevo su erección a mi boca succionándolo, la meto profundo a mi garganta pero me da una arcada,  la retira de inmediato y yo lo agarro de nuevo, lo meto nuevamente a mi boca pero sin profundizar, succiono fuerte sintiéndolo palpitar y su miembro tensarse, el jadea y sisea disfrutando; me levanta y empieza a besarme saboreando mis labios, me sube a horcajadas y su miembro entra en mi sin mayor esfuerzo, me recuesta de la pared y empieza a embestirme con fuerza.


-¡Oh Dios!, si Ed, así, que rico.

-¿Te gusta?

-¡Si, me encanta, no pares!—  empiezo a mover mis caderas y el jadea.




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