Mi Pequeño Angel

Capitulo 2

6 años después

Maddy ahora tenía trece años y era una niña aplicada y feliz. Lo único que la aterraba era cuando los truenos y relámpagos se escuchaban y en esta noche estaba lloviendo, el cielo hacia ruidos y ella estaba en posición fetal envuelta en las mantas con la cabeza bajo ellas, Kale odiaba verla así, no podía hacer nada, incluso él sabía que el cielo tenía que cambiar de periodos, cuando apenas era un ángel ordinario le habían dicho que las tormentas existían para limpiar el cielo de personas que eran enviadas al infierno y eso era verdad. Antes le había parecido algo increíble pero en este momento lo detestaba, hacia que Maddy no pudiera dormir por las noches y llorara.

Kale sentía una conexión hacia aquella niña, algo que lo atraía como imán a donde quiera que fuese. Se sentó en la cama y vio la ventana, las gotas caer en el vidrio, luego escuchó el sonido de un trueno y miro inmediatamente a Maddy que dio un pequeño salto entre las sabanas, sollozó y Kale no pudo soportarlo más, se acostó a su lado y abrazo a Maddy por la espalda, ella se calmo y sus ojos seguían cerrados, se sintió protegida y aunque sintió una oleada de confianza de repentina suspiro tranquilizándose.

4 años después.

–No te preocupes mamá estaré bien –dijo Maddy al teléfono, su cabello rubio estaba suelto y le llegaba hasta la cintura, vestía su pijama de rayas rojas y blancas mientras estaba sentada en el sofá observando una película. –Se que debo llamarte si sucede algo, no te preocupes –dijo ella asintiendo. –Disfruten sus vacaciones.

Termino la llamada y siguió observando la película, ahora ella tenía diecisiete años e iba al colegio, sus padres cumplían veinte años de casados y decidieron viajar a Miami, Maddy no había querido ir porque se suponía que era una celebración entre ellos dos y a pesar de que Evelyn (su madre) le insistió, ella se negó. Clara, su mejor amiga estaba en el baño, les había pedido permiso a sus padres para quedarse con Maddy ya que ella no quería quedarse sola porque tenía miedo.

Aunque obviamente Kale no permitiría que nada le pasara. Y en este instante él estaba observando la ventana y la noche era más oscura de lo normal, sabía que algo pasaba arriba en el cielo pero no podía permitirse ir, tenía que estar con Maddy.

–Tu regadera esta goteando –dijo Clara cuando salió del baño y se sentó a un lado de Maddy.

–Papá aun no lo ha arreglado –respondió ella mientras le tendía un tazón lleno de palomitas de maíz.

– ¿Cuánto tiempo van a estar de viaje? –preguntó.

–Dos semanas.

Maddy sintió un pequeño dolor en el pecho, no le gustaba estar sola, le daba miedo pasar mucho tiempo sin sus padres. Kale no sabía lo que ella pensaba pero sabía que tenía miedo, lo sabía porque sus piernas no dejaban de temblar levemente, por eso Clara no lo noto y eso le ocurría cuando estaba asustada.

– ¿Y no te da miedo? –le preguntó Clara.

Sus piernas seguían moviéndose.

–No –mintió.

Kale se sentó en el descansa brazos y puso su mano en el hombro de Maddy, inmediatamente ella se relajo y sus piernas dejaron de temblar, Maddy no sabía que era aquello que le provocaba calma al instante sin embargo agradecía al cielo por ello.

Una de las reglas de los ángeles era jamás dejarse ver... y Kale no lo había hecho pero se pregunto si podía tener contacto físico, eso no venía en las reglas, pensó.

Técnicamente no estaba rompiendo ninguna y habían pasado años desde que Maddy vio a Kale, cuando solo era un bebé, una tierna bebe que Kale se imaginaba siempre que ella se asustaba.

–Mamá quiso que te quedaras en casa unos días si tenías miedo –dijo Clara

–No lo tengo y sabes que, creo que deberíamos seguir viendo la película –dijo Maddy suspirando y observando la televisión, Kale no alejo su mano de su hombro, sabía que si lo hacía ya no se sentiría protegida.

Al cabo de las dos horas, cuando termino la película, ambas chicas decidieron ir hacia la cama y dormir, Kale las siguió, él también tenía que dormir. Era curioso, los ángeles fueron creados para cuidar a los humanos y estar alerta pero no les dieron energía para mantenerse todo el día despiertos, ellos eran como los humanos pero tenían poderes y alas. Esa era la única diferencia.

Vio como las chicas entraron a la cama y hablaban en la oscuridad, él se sentó en el pequeño sofá que tenía Maddy en su habitación en la esquina junto a la ventana, cerrando los ojos.

Abrió los ojos de golpe cuando escuchó a Maddy gritar, vio por la ventana y eran truenos los que se escuchaban.

– ¿Estás bien? –preguntó Clara, tocando su brazo.

–Le temo a las tormentas –dijo ella apenas en susurro.

–Puedo abrazarte si quieres.

Maddy asintió y abrazo a Clara pero ella no se sentía segura, se seguía encogiendo de hombros cuando escuchaba un trueno.

–No funciona –dijo Maddy.

Clara se levantó y deslizó las cortinas para que no pudiera ver los relámpagos.

–Iré por un vaso de leche, te ayudara a dormir –dijo Clara y salió de la habitación para ir y bajar por las escaleras.

Kale se levantó y la observaba, tenia lágrimas en sus mejillas. Se recostó detrás de ella y el abrazo por la espalda, Maddy sonrió y relajo su cuerpo, sus piernas habían dejado de temblar y su respiración se volvió lenta y tranquila.

–No tengas miedo, siempre te estaré cuidando –susurró Kale y recargo su frente en la nuca de Maddy.

Maddy abrió los ojos, había escuchado algo, levemente pero había escuchado algo y justo cuando iba a ponerse de pie vio a Clara entrar por la puerta y dejar el vaso encima del mueble junto a ella.

–Oh... ¿estás mejor?

Maddy asintió. Y vio como ella dio la vuelta y se acostó a un lado dándole la espalda. Maddy sabía que había escuchado algo y se preguntó si era el ángel guardián que su madre le había dicho que tenía cuando era pequeña aunque inmediatamente descartó la idea, eso no existía.




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