Mi Pequeña Luna

Capitulo IV

Si tenía conocimiento de algunos casos como estos, pero nunca espere, nunca imaginé que me pasaría a mi.

Dentro de la cápsula se encontraba una niña entre los cuatro a cinco años de edad. La cual dormía plácidamente mientras abrazada a un peluche en forma de media luna y a un lado donde descansan sus pies había un sobre blanco que venía sellada con un símbolo de Luna llena.

30.

— ¡Mía! — gruño y la tomo entre mis brazos — tanto tiempo esperándote y ahora que te tengo aquí, conmigo, no lo creo — el sentir su suave piel entre mis manos, escuchar su suave respirar y su tan embriagadora escencia. Se sentía el cielo.

26.

— Espérate un instante — Connor se acerca — ¿Como que tuya? ¿Que es lo que hay...? — su pregunta quedó en el aire al ver a la pequeña niña entre mis brazos y segundos después sus ojos se abrieron por el asombro y posteriormente cubrió su boca con sus manos.

23.

— Si, Noah ¿Cómo que tuya? —
esta vez me pregunta un muy confundido Anthony - es una niña, niña que no sabemos de dónde exactamente fue que salió o como fue que entro en esta cosa.

¿A quien le importa de dónde salió?¿De dónde viene o como fue que terminó en la tierra? ¿Si proviene de otro planeta o estrella? ¡¿A quien le interesa? Lo importante es que por fin la encontré.

17, 16, 15.

— Si, Anthony la encontré, encontré a ¡Mi luna! ¡Mi mate! — me inclino un poco y dejo un sueve beso sobre su frente — mi bebé — susurro.

— Muy lindo el encuentro y todo pero tenemos que alejarnos de esta cosa — lo miro sin entender — ¡Se auto destruirá! — y la voz robótica que había estado ignorando se hace más fuerte.

10, 9, 8.

Cuando procese las palabras de Zed, tome el peluche — ¡Noah, maldita sea! ¡Deprisa! — tomo la carta y todos nos alejamos lo más rápido que podemos de la cápsula.

Ya a varios metros lejos y seguros del lago, se escucha la detonación.

Gracias a la Diosa luna que llegamos a tiempo por qué ahora mismo estarían los restos de mi mate flotando en las aguas lago y no conmigo, no entre mis brazos.

Nos seguimos alejando, nadie dice nada en todo el camino de regreso a la mansión y no puedo agradecer más porque me estén dando un tiempo de silenció, un tiempo para organizar mis sentimientos y pensamientos. Por que sigo sin poder creerlo, sigo sin poder creer que tengo a mi mate conmigo, entre mis brazos y que por fin puedo abrazarla, besarla, dormir abrazado a ella.

Pero siendo un poco analítico con la situación, nunca pensé que encontraría a mi mate cuando aún es una niña y mucho menos que vendría de alguna constelación, estrella o mundos diferentes es que ¿Quien en su sano juicio imaginaria algo como eso?

Al llegar a la mansión central de la manada, mi hogar y el que seria apartir de ahora de esta pequeña niña. Los chicos entraron primero mientras yo me senté en el borde de la fuente observando el cielo nocturno.

Hoy era un día donde, como nunca antes, se veían muchas estrellas en el cielo y la luna se levantaba ante mis ojos brillando con mayor intensidad que las noches anteriores.

Sin duda uno de los mejores paisajes por admirar.

— Gracias Diosa luna por permitirme encontrarla — susurre al frío aire nocturno — Cumpliré mi promesa de amar y cuidar de esta pequeña con mi vida — la verdad es que no hacia falta jurar nada, ya que daría mi vida por ella en cualquier tiempo, momento o lugar donde ella esté en peligro y por el simple echó de que la amo.

Vuelvo la mirada a mi mate tratando de observar su rostro pero lamentablemente lo tiene oculto entre mi pecho y su cabello. Planto un beso sobre su frente y siento su cuerpecito estremecerse tras mi toque y no puedo reprimir la sonrisa que aparece instantáneamente en mi rostro.

Me pongo de pie y girando sobre mis talones vuelvo a dirigir mi andar hacia la casa. Al entrar en la sala todos mantenían una conversión amena y al percatarse de mi presencia voltean en mi dirección.

— ¿Esa pequeña es tú mate? — me pregunta mi madre apenas entró en la sala y ve el bulto entre mis brazos.

— ¡Si mamá! ¡Por fin la encontré! — no puedo evitar la emoción que siento al notificar la noticia, al igual que la sonrisa que se dibujó en sus rostros al escucharla.

— ¡¿Podemos verla?! — me pregunta animada mi hermana la cual se encuentra entre los brazos de su esposo.

— Mañana, ahora se encuentra dormida — asiente cabizbaja.

— Noah, me alegro que hallas encontrado a mi pequeña cuñada — Dulce carcajea ruidosamente, haciendo que la pequeña entre mis brazos se remueva y término mirándola enojado.

¿Por que de pronto se ríe tan escandalosamente? ¿Que es tan gracioso?

— Dulce, calla, la despertarás — y su risa estruendosa desaparece enseguida.

Me despido de todos con un "buenas noches" y me retiro de la sala hacia mi habitación. Ya una vez dentro de mi recámara acuesto a la pequeña sobre mi cama.

Al observarla quedo embelesado por tanta belleza, su piel blanquecina que da la ilusión de ser porcelana, con un leve sonrojo en sus pómulos, sus largas y gruesas pestañas, sus pequeños pero finos labios tienen un tono rosadito muy hermoso ¿Como puedo no enamorarme con tanta belleza? Pero hay algo en ella que llama mucho más la atención que sus anteriores atributos y es su mata de cabello color blanco.

¡Tiene el cabello blanco!

Nunca, en mis dos, casi tres siglos de vida había visto a una niña con el cabello blanco. Quizás y el que tenga el cabello blanco sea algo normal en su mundo ¿No?

¡Diosa! ¿Como una niña puede ser tan bella, impresionante y diferente?

Pero lo que más muero por ver son sus ojos. Soy del tipo de persona que le gusta ver de qué color son los ojos de cada individuo y pienso que si todo lo demás de esta pequeña es hermoso, seguro sus que sus ojos también lo serán y se convertirán en mis favoritos.

Y no puedo evitar pensar ¿De que color serán? ¿Negros? ¿Marrones? O quizás azules o verdes.




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