Mi pequeño amor secreto

Capítulo 7.-Él ya tiene a alguien.

 Capítulo 7.-Él ya tiene a alguien.

Durante los siguientes días no vi a Reinhard. No se apareció por la casa ni una vez. Lo extrañaba y mi ansiedad por verlo aumentaba a cada minuto.

Mamá me mantenía ocupada –esclavizada – con las labores de la casa así que al menos por las noches caía rendida.

Un día Henry llegó tarde y lo escuché hablar de lo bien que se la había pasado con unas amiguitas y su “gran y mejor amigo, Reinhard”. Sí, literalmente lo dijo y ardí en decepción y en celos.

Me sentí muy rara porque en el fondo intuía que Henry me lo restregaba en la cara a propósito para que no me hiciera ilusiones con su amigo. No había vuelto a traer a Reinhard por mi culpa y no sabía cómo sentirme al respecto.

Henry quería alejarlo de mí, no quería que yo lo viera ni que hablara con él. Supuse que tenían un pacto de mejores amigos, que Henry le pidió que nunca se metiera conmigo. ¿Y si yo no le interesaba a Reinhard y por eso ya no venía a la casa?

También estaba muy confundida y no entendía porque deseaba con tal desesperación volver a estar con Reinhard. No podía deshacerme de ese huracán de sentimientos que destrozaban todo rastro de mi racionalidad a su paso.

Reinhard, ¿Cómo pudiste colarte en mis más recónditos pensamientos sin que yo pudiera evitarlo?

Cuando me encontré con Sherlyn fuimos a comer un helado y a pasear por el parque. Faltaban alrededor de cuatro semanas para que comenzáramos a ir a la universidad y yo no podía esperar más.  Estaba muy entusiasmada por entrar a ese nuevo mundo académico.  Me habría gustado que Sherlyn y yo estudiáramos la misma carrera, pero me gustaba que ambas siguiéramos lo que realmente nos apasionaba. Ella era muy talentosa con el diseño de modas.

Hablábamos seguido por teléfono, pero me hacía mucha falta verla a diario y divertirme con ella. Cuando íbamos en la preparatoria solíamos hablar mucho en clases, aunque los profesores nos regañaran.

Durante nuestro paseo decidimos hacer una pausa para acostarnos sobre el césped, debajo de un árbol. De nuevo le hablé hasta el cansancio sobre Reinhard.

—Me queda claro que has quedado flechada por cupido—Suspiró.

—No es así.

—Se te nota a leguas.

Me asusté cuando le oí decir eso.

—No creo. Él solo me atrae—Sherlyn me miró con burla—Mucho—Añadí. Sherlyn siguió mirándome mal—¡Bueno, demasiado! —Finalicé.

—Es algo más que eso. No puedes negarlo, hasta un tonto se daría cuenta. Estas super enamorada. Tienes ese brillo en la mirada—Comentó risueña. Debía ser cierto lo que Henry me dijo. Era demasiado obvia.

—¿Lo dices en serio, Sher?—Murmuré esperanzada, deseando que fuera una de sus bromas.

—Completamente, ¿Has oído esa frase que dice que el dinero y el amor no se pueden ocultar?

—Sí.

—Pues, ese es tu caso y no se trata de dinero—Sherlyn alzó las cejas, sus preciosos y expresivos ojos me miraban con perspicacia.

Me quedé helada.

—¿Crees que Reinhard se haya dado cuenta?

—¿Quieres oír una mentira piadosa o la cruel verdad?

—La verdad, ante todo—Respondí resignada.

—Sí, creo que él se ha dado cuenta. Le has halagado y le has subido el ego que ya tiene muy grande de por sí. No puedes evitarlo, eres pésima para disimular. Eres como un libro abierto.

—Justo lo que me temía. ¿Sabes? Henry me regañó. Él no quiere que este cerca de Reinhard.

—Uh, con más razón, si lo dice el bombón de Henry debes obedecer y alejarte, seguramente si te previene es porque Reinhard es peligroso.

Me reí.

—Estás loca Sher y deja de decir que mi hermano es un bombón. Es un completo tonto. Y Reinhard…Él es inofensivo.

Pero el descontrol de mi corazón no parecía decir lo mismo. Le conté sobre nuestro incidente en la cocina y nuestro casi beso.

—Debiste tomar la iniciativa. ¿A poco no te da curiosidad saber cómo besa?

—Eh, sobre eso…Lo hace muy bien.

—Entonces, ¡Se besaron!—Exclamó Sherlyn cuando le confesé lo que había pasado cuatro años atrás.

—Sí—Admití notando el calor en mis mejillas.—Pero ese fue un beso inocente, un piquito nada más.

—Debes volver a besarlo. Sí él te besó primero, es tu turno de besarlo.

Me reí. Lo consideraría. La verdad me moría de ganas de volver a probar sus labios.

*.*.*

Últimamente mamá peleaba mucho conmigo por cualquier tontería. Cualquier mínimo detalle bastaba para que estuviera todo el día regañándome con dureza, que si los pisos habían quedado sucios, que si no había sacado la basura…Era difícil lidiar con ella.

¿Por qué Henry podía salir a divertirse y hacer lo que quería cuando le daba la gana, sin que ella se lo impidiera? En cambio, a mí me ponía mil pretextos y tareas en el hogar.  




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