Mi Pequeña Luna

Capitulo XIV

Noah

Esto tenía que ser un sueño, no había de otra manera. Pero sueño o no, no quería despertar.

¿Cuántas fueron las veces en las qué en su imaginación había creado este tipo de escenario? No tenía ni la menor idea ya que la cifra superaba los Seis dígitos; pero el estar tan cerca de una manera tan íntima con la persona que ama de todo corazón... Aún se sentía demasiado irreal, algo fuera de este mundo. Por más que ella estuviera ligeramente apoyada sobre mi cuerpo, con mis manos en su cintura, sus manos despeinando mi cabello y sus labios entre los míos... La sensación seguía siento algo fuera de este planeta.

Había algo que recalcar de todo esto y era que no podía comparar mis sueños con la verdadera y fantástica escena que se estaba dando frente a mis ojos, aunque los tuviera cerrados; y se vio así mismo queriendo tener la habilidad de poder detener el tiempo para que ese magnífico momento durara más.... Tan solo un poco más.

Ya que quería seguir sintiendo los suaves pero demandantes que se habían vuelto sus besos, dejando atrás todos aquellos pequeños besos llenos de inocencia que compartimos hace tiempo. Quería seguir y poder embriagarme con su encantadora esencia, la cual, estaba apunto de hacerme perder por completo el auto control.

Y su piel. Tan pálida como siempre y aun así lograba en mi un encanto, me encantaba que con el menor de los roces o presión se volvía rojiza pareciendo un lienzo en el cual apenas, y sí, empezaban a trazar una nueva pieza de arte. Adoraba con el alma el sentir su suave y tersa piel bajo mis ásperas manos.

Todas y cada una de las características de esta pequeña chica superaban por completo la perspectiva que una vez tuve de una Ideal alma gemela; Mate. Y no podía sentirme mas que satisfecho y afortunado de que así fuera.

Quería llevar este beso que nos estábamos dando más allá ¡Tenía la necesidad de llevarlo más alla de esto! Profundizarlo y hacerlo más nuestro.
Teniendo la codicia de querer llegar a segunda base y deseando el poder tocar cada centímetro de su piel con mis manos... Giro sobre la cama dejándola a ella bajo mi cuerpo.

Willow jadea un poco de la impresión pero no se aleja demasiado y vuelve a besarme. Tomando eso como una señal de continuación meto mis manos bajo su blusa tocando, sintiendo y disfrutando cada una de sus adorables reacciones. Mientras más deslizó mis manos hacia arriba va quedando al descubierto la piel blanquecina de su abdomen.

Me encanta.

Mi sueño se estaba volviendo realidad.

Este era uno de los momentos que más había esperado a lo largo de Tres siglos de vida. El tenerla a ella ahora bajo mi cuerpo con su rostro sonrojado, sus labios hinchados, jadeante, sus ojos brillantes y sus manos aferradas a mi nuca me hizo darme cuenta de lo imbécil que había sido al no esperarla. Al acostarme con otras mujeres. Al serle desleal.

Me pesaba ahora mis acciones del pasado.

Mi pasado seria algo que siempre estaría conmigo, no había manera de borrarlo pero podía enmendarlo. Y no estaba dispuesto a dejar que Willow se escapara de mis manos y perder esta oportunidad. Eso no podía pasar ¡No dejaría que lo hiciera!

Había tomado una decisión. Hoy, en este instante, sería el día en el que pienso declararme ante ella.

Me separé un poco. Su rostro estaba sonrojado, me encantaba — Nena, yo sé que... ¡Ummh! — cortó mis palabras con un beso ansioso y un tanto impulsivo haciéndome callar y lo entendí ¿Quien necesitaba palabras?

Sus labios se movían con ferocidad y anhelo sobre los míos ¿Ella también quería esto? Sus manos subieron por mi cuello y entre ellas tomaron las hebras de mi cabello y tiró con un poco de fuerza.

El repentino tirón hizo que regresara del estado de trance en el que ella con su fogosidad y belleza me habían metido. Y sin perder el tiempo y la oportunidad hice que el beso fuera más allá como tanto quería al entrelazar mi lengua con la suya, al mezclar fluidos.

Estaba fascinado. No había otra manera de explicar lo conmocionado que estaba y lo abrumador que estaba llegando a ser. Una vez mi lengua rozó suavemente con la suya sentí un estremecimiento dentro de mi cuerpo, nublado mis sentido. La sensación fue tan placentera y fantástica que perduró aun después de cierto tiempo y aún podía sentir mi cuerpo hormiguear.

De sus labios se escapó un gemido cuando los dejé para besar su cuello. Giró su cabeza hacia un lado dándome más piel para besar y me tomo totalmente desprevenido cuando sus piernas se entrelazaron y aferraron a mis caderas impidiendo que me alejara ¿Esto en serio iba a pasar, si quiera, estaba pasando? ¿No era otra imaginación mía?

La falda de cuerina que llevaba puesta se subió hasta la mitad de su caderas por su repentino acto. Dándome una perfecta visión de su ropa íntima de encaje negro y con ello provocando que la erección que empezaba a tornarse molesta dentro de mi pantalón rozará con su monte de Venus.

Diosa.

Aquel inesperado, pero placentero roce, hizo que gemidos escaparan de nuestros labios y se mezclaran en el aire avivando aun más el fuego. Fue glorioso.

El poder tener la fortuna de escuchar aquellos sonidos de placer ser expulsados de sus labios, me estaban volviendo loco. Y aún mas, por el simple hecho de pensar que era yo, y no otra bestia, quién los estaba provocando. Ya quería hacerla mía ¡Tenía la necesidad de hacerla mía por completo! Llegar a esta situación estaba empezando a ponerme impaciente.

En la espera a que creciera pasaron Nueve años. Llevándose Diez y un poco más de esos que me quedaban antes de que él tomará por completo el control de ambos. Pensar en eso me causaba dolor de cabeza.

Además, Nueve años de abstinencia no eran para nada sencillos, vaya que no. El tenerla merodeando en la casa y a mí alrededor. Dejando su aroma en todos los recónditos lugares a los que iba. Su risa y parloteo llenando la estancia y haciendo eco hasta llegar a mi.... Me ponía siempre en aprietos. Ahora que lo veo desde otra perspectiva me daba cuenta que esos momentos solo fueron exámenes de prueba; ya que la verdadera prueba de fuego vino cuando solo vasto un leve roce en nuestras partes íntimas para que me estremeciera, erizara y excitara al máximo.




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